EL PAíS › LA PRESIDENTA CERRó EN QATAR SU VISITA A LOS PAíSES áRABES Y VIAJó A TURQUíA

Con la promesa de inversiones científicas

Cristina Fernández se reunió con el director del Qatar Holding y gerentes de las principales empresas del emirato. También mantuvo un encuentro con la mujer del emir, quien dirige una fundación con recursos para financiar investigaciones en ciencia y tecnología.

 Por Fernando Cibeira

Desde Doha

La presidenta Cristina Kirchner cerró ayer su visita a los países árabes reuniéndose con el director del Qatar Holding, la rama del fondo soberano qatarí que puso sus ojos sobre la “estratégica” Argentina, y los CEO de las principales firmas del emirato. Mas en el plano social, también vio por la mañana a la mujer del emir, la sheikha Mozah Bint Nasser, quien dirige la Qatar Foundation, desde donde destina gran cantidad de recursos para financiar la investigación científica. La Presidenta la interesó en los avances en cuestión de clonación de animales realizados por la Argentina y le prometió que para la próxima vez que se vieran, si le mandaban las células, tenerle listo un potrillo del caballo preferido del emir Hamad Bin Khalifa Al Thani, que ya tiene sus años. El caballo, no el emir.

La Qatar Foundation cuenta con una ciudad científica de diez kilómetros cuadrados, donde se realizó la reunión. Antes que nada, la sheikha y la Presidenta, acompañada por su hija Florencia, mantuvieron un encuentro a solas de alrededor de media hora. Las mujeres se conocían de la visita que hicieron las autoridades qataríes en enero del año pasado a Buenos Aires. Luego, sumaron a los otros participantes. Del lado argentino, los ministros Héctor Timerman, Julio de Vido y Lino Barañao, la presidenta de la CNEA, Norma Boero, y el enviado del Invap, Héctor Oteguy. Junto a la sheikah se ubicaron el ministro de Cultura, Hamed Al Kawari, y el director del parque científico, Tidu Naimi.

Está establecido que el 2,8 por ciento del PBI de Qatar tiene que estar destinado a la investigación científica. De ahí la cantidad de recursos que maneja la esposa del emir, tantos que consiguió que el Barcelona de Lionel Messi lleve su publicidad en la camiseta, algo que el club nunca había querido aceptar.

Para Barañao no era novedad la situación porque desde el año pasado está en contacto con la gente de la fundación qatarí, que ha otorgado subsidios de 350 mil dólares anuales a algunos proyectos de investigación en Argentina. En su salsa, el ministro de Ciencia fue detallando los últimos avances argentinos, algunos de ellos suelen ocupar más de un párrafo en los discursos de la Presidenta. Por ejemplo, la energía nuclear para avances en salud, las cuestiones vinculadas a la biotecnología, los biocombustibles. Los qataríes quedaron en mandar una delegación de científicos a la Argentina para comprobar estos adelantos. “Es un excelente momento para trabajar de forma conjunta”, se entusiasmó la esposa del emir. “Tenemos que mantener relaciones mucho más estrechas, hasta con diálogo telefónico”, propuso.

Para la próxima, entonces, Cristina Kirchner le dejó la promesa del regalo para el emir, conocedora de la debilidad de los árabes por los caballos.

Los negocios

En lo que fue la constante de los cuatro días de visita a los países árabes, las cuestiones comerciales se llevaron buena parte de la actividad. La Presidenta recibió al director del Qatar Holding, Ahmad Al Sayed, quien se encarga de la rama de los fondos soberanos qataríes que se ocupan de las inversiones productivas. El sheikh le adelantó a la Presidenta que estaban evaluando las 30 propuestas de inversión presentadas por los empresarios argentinos y que en un mes tenía previsto enviar al país un equipo de avanzada para que estudie en el propio terreno la viabilidad de esas y de otras posibles inversiones.

Así como el año pasado durante el viaje a China los funcionarios argentinos habían quedado sorprendidos por las cantidades que barajaban cuando analizaban la posibilidad de comprar algún producto, en el Golfo se estremecían por las cifras que se tiraban sobre la mesa. “Hablan de miles de millones como si nada”, sostenían. Comentaron que el chairman del Qatar Holding les dijo que las inversiones en la Argentina eran viables sólo si se hacían en gran cantidad. “Es un país muy lejano, invertir poco no nos sirve. Tendríamos que invertir mucho y todo junto”, analizó frente a ellos el jeque que maneja más de 200 mil millones de dólares. Los funcionarios argentinos asentían con la cabeza. Luego fue el encuentro con los CEO de las principales empresas de Qatar. También estuvieron representantes del Hassad Food, otro fondo soberano qatarí, pero en este caso dedicado exclusivamente a la cuestión alimentos.

La Presidenta quedó tan satisfecha con el resultado de su paso por Kuwait y Qatar que le ordenó a Timerman que designara cinco negociadores comerciales para abrir camino en nuevos mercados. Habrá un negociador para el Golfo Pérsico, el Lejano Oriente, Asia Central, Africa y para América Central y el Caribe. Ellos se encargarán de explorar posibilidades para los productos argentinos y luego, en base a esos datos, organizar misiones comerciales. Fiel a su estilo, la Presidenta le dijo a Timerman que quiere que cada seis meses le presenten un informe sobre los avances en cada área. “No podemos depender de mercados saturados –argumentaba luego el canciller–. Tenemos que buscar mercados nuevos.”

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La Presidenta junto a la sheikha Mozah Bint Nasser, directora de la Qatar Foundation.
Imagen: Télam
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