EL MUNDO › UNA TAREA QUE PARECIA IMPOSIBLE CUANDO MANDELA ASUMIO EL GOBIERNO EN SUDAFRICA

El desmantelamiento del apartheid

Como parte de la transición se instrumentaron juicios de la verdad. La población blanca controlaba toda la economía del país. Mandela debía evitar que emigrara masivamente, como había sucedido en otros países africanos.

 Por Mercedes López San Miguel

Nelson Mandela tuvo la ardua misión de reconciliar a los sudafricanos y desmontar la arquitectura legal e institucional del régimen segregacionista apartheid. Tras su llegada al poder en 1994, el país puso en marcha una inusual combinación de verdad y amnistía al crear la Comisión para la Verdad y la Reconciliación, donde confesaron y declararon en audiencias públicas los autores de asesinatos, torturas y otras violaciones a los derechos humanos, como condición para ser amnistiados.

La comisión se fundamentó en la Ley para la Promoción de la Unidad Nacional y la Reconciliación, que fue sancionada en 1995 y estuvo encabezada por el arzobispo Desmond Tutu, quien estableció como lema de la misma: “Sin perdón no hay futuro, pero sin confesión no puede haber perdón”. Al estar presidida por un arzobispo anglicano, la comisión tuvo una gran influencia religiosa y se sustentó en la idea de redimir los delitos a partir de la confesión pública, en términos de pensar una redención colectiva. Y seguramente muchos familiares de las víctimas sintieron que el perdón no era suficiente y se debía llevar a juicio a los asesinos.

La historiadora Celina Flores, investigadora de la sección interdisciplinaria de estudios sobre Asia y Africa de la UBA, señala que la comisión fue una de las principales políticas aplicadas para llevar adelante la transición en Sudáfrica. “La comisión fue negociada en años anteriores (a 1995). Se aprobó fácilmente y cabe destacar que fue una ley parlamentaria y no un decreto. Eso muestra que tuvo mucha legitimidad, el único partido que se opuso fue el Inkhata Freedom Party (un partido que luchó contra el apartheid)”.

Los sudafricanos se inspiraron en el modelo chileno de Comisión de Verdad, que pone énfasis en la reconciliación. No obstante, también observaron la insoslayable experiencia argentina y visitaron nuestro país. La Conadep (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), creada por decreto en 1983, fue la primera que se inauguró en el mundo.

Patricia Tappatá, ex integrante del Instituto para la Democracia en Sudáfrica, visitó Sudáfrica tras la asunción de Mandela y afirma que el país estaba organizado en base a la segregación, en el transporte, en el sistema educativo. “La comisión tuvo tres comités, de investigación, de reparación y de amnistía. Durante su implementación surgió la dificultad para identificar a los perpetradores: ¿a quién se condena si el régimen entero estaba organizado para la segregación? Porque el crimen mayor es la segregación. Había que mirar la realidad y ver qué se podía hacer.”

Frederik De Klerk, último presidente blanco en la historia de Sudáfrica y quien le entregó el mando a Mandela –con quien compartió el Nobel de la Paz, en 1993–, señaló ante esta cronista hace tres años las dificultades que tuvieron para ponerse de acuerdo sobre el futuro. “Uno de los aspectos más difíciles de la reconciliación fue ver que quienes habían cometido crímenes políticos iban a obtener o no una amnistía. Se decidió que cualquiera que hubiera cometido crímenes con un objetivo político y lo confesara públicamente recibiría la amnistía. Fui crítico de algunos aspectos de esa comisión, porque no estaba equitativamente representada; no daba cuenta de todos los actores que intervinieron en el conflicto. Se enfocaron en algunos crímenes y dejaron de lado otros con negligencia.” (Página/12, 24/11/2010.)

La primera etapa de la comisión funcionó entre 1995 y 1998, siendo en este último año cuando se publicó un informe oficial de cinco volúmenes que Desmond Tutu entregó en mano a Mandela. En la segunda etapa –1998-2001– estuvo trabajando el comité de amnistía. En el 2003 la comisión entregó los últimos dos volúmenes a Thabo Mbeki en los que se pusieron los nombres de las víctimas y se entregaron al presidente 600 casos de amnistías no otorgadas que podían ser llevadas a juicio penal. Las cifras de las víctimas que dejó el apartheid: 21.000 denuncias de violaciones a los derechos humanos, 7116 solicitudes de amnistía recibidas, 1157 otorgadas.

Los detractores de la comisión consideran que proporcionó impunidad a victimarios del régimen que se presentaron a dar testimonio y sus defensores argumentan que permitió el esclarecimiento de desapariciones y otros delitos que hubieran quedado en la oscuridad de otro modo, así como que facilitó que las víctimas recibieran indemnizaciones y reconocimiento por su sufrimiento.

La historiadora Flores afirma que tanto antes como durante y después de la comisión se llevaron adelante muy pocos juicios penales. “Para los que se realizaron durante la comisión la idea era que sirvieran de incentivo para que más gente se acercara a la TRC. No tuvo éxito. Uno de los juicios más conocidos es el de Eugene de Kock. En términos generales se ha juzgado a personal de baja jerarquía tanto en las fuerzas de seguridad del Estado como en los movimientos armados antiapartheid.”

Hubo intentos de ir por algunos cargos importantes dentro de la estructura de gobierno como Malan (ministro de Defensa) y Walter Basson (responsable del plan de armas químicas). Pero en la primera etapa, 1995-1998, ambos juicios quedaron en absoluciones por falta de evidencia. Después del 2003, se intentaron otros juicios, por ejemplo uno de los más recientes, en 2010, fue a Adriaan Vlok (ministro de Justicia y Orden), en una especie de “juicio abreviado”. El resultado fueron 10 años en suspenso. Organizaciones de víctimas hicieron una presentación ante la Corte Constitucional diciendo que en estos procedimientos aplicados desde el 2003 no estaba la representación de las víctimas, y la Corte les dio la razón.

Algunos observadores consideran que este proceso de reconciliación y búsqueda de la verdad, relacionado con el concepto tradicional que los sudafricanos llaman Ubuntu, facilitó la transición política sudafricana. “Se modificaron cuestiones políticas muy sustantivas y se estableció el igual acceso y derechos para los ciudadanos”, señaló Tappatá. A la luz de los resultados de la comisión, agregó: “No constituyó un momento de plena justicia y no completó el proceso de reparaciones. Las reparaciones son cruciales y llegaron tarde y fueron escasas”. Hay hechos que nunca saldrán a la luz, pero también hubo mucha gente que supo por fin dónde estaban los cuerpos de sus seres queridos.

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Mandela junto al arzobispo Desmond Tutu, en la etapa post-apartheid.
 
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