EL PAíS › JUAN GRABOIS, DESIGNADO CONSULTOR DEL VATICANO

“Los discursos del Papa son claros”

 Por Nicolás Lantos

El bajo perfil de Juan Grabois se terminó a comienzos de este mes, cuando Página/12 publicó un durísimo rechazo de este dirigente social, de vínculos fluidos con el Vaticano, a la donación millonaria que hizo el gobierno nacional a Scholas Occurrentes, la fundación creada por el papa Francisco, que fue replicado en Roma y en medios de todo el mundo. “El que piensa que por darle plata, máxime fondos públicos, a una fundación, escuela, ONG, cooperativa u movimiento popular por el sólo hecho de estar directa o indirectamente vinculada al Papa está haciendo un ‘gesto a Francisco’ es realmente un pelotudo, además de un corrupto y un prevaricador”, había dicho Grabois, hijo del dirigente peronista Roberto “Pajarito” Grabois y fundador de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP).

Ayer se dio a conocer su nombramiento como consultor en el Pontificio Consejo Justicia y Paz y él, en diálogo con este diario, por supuesto desvinculó esas duras palabras sobre el gobierno argentino de su nuevo puesto. “No soy vocero del Papa ni del Vaticano. El nombramiento es un reconocimiento a los movimientos populares por su lucha cotidiana y de ninguna manera se puede intepretar que este trámite, que comenzó hace meses, tenga nada que ver lo que yo haya dicho en las últimas semanas”, aclara.

“El cardenal Peter Turkhson, un obispo de Ghana, fue quien me propuso para que integre ese equipo. Como el trámite lleva la firma del Papa, se lo interpretó como una designación suya, pero es una propuesta que realizó el Consejo”, agrega Grabois, pieza clave en el vínculo entre los movimientos sociales y el Vaticano, que se coronó con dos encuentros mundiales que tuvieron lugar en Roma y en Santa Cruz de la Sierra. “Yo soy un militante de los movimientos populares, no vengo del mundo eclesiástico, y puedo aportar una visión que sirve para complementar su perspectiva de las cosas”, comenta sobre su flamante nombramiento.

–¿Qué rol puede jugar la Iglesia para paliar las consecuencias de los procesos políticos regresivos que se viven en América latina?

–Yo pienso que la región está desarrollando un proceso, en algunos casos con golpes de Estado blandos, en otros casos con una muy fuerte presión de sectores económicos apoyados en los grandes medios de comunicación, para restaurar las políticas económicas neoliberales, y eso afecta a los más humildes y excluidos. Pero no es un fenómeno local, sino que se da en un marco más amplio, que es la crisis sistémica del capitalismo a escala mundial, que no puede proveer a más de la mitad de la población del mundo el acceso a cosas esenciales como la tierra, el techo y el trabajo, que son aspectos básicos de la dignidad humana. Los problemas latinoamericanos se dan en el marco de lo que el papa Francisco llama la idolatría del dios dinero. Los movimientos populares son organizaciones que no están integradas a la lucha política tradicional, sino que son otros canales de representación que enriquecen el sistema porque construyen desde las propias manos de los más humildes. La Iglesia tiene el rol de acompañar y visibilizar estas luchas.

–¿La relación entre el gobierno y el Papa la encuadra en ese marco global o cree que responde a cuestiones domésticas?

–La relación entre el Papa y el gobierno argentino es una relación entre dos Estados. Hasta donde sé las relaciones diplomáticas son normales. De ese tema no puedo opinar. El Papa habla con sus gestos y palabras. Sus discursos son claros. Son mucho más claros sus discursos sobre política económica, sobre política educativa, sobre política alimenticia, que cualquier radiopasillo que pueda haber. Si uno escucha lo que dice sobre estos temas y lo compara con las iniciativas de un gobierno, puede hacerse una idea de su opinión.

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