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“El fútbol es un juego y es mi vida. Es el deporte más hermoso que existe sobre la Tierra.”

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“A mí me distingue el buen fútbol ofensivo. Es el que practicó mi Selección: atacábamos en cualquier parte del mundo, porque en definitiva así tiene que ser el fútbol argentino. Si yo fuera el técnico de Noruega, no saldría a atacar siempre. Pero soy argentino y creo que el fútbol de nuestro país debe defender su prestigio y su historia en cada presentación.”

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“Nadie tiene la verdad, pero yo creo que la verdadera incidencia de un técnico en el rendimiento de su equipo es de un 20 por ciento, como mucho. La táctica y el aspecto anímico del plantel, me parece, tienen similar importancia y hay que poner el acento en los dos por igual. Entre los dos, eso sí, me quedo con lo anímico: es fundamental apoyar al jugador.”

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“Me gusta tener en la cancha un jugador que exprese mi idea, pero no siempre lo encuentro. Lo ideal es que sea el cinco, o un zaguero central. Por una cuestión de visión de juego. Llevan al equipo para adelante. Curiosamente, los que arriba hacen la diferencia, salvo excepciones, son los que tienen menos personalidad para convertirse en los líderes del grupo. Transmite a través del juego, pero no de la palabra.”

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“Trabajo mucho en espacios reducidos y a dos o tres toques. Es la única forma de generar espacios, que es lo que no se encuentra en el fútbol de hoy. No se puede jugar, porque además de la presión está el tema de las faltas continuas. Antes un foul era un último recurso, no un sistema como ahora.”

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“A mí me gusta ser superior al rival para alcanzar la victoria. Cada jugador responde diferente a los distintos matices del fútbol, yo he visto cracks en inferiores que luego no fueron nada y pibes que por ahí no prometían tanto y terminaron destacándose como figuras o al menos ganándose con justicia un lugar en Primera.”

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“Los jugadores se domestican porque hay mucha competencia y mucho dinero en juego, tienen que conservar el puesto. El dinero y la competencia hacen que los jugadores sean más dóciles que en mis tiempos. Sin embargo, todavía quedan rebeldes. Por lo general son los mejores.”

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“Estoy a favor de esa rebeldía: en algunas prácticas dejo pasar un gesto de rebeldía de algún jugador porque sé que después va a ser igual el domingo, y tal vez me haga ganar el partido.”

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“Un jugador puede expresar en el juego algún aspecto de su personalidad, pero en definitiva hace en la cancha lo que el técnico le pide. Lo mismo cabe para el técnico: un equipo no juega como vive su técnico, porque él debe adaptarse a los jugadores que tiene en el plantel. Todos saben mi línea de fútbol, pero no siempre mis equipos la expresan con fidelidad dentro del campo de juego.”

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Por lo general trato de tener charlas individuales con cada integrante del plantel. Unos lo necesitan más que otros. No sólo hablo del juego sino también de cuestiones de la vida, cosas privadas. Y advierto en esas charlas, cuánta cuerda le podés dar a cada uno.”

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“Con los que lo necesitan tengo diálogos larguísimos. Y los apoyo no sólo de la boca para afuera, no: el domingo los pongo en la cancha y los banco a muerte. Ahora, a los que me fallan no los banco más. Y se los digo en la cara.”

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“Creo que me doy cuenta rápido de la personalidad de cada jugador. Veo cómo se manejan, cómo hablan, qué hacen en el campo. De todos modos, no creo que, una vez definidos los jugadores, el técnico tenga que agruparlos según sus características; esas cosas se van dando naturalmente dentro del grupo.”

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“Antes los técnicos pasábamos mucho más tiempo con los jugadores. Los educábamos en todo sentido. Ahora el jugador vuela y el DT debe adaptarse a esa realidad. Antes era entrenamiento, alguna que otra charla y el domingo a jugar al fútbol, que era lo más lindo del mundo. Ahora no: hay tantas cosas alrededor del fútbol que tenés que estar alerta para cuidar al jugador. Y lo que cambió también es la posición del técnico frente a la gente: cobró mucha más importancia.”

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“La presión existe: a alguno le resbala y a otros no. Hasta los grandes cracks sienten esa adrenalina de la presión, que en su caso es beneficiosa. Por eso son cracks: usan hasta la presión para tener un rendimiento sobresaliente. Y los otros, los miedosos... es como la vida. Porque el fútbol es una caja de resonancia de lo que pasa en la vida.”

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“El placer ocupa muy poco lugar en el fútbol profesional de hoy. Y con esto de que hay que ser ‘Deportivo Ganar’, una obligación que además enfrentás cada 72 horas, porque hay varios torneos a la vez, y la liviandad con la que opinan todos sobre tu equipo sin saber qué pasa en la intimidad.... ¡qué placer va a haber! Si embocás un gol de entrada, puede ser; si no, ¡estás con el corazón en la garganta hasta el final! A esta altura yo disfruto, aunque sea poco expresivo, pero veo que en general y para todos, el placer no dura nada.”

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“Cada vez va a haber menos delanteros. Los equipos estarán integrados por jugadores polifuncionales defendiendo el cero y por volantes ofensivos para atacar, pero sin posiciones fijas en la línea de adelante.”

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“Los esquemas fijos son dibujos para poner algo en el diario. Los cuatro del fondo después son dos y medio, o tres, el tres es uno... Bah, al menos en los equipos que quieren ganar. El fútbol es movimiento. Pero si tengo que elegir, me gusta el 4-3-1-2. Ocupo todos los espacios, a lo ancho y a lo largo.”

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“Hoy se juega a no jugar y necesitamos cambiar eso, porque si no algunos equipos hacen de la cancha un zaguán y el fútbol queda convertido en nada. Por ahí agrandaría la cancha para que sufran un poquito más los miserables.”

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“Ahora se hacen muchos goles de pelota parada y no es porque los defensores son más tarados que antes o los delanteros más vivos; antes te parabas en una línea y si al salir el centro había tres en off-side, se cobraba. Ahora, para cobrar esperan a ver la posición del que toma la pelota; entonces, el defensor tiene miedo porque no te cobran nada y se meten adentro del arco. Así son los goles: trabados, confusos... Tal vez algún día valgan medio gol.”

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“Brasil es mejor porque hay una gran diferencia: la técnica. Los técnicos argentinos son mejores que los brasileños, pero los brasileños tienen que trabajar menos porque sus jugadores tienen más capacidad técnica.”

(Extraído de El fútbol por dentro-El libro de los técnicos, de Ediciones Al Arco, Buenos Aires, mayo de 2006.)