ECONOMíA › OPINION

Adelmo

 Por Alfredo Zaiat

En el acto de celebración del 161° aniversario de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires hubo un contrapunto discursivo entre Adelmo Gabbi y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El titular de la entidad bursátil sintetizó la evaluación del establishment sobre el período económico del kirchnerismo. En ese balance destacó la gestión de Néstor Kirchner como muy buena, para de esa forma criticar y minimizar la liderada por CFK. Este es el camino elegido por los hombres de negocios para la construcción del sentido acerca de los últimos doce años en una prueba más de la incomprensión por parte del poder económico y de sus analistas acerca de la esencia del ciclo político iniciado en 2003. Además de reflejar ausencia de criterio histórico para alcanzar esa valoración debido a que ignora los contextos local e internacional en esos años que, como se saben, han ido cambiando.

Gabbi afirmó que “coincidíamos también con él (imitando a CFK cuando se refiere habitualmente a Néstor Kirchner) en abogar por el superávit comercial y el fiscal, en contar con políticas previsibles y que sin cajas sólidas el debate se volvía abstracto”. Reclamó entonces el ajuste fiscal y reiteró la queja por el control (encajes) sobre capitales especulativos. Recordó otra frase de Néstor Kirchner: “No se puede construir un país aislado en la gran aldea”. Aislamiento que para el establishment tiene el peculiar significado de no estar subordinado a Estados Unidos, y a la vez mantener relaciones comerciales y financieras con la nueva potencia mundial, China. Ga- bbi mostró su profundo disgusto por la condición de país fronterizo de la Argentina en el mercado financiero global culpando de ello a las barreras de entrada y salida de los capitales, y pidiendo entonces su levantamiento. “Al mercado hay que incentivarlo, no manipularlo ni condicionarlo con cambios permanentes en las reglas del juego”, sostuvo. “Está bien controlar a los mercados, está muy bien promocionarlos, pero nunca deben ser manipulados, menos aún imponerles precios. Un claro ejemplo de sus consecuencias es lo que está viviendo la Bolsa de Shan- ghai.” Una extrapolación curiosa de una iniciativa preventiva de burbujas bursátiles como es el encaje (inmovilización) de los capitales especulativos, medida que incluso ha sido sugerida por el FMI a partir de la crisis internacional que estalló en 2008, con el régimen económico y político de China.

Con el estilo que la caracteriza, CFK ironizó sobre las definiciones expresadas por su anfitrión: “La verdad es que debo confesar que me encanta venir siempre a la Bolsa porque es uno de los pocos lugares donde uno siempre escucha decir exactamente lo mismo, y en los tiempos que corren, donde la versatilidad discursiva y conceptual está a la orden del día, poder escuchar siempre lo mismo...”. Así aprovechó para dirigir un dardo a candidatos a presidentes de la oposición y también a Gabbi. Es un exceso considerar que esa declaración fue un elogio a Adelmo teniendo en cuenta la persistente crisis internacional provocada por la desregulación de las finanzas globales y las transformaciones que se están desarrollando en el escenario mundial, aspectos que de- sarrolló en su discurso CFK. Mantener las mismas ideas regresivas ante un nuevo ordenamiento económico mundial no es precisamente una virtud de Adelmo.

En un extenso discurso, donde en varias oportunidades convocaba el nombre de pila del presidente de la Bolsa, CFK fue explicando (e ilustrando a Adelmo) el contexto internacional inestable desde 2008 y cuál es la actual fase de esa crisis. Además le recordó que fue Néstor Kirchner quien estableció el control de capitales: “Es verdad que Néstor hablaba de superávit gemelos, pero también aplicó los encajes a los capitales extranjeros en 2005. Hay que tomarlo sin beneficio de inventario. Argentina sigue manteniendo el superávit comercial y en la cuestión fiscal hay que tener en cuenta la crisis internacional y la cuestión energética, que tiene impacto a través de los subsidios”. Luego indicó que los países centrales están trasladando la crisis a los países integrantes del Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), no sólo por la propia dinámica económica sino por razones geopolíticas. Ayudada por filminas que facilitaban la comprensión del relato indicó que Rusia devaluó 10,5 por ciento en un solo día, y que Brasil lo hizo en un 13 por ciento en marzo. Y señaló: “fíjense que curioso, Brasil ha tenido la devaluación más importante desde el 2003 y sus exportaciones han caído el 23 por ciento, mucho más que las exportaciones en la República Argentina”. En esa instancia, lanzó el mensaje más incisivo, para los operadores bursátiles presentes y para el propio Adelmo: “Esto (la devaluación de Brasil) para los argumentos de algunos de los oradores. Yo creo que, en realidad, esos que quieren devaluar, más que (preocupados por) las exportaciones, los commodities y la actividad económica, lo que tienen son dólares en algún lado y les convendría que se devaluara”.

Adelmo Gabbi es uno de los 204 contribuyentes argentinos que figuran como titulares de cuentas no declaradas en el HSBC Private Bank de Ginebra que fueron citados a prestar declaración indagatori por la jueza María Verónica Straccia. Es un pequeño grupo de las 4040 fichas de clientes con cuentas por un total de 3505 millones de dólares, de los cuales 3931 son sujetos únicos, y de ese total 3628 integran el Padrón General de Contribuyentes de la AFIP (303 están sin determinar). Los titulares y apoderados de las cuentas empezaron a ser citados a comienzos del mes pasado. Esa decisión de la jueza de aceptar las medidas solicitadas por el titular de la Fiscalía Nacional en los Penal Tributario N1, Claudio Navas Rial, representó el primer avance significativo en la causa judicial. La jueza Straccia alertó a los individuos citados que el llamado es “bajo apercibimiento de ser declarados rebeldes” y “ordenar sus capturas” en caso de inasistencia injustificada. Entre las personas a indagar figura el presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Adelmo Gabbi.

Una de las cuentas que mereció la descripción en detalle por parte del fiscal Navas Rial fue la de la Caja de Valores SA donde Adelmo Gabbi y otras autoridades bursátiles figuran como apoderados. El fiscal precisa que, según la información suministrada por el gobierno francés (los datos fueron copiados por el ex empleado del HSBC, Hervé Falciani, quien los facilitó al fisco francés que, por un acuerdo de intercambio de información tributaria, fueron luego entregados a la AFIP), esa cuenta fue abierta el 3 de septiembre de 2003 sin referencia de que haya sido cerrada y registraba un monto de 17.257.810 dólares a diciembre de 2005. Caja de Valores SA figura como titular de cuenta (account holder), mientras que Adelmo Gabbi, Horacio Torres, Guillermo Gamble, Ignacio Rizzo Secero, Norberto Gysin, Ricardo Trucco, Luis María Corsiglia lo hacen como apoderados (attoney). Los principales accionistas de la Caja de Valores son la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y el Mercado de Valores de Buenos Aires, y participan en forma minoritaria las Bolsas y mercados del interior del país.

El fiscal Navas Rial destaca en el escrito que si bien en la declaración jurada del 2005 de la Caja de Valores SA están declarados bienes en el exterior, no así los más de 17 millones de dólares de la cuenta suiza: “en principio la información suministrada al fisco no resulta suficiente para tener por exteriorizados en sus presentaciones de esos años”, afirma. El fiscal evalúa entonces que “nos encontraríamos frente a la existencia de rentas gravadas las cuales se mantuvieron ocultas al fisco nacional, en principio, en el período 2005, por parte de los responsables de la Caja de Valores SA, ello en tanto las mismas, en principio, no se encuentran exteriorizadas en las declaraciones patrimoniales presentadas al organismo de control por los períodos investigados”. El fiscal también señala que esas rentas impactarían en la recaudación de impuestos nacionales (menos ingresos al fisco) puesto que “habrían sido evadidas en forma ardidosa” al depositar esos dólares en un banco en Suiza (HSBC Private Bank Suisse) para “poder mantener su anonimato sin perjuicio de su utilización y aprovechamiento económico”.

Adelmo postuló frente a CFK que hay que desterrar el mito de que invertir en Bolsa es una “timba” y que, por el contrario, “es el ejercicio patriótico de transformar los ahorros de nuestras familias en capital de trabajo para nuestras empresas, para que luego éstas den trabajo a nuestras familias. Ahorrar en acciones es confiar en nuestro país. Ahorrar en bonos es financiar a nuestro país para que crezca en forma más equitativa”. El ejercicio patriótico debe comenzar por casa.

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Imagen: Leandro Teysseire
 
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