EL MUNDO › OPINIóN

Las valoraciones no son independientes

 Por Alfredo Serrano Mancilla *

La nueva fecha límite es este próximo solsticio. Los consultores independientes contratados (sí, acepto que hay contradicción en este binomio, independiente y contratado) por el gobierno español deberán dar un valor que se aproxime a cuán hundido está el sistema financiero español. La obsesión por los números es cada vez mayor. Los economistas ortodoxos, atragantados por la economía neoclásica, son incapaces de abordar los problemas económicosociales sin usar modelos matemáticos. La matemática –y los números en particular–, más allá de su necesidad, es usada en exclusividad por la economía dominante para evitar las dificultades propias de afrontar problemas complejos. La sociedad, en base a la técnica, se reduce a números y todo es traducido en términos crematísticos y monetarios. El desarrollo se mide a través del Producto Interior Bruto (PIB), el desarrollo humano es un indicador cuantitativo que considera sólo esperanza de vida, alfabetización y PIB, la contaminación se solventa mediante el pago de dólares, los ánimos de la población se miden por el índice de expectativas económicas y un país es únicamente el valor de la prima de riesgo. Las valoraciones son todas realizadas a partir de números. Las explicaciones son instrumentos matemáticos, y la técnica es empleada en aras de la neutralidad y la pospolítica. Todo este juego para niños, de números-matemáticas-técnicas, está a su vez anclado en otro gran mandamiento, la independencia.

A principios de la década del ’80, el neoliberalismo constituyó la propuesta hegemónica para seguir favoreciendo la tasa de ganancia de las grandes fortunas. Aquello que las explicaciones dominantes designaban como crisis no era más que los nefastos efectos sobre las grandes mayorías de la respuesta de los poderes económicos ante una notable caída de su tasa de beneficio durante los años ’70. La crisis no es causa de nada, sólo consecuencia de medidas tomadas por aquella estructura que monopoliza las decisiones. El gran capital necesitaba, de nuevo, de una propuesta económica-social-cultural que lograra ordenar al mundo a favor de sus propios intereses. El relato fue construyéndose a partir de grandilocuentes dogmas que sustituían los verdaderos propósitos de los poderes económicos. Modernización del Estado en vez de hablar de reducción del Estado al servicio de prebendas corporativas. Flexibilidad laboral en vez de plantear un exterminio de los derechos del trabajo. Racionalidad para lograr que el consumo fuese el único camino para ser feliz. Seguridad jurídica con el objetivo de dilapidar cualquier soberanía que perjudicase los intereses de la inversión extranjera. Humano y sostenible para adjetivar el fracaso de un desarrollo que nunca se concilió con la dimensión social ni ambiental. Liberalización financiera en aras de facilitar la financiarización de la economía con capitales golondrinas en busca de altas rentabilidades sin compromiso con la economía real. Liberalización del comercio para permitir que las grandes transnacionales puedan exportar productos subvencionados. Valor añadido para transnacionalizar las cadenas productivas de valor. La palabra mercado para velar por el anonimato y la “marcianización” de los dueños del mundo. Y, por último, otro gran mandamiento, el alegato a la Independencia. Independencia académica, independencia de los medios de comunicación, independencia de la Justicia, independencia de los bancos centrales. Y en este momento, independencia de los consultores internacionales para proporcionar una valoración sobre las necesidades de la banca en España.

El adjetivo de “independiente” es el que se aplica a las dos consultoras contratadas, Oliver Wyman (OW) y Roland Berger (RB), la primera estadounidense y la segunda alemana. La evaluadora OW tuvo un papel muy activo en el mercado de las hipotecas basura en los Estados Unidos cuando aconsejó a Citigroup entrar en ese casino del alto riesgo. Luego, el gigante financiero fue rescatado por 50.000 millones de dólares. La independiente OW también se caracterizó por lo atinado de sus evaluaciones cuando, en el año 2006, en un documento publicado durante una reunión del Foro Económico Mundial en Davos, consideró que Anglo Irish Bank era el mejor banco del mundo. Luego, este banco también fue rescatado por 25.000 millones de euros. Por su parte, la evaluadora RB tiene una alta implicación con el actual gobierno alemán y se ha dedicado a opinar políticamente, por ejemplo firmando un documento a favor de que el Banco Central Europeo no comprara bonos. Esta consultora también es candidata a crear una agencia de calificación de riesgo europea, curiosamente financiada por un consorcio de instituciones financieras.

El otro órgano internacional, ejemplo de independencia, técnica y neutralidad, el FMI, ya puso cifras al agujero financiero español, 40.000 millones de euros. Las primeras informaciones cifran en 70.000 millones de euros la cantidad calculada por OW y RB. El actual rescate concedido tiene como valor máximo 100.000 millones de euros. ¡Qué más da 50.000 mil millones arriba o abajo! Por el contrario, ninguna consultora independiente, ni los organismos internacionales (otra palabra para analizar en otro momento), y mucho menos el gobierno español, están preocupados por cuantificar (y cualificar) las necesidades de la gran mayoría de la población española. Como todos saben, los números en manos de estos agentes independientes siempre son técnicos, neutros e imparciales. El poder, de nuevo en clave numérica, el G-20, será quien realice las próximas valoraciones independientes.

* Doctor en Economía, coordinador América Latina Fundación CEPS.

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