El precio de la soja sigue subiendo sin freno. En la jornada de ayer trepó 3,4 por ciento y cerró a 597,6 dólares la tonelada, luego de haber tocado los 602 dólares a media rueda. De este modo, se aproxima al record del 3 de julio de 2008, cuando la oleaginosa llegó a 610 dólares. La causa principal de esta escalada es la sequía que afecta a los cultivos en los Estados Unidos, uno de los principales productores mundiales junto con la Argentina.

Los analistas temen una posible reducción de la producción a causa del calor extremo y las lluvias escasas que se vienen registrando en el centrooeste de los Estados Unidos, situación que se suma a la sequía registrada en varias regiones de América latina durante este año, fundamentalmente en Argentina y Brasil. Además, se espera una creciente demanda de soja por parte de China.

La oleaginosa acumula un alza de 47 por ciento desde el 9 de diciembre de 2011, cuando tocó un mínimo de 406,7 dólares en la plaza de Chicago. Luego de haber alcanzado un pico de 533 dólares a fines de agosto de ese año, el precio de la oleaginosa empezó a retroceder y fueron varios los analistas que pronosticaron un futuro sombrío para el país.

“Es muy difícil de tolerar y comprender que continuemos con retenciones altas”, sostuvo el presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, el 10 de enero. Los ruralistas decían que la baja del precio, combinada con una sequía que entonces preveían como apocalíptica, dejaría al campo en una situación crítica. Sin embargo, nada de eso ocurrió. Las lluvias de febrero trajeron alivio a los productores y la cotización de la soja comenzó a recuperarse.

El viernes 30 de mayo cerró a 515 dólares la tonelada. El martes 25 de abril ya estaba en 537,8 dólares. Luego retrocedió levemente y el 6 de junio cotizó a 520 dólares. A partir de entonces se mantuvo relativamente estable hasta que el pronóstico negativo de cosecha elaborado por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) aceleró su recuperación. El oro verde subió 92 dólares, 18,2 por ciento desde el 15 de junio.

La rueda de ayer dejó además ganancias para otros cultivos, también azotados por las condiciones climáticas en el Hemisferio Norte: el maíz subió casi 7 por ciento, a 302,25 dólares por tonelada, y el trigo alcanzó 5 por ciento, a 302,2, en Chicago para los contratos a fin de mes.

La suba en el precio de los cultivos llega en el momento justo para Argentina. La cosecha de maíz ya alcanzó las 2,8 millones de hectáreas, más del 80 por ciento del área sembrada, con una estimación final de 19,3 millones de toneladas, informó ayer la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Por su parte, la recolección de la soja también se encuentra en su tramo final debido a que restan apenas 50 mil hectáreas ubicadas en las zonas que fueron las más afectadas por las lluvias de los últimos dos meses. Con el 99,7 por ciento del área sembrada ya cosechada, la previsión final se mantiene en 39,9 millones de toneladas, 9,3 millones menos que la campaña anterior. La caída es reducida si se la compara con las proyecciones que se realizaban en enero, cuando parecía que la sequía podía llegar a arrasar con gran parte del cultivo. Respecto del trigo, que se encuentra en pleno proceso de siembra, la Bolsa precisó que se logró cubrir hasta ahora un 64,3 por ciento de la superficie proyectada.

La fuerte suba en los precios beneficiará a los productores y al Estado que, en el caso de la soja, se queda con el 35 por ciento en concepto de derechos de exportación. Por ejemplo, tomando en cuenta los valores de Chicago, desde el 9 de diciembre el valor total de la cosecha de soja pasó de 16.339 millones a 23.820 millones de dólares, 7480 millones más. La cifra sirve sólo como una referencia porque el valor que recibe el productor argentino es menor debido al costo del flete y demás gastos de exportación.