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Un celeste muy desteñido

En los cuartos de final de la Libertadores hay dos equipos argentinos, dos brasileños, un mexicano, un paraguayo, un peruano y un colombiano. Los uruguayos brillan por su ausencia: hace un cuarto de siglo que no ganan la Copa. Cuna inagotable de figuras a nivel mundial y vigente campeón de América, el fútbol uruguayo sufre una dolorosa marca que transformó al torneo en la obsesión de sus equipos grandes, Nacional y Peñarol.

Lejos quedaron los últimos títulos conseguidos por Peñarol y Nacional, en 1987 y 1988, respectivamente, para dar paso a una larga cadena de fracasos que tuvo un parate cuando en 2011 Peñarol llegó –de la mano del entrenador Diego Aguirre– a la final del torneo, que perdió ante el Santos de Neymar. En la presente edición, Peñarol quedó eliminado en la fase de grupos y Nacional cayó sorpresivamente ante el novato Real Garcilaso de Perú (hoy en cuartos de final) en definición por penales y en condición de local en octavos de final.

“Lo que nos complica a nosotros es esa tendencia que tenemos de seguir vendiendo jugadores y de traer jugadores que ya están en los momentos finales de la carrera”, comentó Mario Saralegui, campeón como jugador de la Libertadores de América y de la Copa Intercontinental con Peñarol en 1982 y actual entrenador de Juventud de Las Piedras de Uruguay.

Los carboneros fueron los primeros campeones de la Libertadores en 1960, título que repitieron en 1961, 1966, 1982 y 1987, siendo el tercer equipo que más veces ganó el torneo, detrás de los argentinos Independiente (7) y Boca (6).

Esta situación se refleja más que nunca esta temporada en el campeonato local, en la que veteranos como Alvaro “Chino” Recoba, Iván Alonso y Sebastián “Loco” Abreu son las figuras sobresalientes en Nacional.

Peñarol, por su parte, apostó a delanteros como Marcelo Zalayeta y Juan Manuel Olivera y a volantes como Antonio Pacheco, todos en el ocaso de su carrera. Para Saralegui otra de las claves está en “los campeonatos tan cortos que tenemos en lo local, seis meses, llevan a que cuando el jugador se acostumbra de alguna manera a jugar en Peñarol y Nacional se tiene que ir”.

Juan Carlos Blanco, campeón de América y de la Copa Intercontinental con Nacional en 1971 y 1980, coincidió con Saralegui en destacar que “a finales del ’70 todo empezó a cambiar, y se fue acrecentando la venta al exterior de jugadores generando planteles inestables”, comentós.

“Nacional ha conseguido cosas en el medio local, pero no hemos podido consolidarnos en lo internacional, los jugadores jóvenes se van rápidamente y cuando esto pasa es difícil generar un equipo competitivo”, explicó Blanco, que en esta edición de la Libertadores dirigió a Nacional en algunos partidos, cuando asumió como entrenador interino tras la partida de Gustavo Díaz.

La emigración a temprana edad de los jugadores destacados es una constante en el fútbol uruguayo y Nacional es uno de los clubes que más lo ha sufrido al ver marcharse casi sin experiencia en primera a figuras como Luis Suárez y Sebastián Coates, del Liverpool inglés, y Nicolás Lodeiro, del Botafogo brasileño, entre otros. Nacional ganó la Libertadores en 1971, 1980 y 1988.

“No tengo ninguna receta, pero si hubiera un club en Uruguay, Peñarol o Nacional, que pudiera mantener a los jugadores que aparecen durante un tiempo”, se estaría “más cerca” de un título, consideró Saralegui. Blanco asegura que para el fútbol charrúa “está complicado” volver a la gloria en el máximo torneo continental de clubes, porque “con Brasil económicamente no podemos competir” y si bien no hay fórmulas mágicas para ser el rey de América, hay que “armar un buen equipo y que sea estable”.

En esa dirección, Saralegui –ex volante que consiguió su segunda Copa Libertadores con River Plate de Argentina en 1986– recuerda que antes de levantar el trofeo con Peñarol en 1982, ese plantel jugó cinco temporadas juntos “en las que ganamos y perdimos hasta llegar al título”.

En la última década, los equipos brasileños han dominado el palmarés de la Libertadores llevándose cinco títulos, gracias a los triunfos de Sao Paulo (2005), Internacional (2006, 2010), Santos (2011) y Corinthians (2012).

El otro gigante del fútbol americano, Argentina, gritó campeón con Boca Juniors (2003 y 2007) y Estudiantes en 2009, mientras que el colombiano Once Caldas (2004) y Liga de Quito de Ecuador (2008) fueron los únicos en romper el poderío de argentinos y brasileños.

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