Los prefectos siguieron ayer frente a la puerta del edificio Guardacostas y reforzaron el cierre de las salidas sobre la calle Macacha Güemes con más esposas y también con dos gomas de tractores. Además, Página/12 pudo constatar que no hubo presencia de prefectos en los puntos habituales de la zona de Puerto Madero. Tampoco en los alrededores de la empresa de transporte fluvial Buquebús, donde afirmaron que sí trabajaba el personal administrativo de civil, pero ni rastro de los diez uniformados que suelen recorrer esas instalaciones, a dos cuadras del edificio Guardacostas. Por la noche, la nueva cúpula fue recibida con aplausos y bendecida con un canto repetido el martes pasado: “Los sueldos no se tocan”.

La ausencia del personal de Prefectura Naval se notó en el puente sobre la avenida Independencia y Moreau de Justo, al igual que en las inmediaciones del puente Azucena Villaflor, sobre la avenida Belgrano. A pocos metros de ese lugar, había un patrullero sobre las vías, pero estaba vacío; enfrente, una dependencia de la Prefectura lucía cuasiabandonada. En la entrada a Puerto Madero de la calle Machaca Güemes tampoco había personal de la fuerza en puestos fijos, como sí lo hubo el martes pasado.

En las calles interiores de Puerto Madero no había un solo vehículo que patrullara. Sobre la avenida Cecilia Grierson había una pequeña garita de Prefectura vacía, pegada a unas rejas que dan a una zona portuaria. En ese lugar tampoco se veía personal de la fuerza. El único prefecto que fue visto trabajando en la recorrida que hizo este cronista estaba parado en el cruce de vías de la avenida Córdoba y tenía enfrente a un patrullero de las fuerzas vacío y con las sirenas encendidas.

Los uniformados que circulaban con chalecos antibalas frente al edificio Guardacostas, chaleco que se usa en hora laboral, parecían desmentir lo que habían dicho el martes pasado: que sólo protestaban quienes tenían franco, estaban fuera de servicio o eran oficiales retirados para no incumplir con sus obligaciones.