ECONOMíA › “ARGENTINA ES EL ESPEJO DEL PORVENIR DE LOS PAISES QUE DEBAN REESTRUCTURAR DEUDA”, ADVIRTIO KICILLOF EN WASHINGTON

Buitre al acecho del otro lado del espejo

Antes de iniciar el regreso, el ministro de Economía dejó un mensaje sobre las consecuencias que podría tener una resolución en contra del canje de deuda argentino en los tribunales de Nueva York. También subrayó la preocupación expresada por el G-24.

Kicillof participó de la asamblea del FMI y el Banco Mundial y de varios encuentros multilaterales. Defensa de la posición argentina frente a los buitres.
Imagen: Telam.

Argentina es algo más que un caso testigo de las finanzas mundiales en referencia a la resolución que tenga, en los tribunales de Nueva York, su controversia con los fondos buitre. El ministro de Economía, Axel Kicillof, sostuvo ayer desde Washington, antes de emprender el regreso tras su participación en la Asamblea Anual del FMI, que el país “es el espejo del porvenir” para futuras renegociaciones de deuda por parte de países soberanos. En diálogo con la prensa, el jefe de la delegación argentina advirtió que, “si algún país tiene que reestructurar la deuda, no hay legislación internacional para hacerlo”. Y el camino que está siguiendo la Justicia de Nueva York, a través de los fallos del juez Thomas Griesa en primera instancia, ratificados por un Tribunal de Apelaciones, en cuanto a desconocer las facultades del país para llegar a un acuerdo con una amplia mayoría para reestructurar el pago de la deuda, en su forma y en su monto, está sentando un precedente altamente peligroso para países que eventualmente pudieran quedar en similar situación. “Algunos países están bastante preocupados sobre la posición de tener que atravesar procesos de reestructuración de deuda”, dijo Kicillof ayer.

Previamente a estas definiciones, el ministro habría mantenido una reunión con el equipo de abogados que representa al país en el litigio contra los fondos buitre en los tribunales estadounidenses, que le habrían dado un minucioso informe sobre la situación del caso y las perspectivas de su continuidad. Kicillof realiza un seguimiento personal de la estrategia que lleva adelante Argentina.

Kicillof señaló, además, que la mención del tema por parte del G-24 en el marco de la asamblea de primavera (boreal) del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), apunta a “los problemas futuros” que pueden aparecer con las reestructuraciones de deuda soberana. En su comunicado, el grupo intergubernamental G-24 alertó que cualquier resolución de la Justicia estadounidense “que incentive un comportamiento predatorio” de los tenedores de bonos que no ingresaron a los canjes, “podría socavar la arquitectura básica para préstamos soberanos y resolución de deuda”.

Al hacer referencia a las conversaciones y encuentros en los que participó la delegación argentina en el transcurso de su estadía en Washington, Kicillof mencionó que quedó en claro, en esas diversas reuniones, que se mantiene y refleja todavía una marcada preocupación ante un panorama mundial que, si bien muestra algunos signos de recuperación, todavía se manifiestan en forma tímida. “Hay riesgos fuertes que ponen en peligro la recuperación, a la que nadie está dispuesto a apostar demasiado ni dar como una salida segura”, resaltó en ese sentido.

El ministro de Economía argentino comentó, a su vez, que tuvieron reuniones “muy buenas” con las autoridades del Fondo Monetario, a quienes “les planteamos nuestras objeciones sobre sus análisis, nuestro punto de vista con respecto a las tendencias que ha tenido el FMI, respecto de una visión de las economías y del mundo en las que no coincidimos en algunos puntos”, puntualizó.

El jefe del Palacio de Hacienda participó, por la mañana, del desayuno ofrecido por el Comité Monetario Financiero Internacional del FMI, junto a otros ministros de Economía y presidentes de bancos centrales presentes en la asamblea de primavera del Fondo y el Banco Mundial en la capital estadounidense. Dicho comité es el órgano encargado de asesorar e informar a la Junta de Gobernadores del FMI. El desayuno fue servido en el segundo piso del edificio que el FMI posee en pleno centro de la ciudad de Washington.

Según la agenda del último día de visita a Washington, el ministro tuvo un encuentro con la secretaria general de la Confederación Sindical Internacional, Sharan Burrow, que es además representante del Labour 20, un grupo paralelo al G-20, que reúne a líderes sindicales de distintos países y continentes como una suerte de contrapeso a las posiciones que impulsan los países centrales en estos encuentros.

En cuanto al Grupo de los 20, ayer se conoció una declaración en la que se manifiestan “decepcionados por la demora en aplicar las reformas al gobierno y cuotas del Fondo Monetario Internacional aprobadas en 2010”.

Dichas reformas preveían una mayor participación en las decisiones para los países en desarrollo y un mayor equilibrio entre las opiniones de este grupo de socios y las de los países centrales. El G-20 se refirió en particular a Estados Unidos por la obstaculización en “dar vía libre a las reformas pendientes en el organismo multilateral” y lo instó a “ratificarlas lo antes posible”.

Aquella reforma había surgido como resultado de las medidas que se tomaron en 2010 para salvar al organismo financiero internacional de la grave crisis de desprestigio en la que cayó tras la responsabilidad que le cupo –aunque nunca asumió– en la crisis financiera de 2008 y 2009, y que buscaron calmar los cuestionamientos de los países que no formaban parte del núcleo de decisiones. Sin embargo, las concesiones de entonces quedaron neutralizadas por las demoras en su aplicación y hoy, otra vez, el FMI parece haber recuperado su rol de gendarme de la economía mundial en favor de políticas de ajuste y de centralización del control financiero mundial. Como si nada hubiera sucedido.

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