DEPORTES › DRAMáTICOS RELATOS DE LOS PARTICIPANTES DEL RALLY, QUE YA CRUZó LA CORDILLERA

Vivir el Dakar es una odisea

Mientras la punta de la carrera ya está en Chile y los argentinos se cayeron del marcador, los más retrasados luchan por sobrevivir en el infernal calor de San Juan y La Rioja. Un día y medio extraviados en el desierto.

El Dakar ya cruzó la cordillera de los Andes y transcurrió su primera noche en territorio chileno, pero muchos de sus participantes todavía sufren las consecuencias del calvario vivido en la extenuante segunda etapa, que el lunes partió de Carlos Paz rumbo a San Juan. Tal el caso de la tripulación del Toyota

N0 397, compuesta por Eduardo Amor y José Luis Di Palma, que recién ayer a las 3, más de 40 horas después de arrancar, consiguió llegar a la capital sanjuanina. Sin la máquina, que quedó atrapada en el terreno.

“Salimos del especial a bordo del ‘camión escoba’, que nos rescató, después de que la camioneta de asistencia que nos venía a rescatar se quedara encajada a un kilómetro de distancia”, relató Amor en Campeones, por Radio Rivadavia. “Estuvimos 36 horas extraviados, teníamos agua y comida para un día más, pero el calor era inaguantable. Hacía más de 50º, no había sombra, no había nada. Todavía está toda la gente desparramada allí”, aseguraba el volante ayer al mediodía.

“Esos últimos kilómetros de ‘fesh fesh’ (arena fina como talco) estaban preparados para los primeros veinte coches. Nosotros rompimos a cuatro kilómetros del final del especial, nos quedamos sin tracción”, contó. Según Di Palma, “primero nos quedamos sin la tracción delantera porque se engranó el diferencial. Se hizo difícil seguir solo con la tracción trasera en esas condiciones, unos 60, 70 kilómetros, y finalmente se rompió un palier. Nos quedamos sin tracción”.

De acuerdo con el arrecifeño, el panorama en el tramo era desolador. “Fue duro como otros años, aunque nunca estuvimos en una situación desesperada. Pero como por el ‘fesh fesh’ no se podía pasar, los pilotos iban por los costados, donde había muchos árboles secos, y rompían las cubiertas. Vi como a diez pilotos con las cuatro gomas en llanta que quedaron tirados”, relató.

“Como imaginaba que iba a ser una etapa dura, antes de largar cargué en la camioneta sesenta botellitas de agua, de medio litro”, contó Di Palma. “Nos tomamos 50, les dimos a muchos. A la noche hacía más de 30º, nos sacamos los buzos y en calzoncillos nos metimos abajo de la camioneta; lo más molesto eran las moscas.” En ese paraje pasaron toda la jornada del martes, mientras la avanzada del Dakar corría rumbo a Chilecito y el motociclista polaco Michal Hernik perdía la vida en la cuesta de Miranda; ayer a la tarde volvían al lugar a tratar de reparar la tracción delantera de la camioneta para sacarla del especial, fuera ya de la carrera.

El piloto de la Hilux N0 375, Roberto Naivirit, fue uno de los que quedó en llanta y vivió una auténtica odisea. “Rompimos las cuatro cubiertas, hicimos unos 40 kilómetros en llanta, se nos rompió el semieje y nos quedamos sin combustible. Una verdadera locura todo lo que nos pasó.”

Encajados, Naivirit y su navegante, Alejandro Schilling, se quedaron sin agua. “Corrimos peligro de morirnos ahí. La pasamos muy mal, me agarró la de-sesperación porque no teníamos agua y no encontrábamos señal para comunicarnos. Llegué a orinar dentro de una botella para humedecerme la boca porque sentí que me moría ahí”, relató de manera dramática a Radio Rivadavia. “Nos metimos en la camioneta, y después de varias horas sentimos que alguien nos tocaba..., era una médica de la organización que nos salvó la vida. Pedimos que nos sacaran, no dábamos más, estábamos exhaustos.”

El piloto uruguayo de cuatriciclos Mauricio Almeida fue rescatado al borde de la deshidratación. “Llevaba tres horas varado. En un momento se me nubló la vista, comencé a ver todo oscuro. Ahí me di cuenta de que se me terminaba todo, llamé al médico, ya que me di cuenta de que me estaba deshidratando. Rápidamente vino el helicóptero”, destacó Almeida, que no pudo seguir compitiendo.

La rionegrina Alicia Reina había conseguido terminar la etapa en la mañana del martes, después de pasar la noche en el especial, pero el esfuerzo al que sometió a su Toyota fue excesivo para el motor. La única piloto argentina en el Dakar quedó varada en Chilecito.

El cruce de la cordillera no estuvo exento de riesgos, a pesar de que el especial de la jornada de ayer se disputaba íntegro en territorio chileno. El motociclista mendocino Mauro Ayesa fue internado en Chilecito tras haber chocado a las 5.40 contra un caballo cuando se disponía a trepar los más de 4000 metros del paso San Francisco. “Estaba oscuro todavía, cinco caballos cruzaron la ruta, caí de cabeza y sufrí la fractura del tabique nasal”, manifestó Ayesa, quien quedó en observación. Poco después, el holandés Frans Verhoestraete sufrió el mismo percance. Más tarde, tras haber cruzado la frontera, el británico Sam Sunderland, vencedor en motos de la etapa inicial, se fracturó un hombro durante el especial y quedó fuera de carrera.

Con apenas cuatro etapas disputadas, prácticamente un cuarto de las 406 máquinas que partieron de Buenos Aires debieron desertar. La organización informó que el deceso del polaco Hernik, el martes, se produjo por deshidratación. Su compañero Pawel Stasiaczek abandonó el rally.

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Imagen: AFP
 
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