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Desplazada de la liturgia por la transversalidad, la marchita ya no causa problemas a los funcionarios con sus versos menos conocidos. Todo hubiera sido más difícil si no hubieran quedado afuera estrofas aún más virulentas, como las reveladas por La marcha: “Después de haber libertado / a toda la economía / gritamos soberanía / con fundamento y razón / ¡Viva Perón! ¡Viva Perón! (...) Porque sabe que oligarcas / y el capital extranjero / están tramando de nuevo / la contra revolución (...) Los asesinos de ahora / enemigos y traidores / contra los trabajadores organizan la traición / ¡Viva Perón! ¡Viva Perón! (...) Antes que nos haga esclavos / la oligarquía derrotada / le daremos la patada / sin ninguna compasión / ¡Viva Perón!”.