DEPORTES › NALBANDIAN, DE MARGINADO A PROMESA PARA EL CIERRE

David, un as en la manga

Tito Vázquez lo reemplazó por Mónaco para el single de hoy, reservándolo para el dobles de mañana, y con la posibilidad de que sea quien defina el título el domingo contra Ferrer.

 Por Sebastián Fest

El mismo admite que le quedan “uno o dos años” como jugador, y quizá por eso ayer concentró su vista en el teléfono móvil mientras los demás jugadores atendían las alternativas derivadas del sorteo de la final de la Copa Davis. No fue un buen día para David Nalbandian, desde hace años la gran figura del equipo argentino y ayer, en razón de la estrategia argentina, relegado a figura secundaria.

La sesión de fotos en Sevilla tras el sorteo reflejó claramente esa pérdida de preeminencia del campeón del Masters 2005: Juan Mónaco, que lo sustituirá hoy como segundo singlista, se tomó junto a su gran amigo Rafael Nadal la foto estelar del partido de apertura. Luego llegó el turno de los protagonistas del segundo partido, Juan Martín Del Potro y David Ferrer. Nalbandian seguía con la vista clavada en el celular, y fue su compañero de dobles, Eduardo Schwank, el que debió avisarle que por fin llegaba su turno: tomarse la foto junto a los españoles Feliciano López y Fernando Verdasco.

Nalbandian sonrió, e incluso intercambió alguna broma con López, uno de los hombres que lo venció en el dobles en la recordada final de Mar del Plata 2008. Pero la procesión iba por dentro, porque hasta hace unos días Nalbandian insistía en jugar el día de apertura con Nadal. El trabajo en el equipo argentino fue paciente, de “decantación”, hasta que el ex número tres del mundo aceptara que enfrentarse al mejor jugador sobre polvo de ladrillo en la historia era un pequeño suicidio.

Modesto “Tito” Vázquez, el capitán argentino, lo sabe bien: lesionado con frecuencia en los últimos años, con un físico y un tenis que nunca fueron propensos a batallas de horas y largos peloteos, Nalbandian no debía medirse con Nadal sino guardar sus fuerzas para el dobles y un eventual punto de definición el domingo.

Nalbandian, que en Sevilla esta semana fue capaz de meterse en un sendero repleto de barro con tal de pasar lejos de los periodistas, habló poco, pero dejó en claro que no lo hace precisamente feliz haber sido relegado a un segundo plano en el inicio de la final.

¿Es diferente esta Copa Davis?, le preguntaron. “Sí, siempre es diferente. No juego en singles y hace mucho que no juego dobles, pero hicimos un buen trabajo esta semana. Entrenamos bien la última semana con Eduardo (Schwank) y nos vamos sintiendo cada vez más cómodos, cada vez mejor.” Y la frase sutil hacia Vázquez, todo el peso de la responsabilidad sobre el capitán, con el que apenas se habla: “La formación que elige el capitán es la que hay que afrontar el fin de semana”. Una semana dura para un veterano de 29 años que fue finalista de Wimbledon en 2002 y supo crearle un complejo a Roger Federer. Pero el fin de semana quizá le dé revancha, aunque eso esté paradójicamente en manos de Del Potro –con el que mantiene una relación apenas correcta en esta serie– y de él mismo en el dobles, ese punto en el que fracasó hace tres años en la final con España.

Llegar al domingo con un 2-2 significaría que Nalbandian podría sustituir a Mónaco como segundo singlista y medirse con Ferrer por el título. Pero ese camino se perfila largo para los argentinos y sin garantías de que puedan llegar a ese punto. De Nalbandian, en parte, depende.

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La cara de Nalbandian, hablando con Mónaco, lo dice todo: “La formación la elige el capitán”.
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