EL PAíS › LA UCR NO TUVO NINGUN TRIUNFO RESONANTE QUE ALFONSIN PUDIERA CAPITALIZAR

Una cosecha electoral para el olvido

El candidato radical pensaba que el desarrollo territorial del radicalismo le daría impulso a su postulación. Sin embargo, ese partido arrancó el año electoral con un revés en Catamarca y llegará a las presidenciales sin victorias importantes en su haber.

 Por Sebastian Abrevaya

Ricardo Alfonsín imaginó que el extenso desarrollo territorial de la UCR le serviría como motor de propulsión para su candidatura presidencial. Sin embargo, el cronograma electoral escalonado fue agregándole cada vez más peso en su mochila, que empezó a llenarse en marzo, cuando el kirchnerismo terminó con 20 años de gobierno radical en Catamarca. El domingo 25 de agosto, la votación de Río Negro cerrará el mapa de elecciones previo a las presidenciales del 23 de octubre. Como el candidato radical allí es un aliado kirchnerista, Alfonsín llegará a las nacionales sin ningún triunfo resonante en su haber. A la UCR le fue mal en un bastión como Córdoba y peor en la Ciudad de Buenos Aires, perdió con el socialismo las primarias en Santa Fe y fue derrotado también en Neuquén, Chubut, Tucumán y Misiones, entre otras. “Volver a empezar el 24 de octubre” es la idea que rebota hoy en la cabeza de la dirigencia radical, mientras los más ansiosos comienzan a prepararse para la pelea interna del día después.

En un año con resultados adversos en casi todos los distritos, Alfonsín no logró asociar su figura a la de ninguno de los pocos dirigentes radicales con victorias a cuestas. La última esperanza que le queda a la UCR es la potente intendencia de Córdoba, que pelea hoy Ramón Mestre frente a los peronistas Héctor “Pichi” Campana y Olga Ruitort. Pero el joven senador Mestre está lejos del alfonsinismo, por no decir en el bando contrario, y en caso de resultar vencedor podría convertirse él en una de las figuras claves del radicalismo que viene.

Antes de las primarias del 14 de agosto, en el alfonsinismo argumentaron que las elecciones locales no servían de parámetro para medir la potencia del aspirante a la presidencia. “Cuando vas a los pueblos la gente habla de Alfonsín, no de Duhalde ni de Binner”, señalaba por entonces un encumbrado dirigente, en referencia a la distancia que le sacaría Alfonsín a otros opositores. La elección terminó en un empate del segundo lugar y con Binner muy cerquita y Cristina Fernández a casi 40 puntos.

Las elecciones provinciales posteriores tampoco ayudaron para revertir esta situación. Por el contrario, en los distritos donde la elección se hace junto a la nacional, los distintos candidatos a gobernador apuntaron por diversas vías a despegarse de Alfonsín. En este contexto, todo parece indicar que, de las cinco gobernaciones que tenía en 2007, el radicalismo terminará con tres en 2011, de las cuales dos, Río Negro y Santiago del Estero, son aliadas K.

El mendocino Roberto Iglesias deberá probar la efectividad de su promocionado jingle “Cortá boleta”, que de ganar la provincia se convertirá en el gran elector de la nueva etapa radical. En ese caso, otros mendocinos como Julio Cobos y Ernesto Sanz contarán con mejores credenciales frente a otros resultados locales magros.

En el entorno de Alfonsín reconocieron puertas adentro que es “imposible” ganarle al Gobierno y aspiran, de máxima, a mantener el segundo lugar. No retroceder en el Congreso nacional y mantener la estructura de intendencias es el objetivo por el que militan los demás espacios.

De todas maneras, nada evitaría la batalla que se asoma en el horizonte cercano de fin de año: por un lado los miembros de la histórica Coordinadora, como Leopoldo Moreau, Federico Storani y Enrique “Coti” Nosiglia, tratarán de recuperar el control del Comité Nacional que hace más de ocho años detentan los “federales”, encabezados por el jujeño Gerardo Morales y el chaqueño Angel Rozas, entre otros. Según les dijo a varios dirigentes, Sanz no quiere renovar su lugar. Cobos también sostuvo que eso no está en sus planes, aunque algunos viejos caciques lo quieren.

La pelea por la conducción de los bloques legislativos estará emparentada con esa disputa. El cordobés Mario Negri viene de ganar la interna y busca ese lugar en Diputados. El jujeño Morales necesitará construir nuevos consensos para retener la jefatura de la bancada en el Senado, puesta en jaque el año pasado y salvada por dos senadores que respondieron a un pedido expreso de Sanz.

“Más de 30 días son una eternidad para la política argentina”, sintetiza un importante operador radical al ser consultado por los reacomodamientos previos al 23 de octubre. El movimiento será subterráneo hasta entonces, cuando choquen las placas radicales y las fisuras vean la superficie.

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Las sucesivas derrotas del radicalismo complicaron la candidatura de Ricardo Alfonsín.
Imagen: Joaquin Salguero
 
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