ECONOMíA › EL GOBIERNO RECLAMO A PETROBRAS MAS INVERSIONES EN GASODUCTOS

Invitación especial para el vecino brasileño

 Por Cledis Candelaresi

Escoltado por el ministro de la Planificación, Julio De Vido, y por su jefe de Gabinete, Alberto Fernández, Néstor Kirchner invitó ayer a Petrobras a ampliar sus inversiones en el país con un doble objetivo. El de corto plazo, mejorar la capacidad del gasoducto San Martín, que trae el carburante desde Tierra del Fuego. El de largo plazo: que la firma brasileña aporte su experiencia en exploración off shore para rastrear petróleo en la plataforma submarina local. Pero el encuentro con directivos de la firma mixta dejó pendientes algunas cuestiones clave para lograr esos cometidos. Entre ellas, cómo haría para ampliar su participación en el negocio del gas, desembolsando más de 500 millones de dólares, cuando el marco regulatorio actual se lo impide expresamente.
Acompañados por el embajador brasileño José Botafogo Goncalves, por la empresa asistieron los brasileños José Eduardo Barros Dutra, Néstor Cuñat Cervero y Alberto Guimaraes, junto al argentino Oscar Vicente, directivo heredado de Pérez Companc, con quien el Presidente tiene muy buen diálogo, cultivado desde que gobernaba Santa Cruz. Según asegura la firma de Brasil, se trató de una visita “protocolar de cortesía” solicitada por la petrolera con el afán de que sus principales directivos tuvieran por primera vez un contacto directo con el primer mandatario y pudieran detallarle algunas inversiones previstas y, de paso, brindarle “apoyo ante la crisis energética” que sufre el país.
Según la visión de Presidencia, el cónclave sirvió básicamente para que aquella firma garantizara inversiones que permitirían aumentar la capacidad de transporte del gasoducto San Martín en 2,8 millones de metros cúbicos el año próximo y otros 8 millones adicionales durante 2006 y 2007. Ante la consulta de este diario, Petrobras admitió su disposición a involucrarse en un proyecto que permita reemplazar el caño actual por otro más grande o bien a montar plantas de compresión que tengan similar cometido, aunque esas alternativas técnicas aún no estarían acompañadas de la fórmula económica y legal que respalde el proyecto.
Según la ley vigente, una empresa que está en el sector de producción de gas no puede ser controlante de una transportista ni de una distribuidora y hoy Petrobras tiene la mitad del capital de control de la Transportadora del Gas del Sur. Un 30 por ciento está en el mercado y el otro 50 por ciento de TGS pertenece a la quebrada Enron, que está en vías de transferirles esa porción a sus acreedores financieros. La pregunta es entonces en qué condiciones podría encarar una nueva inversión en este segmento, estimada en más de 500 millones de dólares.
Cuando Petrobras compró la división de Pecom Energía, se le impuso la obligación de desinvertir en la transportadora eléctrica Transener, porque ya tenía garantizada su presencia en generadoras. Eso dio lugar a una operación que hoy juzga Defensa de la Competencia, por la cual Petrobras reduciría su participación en aquella empresa al 50 por ciento, mientras que el otro quedaría en manos del fondo de inversión Dolphin. Pero esta es también una cuestión que aún está pendiente.
Tampoco está claro en qué condiciones podría incursionar en la exploración off shore, tal como ayer le habría sugerido Kirchner, animado por la idea de cambiar el perfil hidrocarburífero del país. Cada pozo marino tiene un costo de alrededor de 10 millones de dólares y actualmente no existen relevamientos detallados sobre las perspectivas de la plafaforma marítima argentina ni hay un marco legal apropiado para encararlos. Aunque parezca una sutileza legal, la empresa tiene en claro que las normas argentinas prevén sólo los “permisos de exploración” on shore, es decir, sobre tierra.
Pero la idea de auscultar bajo el mar es para más adelante y, previsiblemente, el sueño oficial es hacerlo involucrando de algún modo a Enarsa, la futura empresa energética estatal cuya creación será anunciada formalmente hoy. Lo que luego deberá resolver es si ésta afrontará inversiones con fondos propios o buscará un modo de asociarse al sector privado, a través de joint ventures o uniones transitorias, para que sea éste quien aporte el capital. Otro misterio a develar es con qué reservas se lanzaría esa proyectada firma a competir con las petroleras privadas para alcanzar su rol de testigo en un mercado oligopólico. Pero según asegura Petrobras, esta iniciativa no fue siquiera mencionada en la reunión de ayer.

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