Página 12

Mientras en la Argentina la política oficial es el ajuste, el supuesto concepto de que “nada es gratis” y la estigmatización de (algunos) artistas que son o fueron contratados por organismos estatales, en Brasil el gobierno de Lula apostó a la “gratuidad” del megaconcierto en la playa de Madonna que congregó a 1,5 millón de personas. La producción fue también una apuesta económica de las autoridades de Río, que inyectaron 4 millones de dólares de los 12 millones que costó el montaje del show. Y no fue gratis: la Alcaldía de Río estima que el espectáculo aportó unos 60 millones de dólares a la economía local, con una ocupación hotelera    inusitada para la época y cientos de restaurantes y comerciantes haciendo su temporada extra. Además de que albergar el mayor concierto de la reina del pop es pasar a la historia. Y eso no tiene precio.