EL PAíS

Contando las costillas

Por M. W.

Amén de diputados y senadores nacionales, se eligen la mitad de los legisladores provinciales y de los concejos deliberantes o sucedáneos existentes en los 24 distritos de un país federal. Las nuevas integraciones tendrán su peso en las elecciones ejecutivas de Presidente, gobernadores e intendentes de 2007. El número de representantes será un dato central, pero la política también se nutre de símbolos: en algunos distritos será determinante quién llegue primero, en Buenos Aires la diferencia entre Cristina Fernández de Kirchner e Hilda “Chiche” Duhalde dará abundante tela para cortar.

- Buenos Aires:
La legislatura provincial será un nudo de la elección, porque Felipe Solá tiene muchos más problemas de gobernabilidad con el duhaldismo que los que podría sufrir el gobierno nacional. Actualmente el duhaldismo domina con cierta holgura senadores y diputados. En las filas felipistas se da por hecho que habrá un cambio importante e incluso se imagina poder llegar a tener primera minoría en ambas Cámaras. Para lograrlo Cristina debería superar el 45 por ciento de los votos válidos y lograr más de 20 de luz sobre Chiche. En ese supuesto, Solá tendría que armar un esquema de diálogo y gobernabilidad con los radicales, tercera minoría. En La Plata y la Rosada cunde el optimismo, basado en el efecto arrastre que podría tener la boleta de Cristina.

- El valor de la localía:
Las predicciones auguran mayoría de triunfos de los oficialismos locales. El Gobierno asegura que conseguirán quebrar esa tendencia en Río Negro y Neuquén. La primera parece el objetivo más factible. Hermes Binner confía en derrotar, de una buena vez, al PJ gobernante en Santa Fe.

- Boinas blancas:
Para el radicalismo sería central conservar la primacía en sus gobernaciones. Si lo lograra y fueran flojos los desempeños en otros distritos, se confirmaría una creciente tendencia de asimetría y alguna tensión mirando al 2007. Néstor Kirchner aspira a pescar en ese río revuelto, urdiendo acuerdos con los radicales que gestionan. Al Presidente le calza bien vincularse con los gobernantes y le cuestan mucho (amén de aburrirlo) otros modos de articulación política. El radicalismo ya tiene sus tensiones con los gobernadores que confraternizan con Kirchner, pero hasta ahora no han tenido con qué darles.

- Transversales, oponerse:
Dentro del amplio repertorio de tácticas del Presidente, merece un vistazo la conformación de coaliciones pluripartidarias en provincias donde gobierna la oposición. En Neuquén y Río Negro el primer candidato a diputado nacional es un ex frepasista. El rionegrino Julio Arriaga es intendente de Cipolletti. Los mandatarios ejercen una fascinación sobre el primer mandatario: el intendente de la Capital neuquina, Horacio Pechi Quiroga, es pilar de la coalición que confronta con el gobernador Jorge Sobisch. En Catamarca, donde la aspiración oficial es hacer morder el polvo a Luis Barrionuevo, también se apeló al pluralismo. La pregunta del millón es si un frentismo tan vasto y generoso, infrecuente para la tradición peronista, es una necesidad o un modelo a repetir.

- El oro vale más:
En Capital, amén de los trece diputados, salir primero tendrá un sensible peso imaginario. Si Mauricio Macri lo consigue, tendrá el placer de elegir entre proponerse como referencia nacional o quedar en pole position para la Jefatura de Gobierno en 2007. Si le tocan plata o bronce no se caerá del mapa pero tendrá que remar más. Para Elisa Carrió tampoco será idéntico cualquier resultado. Ganar casi la transforma automáticamente en precandidata presidencial. Otro sitial la podría hacer pensar más, incluyendo la hipótesis de “replegarse” a la elección ejecutiva de la Ciudad. Pero su performance también se medirá por la cosecha del ARI en otros distritos, por la que trajinó mucho. Rafael Bielsa, acaso, es de los tres quien juega más a todo o casi nada. Si gana, es número puesto para representar al oficialismo en la contienda por el Ejecutivo capitalino. Si no gana, es casi imposible que vuelvan a pensar en él de cara a un distrito muy hostil. Y su futuro inminente en el Congreso, acaso rodeado de compañeros ganadores, puede no ser muy restallante.

- Siempre fuimos compañeros:
José Manuel de la Sota, siempre ubicuo, fue el primer gobernador que le “abrió” sus listas al Presidente, dejándole nominar a los candidatos nacionales. Otros colegas-compañeros lo hicieron por astucia o por presión de los operadores de Kirchner. El saldo son listas con presencia de figuras confiables para la Rosada no siempre afines a los respectivos gobernadores. Para Kirchner es un prospecto de un bloque con tropa propia. Para los gobernadores, la ventaja de quedar bien con el Gobierno y de tener a Kirchner en campaña “tirando para arriba” las demás boletas locales. En Córdoba, el resultado parece ser pura sinergia, suma positiva. La coalición oficialista parece que ganará, Kirchner sumará algún otro diputado que coló en la lista del intendente Luis Juez y De la Sota quedaría en pole position para promover su sucesor en 2007. Este esquema, que se ha repetido bastante habilita un interrogante hacia el porvenir. ¿Cuál será la conducta de Kirchner respecto de esos aliados que le posibilitarán una sumatoria de votos estimulante pero en los que no cree y considera pertenecientes a un pasado que habría que superar? ¿Repetirá en otras provincias una acometida como la que sufrió el duhaldismo? ¿O preferirá no tomar riesgos y reincidir, si esta vez le va bien? El ala halcón de los pingüinos tiene su respuesta. Los gobernadores, la guardia alta.
Tamaña pregunta no tiene por qué contestarse de un modo único ni muy pronto. La respuesta se irá descifrando con el correr del calendario. Si los pingüinos-halcones tienen razón, se habrá parido la hija primogénita de todas las batallas.

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