DEPORTES › ARGENTINA SUPERO A HOLANDA Y YA ESTA EN SEMIFINALES

Con dos apariciones de la Pulga

El conjunto de Batista tuvo que sufrir un poco antes de dejar atrás a los europeos, en tiempo suplementario. Messi marcó el primero y asistió a Di María en el segundo. El martes próximo será el clásico ante Brasil.

Se logró el objetivo: llegar a la semifinal, con gustito a final contra los brasileños. Había que ganar el partido con los holandeses y se ganó. Bien. Merecidamente. Legítimamente. El 2-1 final refleja bastante bien las distancias que mediaron entre los dos equipos al cabo de 120 intensos minutos. Y el dato de que se jugaron 120 minutos empieza a denunciar que la cosa fue mucho menos sencilla de lo que se podía prever.

Después de que los muchachos del básquetbol cumplieran casi sin despeinarse el trámite de liquidar a Irán, y apenas un ratito más tarde de la goleada de Las Leonas contra las poderosas alemanas, llegó el turno del fútbol y la ilusión de ver una gran actuación del equipo. El entusiasmo se acrecentó con el juego de los minutos iniciales y la rapidez con la que llegaron las situaciones de gol y el 1-0. En ese primer cuarto se empezaba a entender por qué los holandeses habían llegado con lo justo, y por qué Argentina es candidato de fierro para ganar una medalla. Estaba preciso Riquelme, estaba aceitadísimo Me-ssi, parecía más enchufado Agüero y entraba fenómeno en el circuito de toque Di María, que había relegado al banco a Lavezzi. Esos primeros quince minutos fueron de lo mejorcito del cuadro de Batista en el torneo. Sufrieron alguna aproximación de los rivales al arco de Ustari, pero atacaron por todos los flancos la valla de los holandeses. El gol, que se interpretó en su momento como el punto de partida de una goleada, se produjo a los 8 minutos y fue una obra producida, escrita, conducida, dirigida, realizada y actuada por Messi. En su cuerpo rebotó una pelota rechazada por un defensor holandés y arrancó en quinta. Acomodó el balón con el pecho, con la rodilla, se desprendió de dos defensores. con un toque sutil se sacó de encima al arquero y con un bombazo de zurda, que no pudo frenar un defensor que corrió a cubrir el arco, clavó la ventaja. El otro punto alto de Messi en el partido se produjo mucho tiempo después, cuando le puso una pelota fenomenal al pibe Di María para que definiera un encuentro que se había puesto demasiado chivo. Un gol a lo Messi y un pase a lo Riquelme, o a lo Bochini si se prefiere, resolvieron todo. Eso sí, entre gol y gol pasaron demasiadas cosas, muchas de los cuales causaron preocupación, inquietud e impotencia:

- Se lesionó Ustari y tuvo que dejarle su lugar a Romero.

- No jugó bien Riquelme, fuera de ese lapso inicial, y el equipo lo sintió.

- Se dieron ventajas defensivas, más que en partidos anteriores.

- No anduvo derecho para el arco Agüero.

- Los holandeses estuvieron a punto de quedarse con la victoria cuando desperdiciaron una ocasión muy clara cuando apenas faltaban un par de minutos para que se cumplieran los ‘90.

- Los jugadores argentinos se preocuparon más de la cuenta por las amarillas que no mostraba el árbitro, ante las faltas sistemáticas de los rivales.

- El alargue tuvo pasajes de ida y vuelta con posibilidades de gol repartidas.

Se puede hablar de un poco de mala suerte si se recuerda cómo fue que los holandeses convirtieron su gol. Es que de un tiro libre sacaron la pelota hacia el medio, patearon al arco, la pelota rebotó en Mascherano y le cayó al holandés Bakkal, que estaba en posición adelantada pasiva, solo frente a Ustari.

Pero del mismo modo se puede hablar de un poco de fortuna si se recuerda que en el momento en que Batista preparaba el cambio de Buonanotte por Di María, el ex jugador de Central acomodaba el cuerpo y le entraba a la pelota con tres dedos para señalar el 2-1.

Después del gol Batista lo hizo sentar a Buonanotte y mandó a la cancha a Banega para que ayudara a tener la pelota, y aguantar lo más lejos posible de Romero los ataques de los rivales, que se veían venir. Muchas camisetas naranjas se volcaron sobre el terreno argentino y llegaron centros y corners que generaron mucha tensión en el final. El alivio llegó con el pitazo, a los 30 minutos clavados del alargue. Se ganó bien, se sufrió demasiado.

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Lionel Messi elude al arquero Vermeer antes de marcar el primer gol.
Imagen: AFP
 
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