ECONOMíA › EL GOBIERNO DISCREPó CON LA IGLESIA Y LA OPOSICIóN SOBRE LA POBREZA

Cada uno con su estadística

Cristina Kirchner y varios ministros negaron que haya más pobres, como aseguró el obispo Jorge Casaretto. El prelado fue respaldado por algunos de sus colegas y los opositores también cuestionaron los índices oficiales.

La distante relación entre Iglesia y Gobierno sumó ayer un nuevo capítulo. La afirmación del obispo de San Isidro y presidente de la Pastoral Social, Jorge Casaretto, sobre el aumento de la cantidad de pobres generó repercusiones de los distintos sectores políticos. Otros dos obispos respaldaron –aunque con matices– los dichos del prelado y la manipulación del Indec fue nuevamente el blanco de todos los dardos de la oposición, que aprovechó para renovar sus críticas a los índices oficiales. La presidenta Cristina Fernández le respondió de manera indirecta y defendió los logros de la administración kirchnerista, mientras que varios miembros de su gabinete salieron a cuestionar la rigurosidad de los cálculos privados y tildaron de interesadas las opiniones de quienes dicen que hubo un incremento de la pobreza.

Cristina Kirchner: “Podemos exhibir con orgullo que bajó la desocupación y también el descenso de la pobreza y la indigencia”.

“A partir de 2003, los argentinos tocamos fondo, con 22 por ciento de desocupación, y hoy podemos exhibir con orgullo que bajó a 7,5 por ciento y también el descenso de la pobreza y la indigencia”, dijo la Presidenta en la inauguración de una fábrica textil en el Chaco. La mandataria vinculó directamente la disminución del desempleo con el descenso de los indicadores de pobreza. Aseguró que “la industria, el trabajo, no son un discurso ideológico”, sino “el discurso del realismo y la posibilidad de dejar atrás el hambre y la miseria”.

Mauricio Macri: “Los alimentos suben, a la gente no le alcanza y eso significa que hay más pobres en la Argentina”.

El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, criticó en cambio las cifras oficiales y se mostró muy preocupado por la inflación que “genera que todos los meses más argentinos caigan debajo de la línea de la pobreza”. “Los alimentos suben, los precios en general de la canasta básica esencial suben, a la gente no le alcanza y eso significa que hay más pobres en la Argentina”, razonó Macri. En el mismo sentido se pronunció el economista de la CTA y diputado nacional Claudio Lozano. Contrariando la prédica oficial a favor de la redistribución de la riqueza, Lozano aseguró que “hay casi 13 millones de argentinos en situación de pobreza, pese a que llevamos cinco años de crecimiento a tasas importantes”.

El ministro del Interior, Florencio Randazzo, salió duramente a contrarrestar las declaraciones del Episcopado y deslizó que los dichos de Casaretto “llamativamente coinciden con la posición de aquellos sectores que sólo alimentan expectativas inflacionarias”. Ante esa acusación, el obispo de Gualeguaychú, Jorge Lozano, defendió a su par y aseguró que “no existe tal vínculo, en absoluto”. Sostuvo que la preocupación de la Iglesia es “la inclusión social de todos los argentinos y la reducción de la brecha entre ricos y pobres”.

Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú: “La preocupación de la Iglesia es la inclusión social de todos los argentinos”.

La ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, puso en duda los fundamentos que utilizó la Iglesia para cuestionar el índice oficial. El informe elaborado por la Universidad Católica Argentina “mide sólo a 2500 hogares de grandes conglomerados de cinco provincias”. “Lo que es objetivo y evidente –sentenció– es que la pobreza bajó en números absolutos y la calidad de vida mejoró, por eso hay que ser serios y prudentes en lo que decimos sobre todo cuando ejercemos representaciones públicas.” La ministra apuntó así contra Casaretto, quien el martes dijo que “percibe” un aumento de la pobreza debido a que más gente pide alimentos en sus parroquias.

“El mismo informe de la UCA –continuó la ministra– es concordante con que mejoró la calidad de vida sobre todo en los sectores medios y bajos de los argentinos en lo que hace a vivienda, acceso a servicios públicos, salud y subsistencia.” Al igual que Alicia Kirchner, la ministra de Salud, Graciela Ocaña, dijo que “más que discutir sobre la cantidad de familias pobres, que sin duda se redujeron, lo importante es comprometernos para que no haya más pobreza”.

Alicia Kirchner: “La pobreza bajó en números absolutos y la calidad de vida mejoró. Hay que ser serios en lo que decimos”.

Un poco más apartado de la línea crítica de la Iglesia, el obispo de la Rioja, Roberto Rodríguez, sostuvo que en el país “hay distintas realidades según la provincia”. En Buenos Aires, ejemplificó, “se nota mucho más la indigencia que en otros lugares. Comparando con La Rioja, observo que aquí hay pobreza, pero no hay miseria”.

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