El nacionalista Artur Mas, de Convergencia i Unió (CiU), será el nuevo presidente de Cataluña tras obtener ayer una amplia victoria en los comicios regionales gracias al descalabro de las tres fuerzas de izquierda que sostenían el gobierno socialista regional.

Luego de siete años en la oposición y en medio de la grave crisis económica, los nacionalistas vuelven al poder y lo hacen con una clara mayoría de 62 escaños, quedándose a sólo seis de la mayoría absoluta, al obtener el 38,47 por ciento de los votos, escrutados todos los sufragios. En su tercer intento por llegar a la presidencia regional, Mas consiguió lo que nunca había logrado el histórico líder catalanista Jordi Pujol: el doble de escaños que los socialistas del PSC, que recibieron sólo el respaldo del 18,32 por ciento de los votantes y pasaron de 37 a 28 diputados.

La formación liderada por el hasta hoy presidente de la Generalitat (gobierno catalán), el socialista José Montilla, se hunde en unos comicios que se presentaban como claves para el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, por ser las primeras elecciones desde el inicio de la crisis económica.

“Hoy hemos perdido unas elecciones, pero no han derrotado nuestras convicciones, que siguen vivas en cada uno de nosotros”, sostuvo Montilla, tras cosechar el peor resultado de la historia de los socialistas en Cataluña. Montilla felicitó al vencedor, Artur Mas, y anunció que renunciaba al liderazgo del partido de cara al futuro, al tiempo que pidió a su formación “reflexión” y “abrir un proceso de cambio”.

A pesar de que los comicios son regionales, desde la sede central del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en Madrid, el secretario de Organización, Marcelino Iglesias, afirmó consciente del castigo infligido a los socialistas por parte de la ciudadanía que “comparte” la derrota y asumen “parte de responsabilidad”, así como “la necesidad de una reflexión profunda”.

Pero no sólo se hunden los socialistas, también lo hacen quienes han sido sus socios durante los siete años de gobierno “tripartito” de izquierda. De ellos el que peor parado sale de los comicios es el partido independentista Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que pasa de 21 a 10 diputados después de obtener un 7 por ciento de los votos.