EL MUNDO › LOS REBELDES LIBIOS SE PREPARAN PARA UNA OFENSIVA QUE ESPERAN QUE CAMBIE EL CURSO DEL CONFLICTO

“Ellos tienen mejores armas, nosotros la lucha”

Después de repeler el contraataque de las fuerzas del régimen en la ciudad petrolera de Brega, las fuerzas opositoras se movieron a Agheila, 65 kilómetros más al Oeste, hacia Sirte. El objetivo ahora es esta última, tierra natal de Khadafi.

 Por Kim Sengupta y Catrina Stewart *

Desde Brega

Los rebeldes que persiguen las tropas en retirada de Muammar Khadafi han establecido una nueva línea de frente en el territorio controlado por el régimen, preparándose para una ofensiva que afirman cambiará significativamente el curso del conflicto. Después de repeler un ataque a Brega, una estratégica ciudad y centro de producción petrolera, las fuerzas revolucionarias se movieron a Agheila, a 65 kilómetros más al oeste hacia Sirte, el lugar natal del coronel Khadafi y un bastión leal.

Aunque el resultado de lo que es ahora una guerra civil está lejos de ser seguro, el fracaso del régimen para tomar Brega y seguir hacia Benghazi, la capital de la “Libia Libre”, le ha dado un gran empujón a la moral del movimiento disidente.

Hablando en la capital, Trípoli, ayer Saif al Islam, el hijo del líder libio, sostuvo que el ataque era efectivamente una medida psicológica destinada a echar a los rebeldes de las instalaciones petroleras. “Las bombas eran sólo para asustarlos para que se fueran, no para matarlos”, dijo. “Estoy hablando del puerto y la refinería de petróleo ahí. Nadie permitiría que los rebeldes controlaran Brega. Es como permitir que alguien controlara el puerto de Rotterdam en Holanda.”

Quince personas murieron en el ataque y otras 43 resultaron heridas. Entre las víctimas había niños y ancianos y Brega sigue en control de los rebeldes, conocidos como los Shabaab. Perseguir al contingente del régimen de Brega generó euforia en las fuerzas revolucionarias. Había, sin embargo, un número de fuertes escaramuzas en camino, durante las cuales ambos bandos usaron granadas propulsadas por cohetes y rifles automáticos. En un momento, un cazabombardero Mirage llevó a cabo un ataque aéreo en un intento de detener la persecución.

Mientras los choques continuaban entre Brega y Agheila, el comandante Mohammed Meghrabi condujo un grupo de combatientes de la tribu Meghrabi a través del pueblo de Bishir. Asomándose del asiento delantero de su camioneta pick-up intercambió fuego con las tropas pro Khadafi, forzando a uno de sus autos –robados en Brega, afirmó– a salirse del camino. “Esto es muy bueno para nosotros: demostramos que podemos derrotarlos y estoy muy orgulloso de mis hombres”, dijo. “Ellos tienen armas más pesadas que nosotros, pero nosotros tenemos más por lo que luchar. Nuestro objetivo ahora es Sirte y eso va a ser difícil porque son gente de Khadafi, las últimas personas en Libia de las que puede depender.”

Las deficiencias de las tropas del régimen en lo que fue la primera ofensiva importante en el este del país, la base de la revolución, han instado a algunos oficiales que se pasaron a la oposición a tomar un rol activo en el combate. Hasta ahora la jerarquía ha evitado hacerlo, aunque grupos de miembros individuales de las fuerzas armadas han luchado junto al Shabaab.

Ahora, los rebeldes creen que la experiencia y el planeamiento que los soldados profesionales pueden aportar inclinará la balanza. “Esto es una de las cosas que nos han faltado”, dijo el comandante Meghrabi. “Necesitamos la dirección, mejores armas y luego a Sirte, a Trípoli, khalas (terminamos). Todo se está preparando: deberíamos movernos pronto.”

Pero Sher Balgassim, el jefe de policía de Agheila, advirtió que la “gente” de Khadafi había estado armando a sus partidarios en el lado oeste de la ciudad. “Estamos esperando otro ataque de ellos pronto. Hay movimientos de camiones y hombres hacia aquí y me tengo que asegurar de que la gente esté a salvo”, dijo. “Este en un lugar pequeño, pero tenemos gente herida y muerta aún aquí. Les dispararon a tres muchachos jóvenes que estaban cuidando sus ovejas: éste es el tipo de gente con la que tratamos. Dicen que todas las muertes fueron causadas por los mercenarios africanos, pero vi a libios entre los hombres de Khadafi llevando a cabo ese tipo de cosas terribles.”

Los tres muchachos eran hermanos y uno de ellos de 14 años, Hassan Hassan, fue el muerto más joven en las luchas del miércoles. En el hospital general en Azdabiya, cerca de Brega, su hermano mellizo Hussein está traumatizado, negándose a hablar. En la cama de al lado yace Faraj, de siete años, con su rostro cubierto de vendajes. El padre de los chicos, Amran Hassan Alí, no podía comprender por qué había sucedido esto. “Nos ocupábamos de nuestras cosas. No vimos nada y de pronto comenzó el tiroteo. Llamamos a amigos pidiendo ayuda, pero dijeron: ‘No podemos ayudarlos, no nos podemos mover’.”

Hassan fue enterrado ayer, 24 horas después de su muerte, según el rito musulmán. Hassan Alí sintió que no podía dejar a sus otros dos hijos para asistir al funeral, algo que le rompió el corazón. “Khadafi no es musulmán. Si fuera musulmán, ¿haría esto? ¿Mataría a niños?”

Además de los muertos y los heridos, algunos niños están desaparecidos. Las fuerzas de Khadafi se llevaron un número de hombres de Brega, cinco de ellos trabajaban en las administraciones de empresas energéticas.

* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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Un vehículo con opositores transita por Brega, ciudad que sigue en manos de los rebeldes.
Imagen: EFE
 
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