EL PAíS › OPINION

Dos modelos en pugna

 Por Paula Español *

De cara a las próximas elecciones, las fuerzas políticas presentan a los porteños una campaña abundante en consignas. Sin embargo, es valioso acercar al electorado un análisis acerca de la política que llevan a cabo el gobierno nacional y el de la Ciudad de Buenos Aires. Porque, como afirmó el ex presidente Néstor Kirchner en su histórico discurso de asunción aquel 25 de mayo de 2003: “Un gobierno no debe distinguirse por los discursos de sus funcionarios, sino por las acciones de sus equipos”.

El presupuesto en política social es un capítulo clave. El dispar tratamiento de la educación, la vivienda y la política social de ambos gobiernos es una señal inequívoca de cuál es el proyecto de ciudad que tiene el PRO y qué intereses defenderán sus legisladores nacionales en caso de llegar al Congreso en diciembre.

En materia educativa, el gobierno de Macri aumentó un 157 por ciento los subsidios a la educación privada, mientras redujo la participación de los fondos destinados a la enseñanza pública. De las 20 escuelas prometidas en la campaña, sólo construyó 3. Nación recorrió el camino opuesto: incrementó el presupuesto educativo del 3,6 por ciento al 6,5 por ciento del PBI, construyó 1870 escuelas y creó 9 nuevas universidades nacionales.

La misma diferencia se observa en la política de créditos para la vivienda. El Pro.Cre.Ar, lanzado en junio de 2012, alcanzará para fin de año más de 80 mil viviendas en ejecución y la creación de más de 140.000 puestos de trabajo. En vísperas de las elecciones, el Banco Ciudad –que ha reducido en estos años la participación del crédito hipotecario– anuncia una línea de créditos para vivienda en condiciones ampliamente más restrictivas: tasas de interés que duplican al Pro.Cre.Ar y con plazos de 15 años máximo, frente a entre 20 y 30 años del Plan Nacional.

No podemos dejar de mencionar dos áreas que se agravaron con la gestión macrista. Por un lado, la suciedad de las calles se multiplica mientras que la recolección de basura ha duplicado su participación en el presupuesto de la ciudad. Por otro lado, las cada vez más graves y recurrentes inundaciones que sufre la ciudad se contraponen con la falta de inversión en infraestructura: el gasto en obras pluviales cayó drásticamente de 129 millones de pesos en 2008 a 14 y 12 millones de pesos en los últimos dos años.

Muchas veces el macrismo ha querido justificar la orientación de sus políticas en una presunta actitud de la Nación de “ahogar financieramente” a la Ciudad. Basta mirar los datos: del 2007 al 2012 las transferencias de recursos nacionales a la Ciudad se multiplicaron por tres. Además, las políticas del gobierno nacional, largamente criticadas por los funcionarios macristas y no acompañadas en el Congreso Nacional por sus diputados, han tenido a miles de porteños entre sus beneficiarios: más de 100 mil beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH), 660 mil mayores jubilados y pensionados bajo el sistema previsional nacional, 220 mil beneficiados por la moratoria. Sin olvidar las inversiones en infraestructura de universidades y hospitales porteños, los subsidios al transporte automotor de pasajeros, y las netbook para estudiantes del Programa Conectar Igualdad.

Es por ello que en las próximas elecciones no se contraponen dos eslóganes sino dos formas de concebir el futuro de la Ciudad de Buenos Aires. La actual conducción macrista, que representa un modelo de exclusión y deficiencias en la gestión. O el camino hacia una sociedad desarrollada, inclusiva y verdaderamente progresista, donde lo más importante no son los eslóganes de campaña, sino la real orientación de las políticas de gobierno.

* Economista, candidata a senadora por la Ciudad de Buenos Aires por el Frente para la Victoria.

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