EL MUNDO › ENTREVISTA A COSTAS LAPAVITSAS, AUTOR DE CRISIS EN LA EUROZONA

“Sin crecimiento no hay salida”

El economista griego advierte que el líder conservador Samaras está comprometido con un programa de ajuste que está impidiendo el crecimiento. Por eso anticipa que el gobierno que forme “va a durar poco”.

 Por Marcelo Justo

Desde Londres

La victoria de Nueva Democracia fue recibida con un casi audible suspiro de alivio en la Eurozona y muchas capitales del mundo. En los mercados, la calma duró muy poco. La escasa perspectiva de crecimiento de la Eurozona y la debilidad de algunos de sus miembros provocaron nuevas zozobras. La tasa de interés de los bonos de España a 10 años superó con creces el 7 por ciento, límite que –según los analistas– vuelve insostenible la deuda tal como sucedió en los casos de Grecia, Irlanda y Portugal. Página/12 dialogó con el economista griego Costas Lapavitsas, autor de Crisis en la Eurozona y académico de SOAS, Universidad de Londres, quien analizó la situación de Grecia y la Eurozona.

–La victoria de Antonis Samaras es un respiro para la Eurozona, pero da la impresión de que no va a durar mucho.

–Creo que Samaras podrá formar la coalición que necesita, pero ésta va a durar muy poco por tres razones. A nivel económico, porque Samaras y la Nueva Democracia están comprometidos con el memorando y un programa de austeridad que está impidiendo el crecimiento, y sin crecimiento no hay salida para la crisis económica. La situación es desesperante, a pesar de que ni siquiera se ha comenzado a implementar el último programa de austeridad. La segunda razón es política. La coalición se formará con los mismos personajes que llevaron al país a la ruina con sus prácticas politiqueras y sus componendas. Y la tercera razón es que hay una oposición organizada que, si bien en un principio mostrará cierta tolerancia, muy pronto dejará en claro su oposición a la política de austeridad que implementará el nuevo gobierno.

–Sin embargo, el mismo Samaras habló de la necesidad de replantear los acuerdos con la Troika, y ahora Alemania ha insinuado que podría haber una cierta flexibilización de los términos del acuerdo. ¿No podría solucionar esto los problemas que usted acaba de mencionar?

–El discurso de Samaras y otros políticos proausteridad se debió a que estaban en campaña y necesitaban decir eso para ganar votos. Pero lo cierto es que van a adoptar las políticas a las que se comprometieron en el memorando. En cuanto a la flexibilización de las condiciones, serán cambios cosméticos que no variarán un ápice la esencia del acuerdo. Es posible que ofrezcan una extensión del período en el que Grecia debe alcanzar un superávit primario, es decir, antes de considerar el pago de la deuda. En teoría era para 2014; puede que estiren un poco este plazo, pero eso no va a solucionar nada. Hoy, el déficit es de entre el 1 y el 2 por ciento del PIB, pero ya se ve que en los últimos meses la recaudación impositiva ha caído de manera estrepitosa, en parte por las elecciones, en parte por la caída de la actividad económica. La crisis es demasiado profunda como para que la arreglen con unos retoques.

–Si es así, estamos hablando de una salida de Grecia del euro este año. Dado que Grecia importa todo el petróleo, los medicamentos que consume y un 40 por ciento de sus alimentos, si tiene que pagar todo eso con una moneda de menor valor como el dracma, la situación parece sombría.

–El resultado de estas elecciones implica que Grecia va a caer en cesación de pagos. Las estrategias de austeridad aplicadas desde 2010 no han funcionado, y no hay razón para pensar que puedan funcionar ahora. Va a ser un fracaso, habrá una fuerte desestabilización política y calculo que inevitablemente Syriza terminará llegando al poder. Me sorprendería que Grecia siga en el euro a fines de año. No cabe duda de que una salida del euro y la cesación de pagos van a ser muy tormentosas, pero no más de lo que es la situación ahora, en la que no se ve ninguna salida.

–Según algunos analistas, la salida del euro para mejorar la competitividad no servirá porque Grecia no tiene un sector exportador fuerte para salir de la crisis.

–Se compara mucho a Grecia con la Argentina, y se dice que la Argentina solucionó sus problemas gracias al precio de la soja. Pero yo no pienso que la Argentina solucionó sus problemas gracias a la soja. La soja ayudó, no cabe duda, pero hubo una política de dinamización del mercado interno y la estructura productiva que fue fundamental. Lo que necesita Grecia ahora es precisamente eso: recuperar su capacidad productiva. Grecia es capaz de exportar. El sector exportador ha ido bastante bien en los últimos dos años. Lo que necesitamos ahora es salir de esta unión monetaria e impulsar una política industrial para recuperar lo que teníamos antes del euro. La estrategia de la elite con el euro fue lograr una estabilidad monetaria y pasar a vivir de los servicios. Esto no funcionó. Hay que olvidarse de la idea de que necesitamos el capital extranjero para desarrollarnos: pensar que si hacemos bien los deberes, los mercados nos premiarán y vendrán las inversiones que necesitamos para crecer es un mito. Los fondos vendrán de nuestra economía doméstica. Grecia tiene que movilizar su capital interno y su capacidad productiva. Eso nos hará crecer.

–¿Cómo cree que va a afectar la situación griega a España y a otros países de la Eurozona?

–Esta elección no ha cambiado mucho las cosas. Si hubiera ganado Syriza, el impacto hubiera sido muy grande. España ha pretendido por mucho tiempo que no era parte de los países periféricos del euro. Ahora se está dando cuenta de que lo es. Hoy es el punto de real debilidad del euro. La situación es francamente crítica, en cierto sentido más grave que la griega.

–¿Puede hacer algo la cumbre del G-20?

–Pueden ofrecer hermosas palabras, pero nada más. Este es un problema muy grave, muy profundo, que precisa muchos años, muchos recursos y una perspectiva diferente para la economía. Para que la Eurozona funcione, se necesitará recrearla sobre una base completamente diferente. El G-20 no puede hacer nada para avanzar por este camino.

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Alex Tsipras, el líder de Syriza, una alianza que se opone a la política de austeridad.
 
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