La promocionada renuncia de Alfio Basile apenas terminó siendo un amague. Lo que en la noche del domingo era un hecho irreversible, con el correr de las horas del lunes se fue transformando en una interminable sucesión de charlas hasta convertirse en una historia de idas y vueltas, con un final al que todavía le restan algunos capítulos, aunque la posibilidad de un cierre abrupto quedó latente. Lo concreto es que Basile seguirá siendo el técnico de Boca, al menos por ahora.

Tras la derrota ante Godoy Cruz, Basile estaba decidido a dar un paso al costado. El técnico sentía que no le llegaba a los jugadores, ni siquiera tras el compromiso que les pidió antes del encuentro revancha ante Vélez por la Copa Sudamericana. Tampoco consideraba que las internas dirigenciales favorecían el momento de crisis del equipo.

Por eso, luego de las dos caídas entendió que su segundo ciclo estaba concluido. Sin embargo, desde el mismo momento en que hizo conocer su decisión, desde diferentes ámbitos se intentó torcer esa resolución. Dirigentes, jugadores y gente de su entorno se conjugaron para persuadir a Basile para que no haga efectiva su dimisión.

El primer movimiento surgió desde la dirigencia de Boca, a través de Carlos Bianchi, que se reunió con el entrenador el mismo domingo por la noche en el hotel Embajador. En esa charla, Basile le expresó sus ganas de irse si no cambiaban algunas condiciones, al tiempo que el manager intentó convencerlo de que continuara en su cargo. También en ese sentido se expresaron algunos jugadores. Mientras tanto, varios integrantes de la comisión directiva, durante la noche del domingo y la mañana de ayer, hicieron público su deseo de que Basile continuara, con el argumento de que no le iban a aceptar la renuncia.

Tras su charla con Bianchi y con algunos referentes del plantel, Basile pasó la noche del domingo en el hotel donde habría elaborado cada palabra de tono persuasivo que le dejaron sus hombres más cercanos, entre ellos su hijo Alfito y su representante Norberto Recassens. Por la mañana, el que lo visitó fue Guillermo Coppola, también amigo de Bianchi, otra de las voces que terminó de convencerlo. En medio de esas charlas, el DT no concurrió a la práctica que estaba prevista para los jugadores que no actuaron el domingo, pero sí estuvieron Jorge Ribolzi, uno de sus colaboradores directos, y los preparadores físicos.

Mientras tanto, Bianchi llegó al club pasadas las 10.30 y se metió en su oficina sin hablar con la gran cantidad de periodistas que hacían guardia, el mismo silencio con el que había respondido la noche del domingo, pasadas las 23, cuando dejó el hotel tras hablar con Basile. A esa altura, su sensación era que el entrenador se iba a ir. Por eso, para el mediodía estaba prevista una conferencia de prensa, que luego se suspendió cuando el propio Ribolzi le dijo que esperara para comunicar la partida del entrenador. Un rato más tarde, un almuerzo entre Basile y sus allegados y otro entre Bianchi y Marcelo London, uno de los dirigentes de confianza del manager, terminaron de encaminar la continuidad.

Ya por la tarde, se produjo el desenlace de la historia. Con el guiño de los allegados de Basile sobre su cambio de postura, Bianchi mantuvo una nueva reunión con London y con el presidente del club, Jorge Ameal, a la que luego se sumaron los vocales Rómulo Zemborain y Horacio Palmieri. Y allí quedó definido de manera oficial que el entrenador seguirá en su cargo. “Basile sigue en sus funciones y mañana (por hoy) a las 10 estará al frente de las prácticas”, fue el breve comunicado que emitió el club para dar por terminado el tema.

Lo concreto es que Basile se presentará hoy en el entrenamiento, con un nuevo panorama. Según trascendió, siente que algunos jugadores no le respondieron como esperaba, por lo que puede haber novedades respecto de los once de memoria que venía sosteniendo. Y además, pidió un mayor apoyo dirigencial, teniendo en cuenta que varios de los directivos se encuentran distanciados del manager. Habrá que ver hasta cuándo dura esta tregua si los resultados no se dan en los próximos partidos.

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