SOCIEDAD › OTRA POSTERGACIóN PARA LA PROLONGACIóN DE LA LíNEA A

Dos estaciones en busca de pasajeros

Las estaciones Puán y Carabobo están terminadas desde hace tres meses. Las demoras de un trabajo realizado por Nación siguen postergando la inauguración. Tras las pruebas de rigor, el ramal llegaría hasta Flores a fin de este año o principios de 2009.

 Por Eduardo Videla

Las obras para inaugurar dos nuevas estaciones en la línea A de subterráneos ya están terminadas pero los usuarios aún deben esperar: las pruebas del nuevo equipamiento de señalización en la parte más antigua de ese ramal no resultaron exitosas, y como el nuevo testeo fue postergado, ahora se estima que los trenes estarán en condiciones de avanzar desde Primera Junta hasta la estación Carabobo, en Flores, en los últimos días de este año o en los primeros de 2009. En tanto, las obras para continuar los trabajos en el resto de la línea, hasta la estación San Pedrito, en Floresta, acaban de ser adjudicadas, y demandarán entre 24 y 30 meses, por lo que el futuro tramo quedaría habilitado a principios de 2011.

Cuando los potenciales usuarios ven bajar a cualquier persona por las escaleras –por ejemplo, un periodista de PáginaI12 o un técnico de Subterráneos de Buenos Aires (Sbase)– no resisten la tentación de atacar con la pregunta que vienen formulando desde hace un año: “¿Ya funciona? ¿Cuánto falta?”. Por lo pronto, la extensión no estaría funcionando a mediados de noviembre, como se había prometido, por una simple razón operativa: a partir de que la empresa Alstom y la Secretaría de Transporte de la Nación constaten que la señalización en el tramo viejo de la línea (de Plaza de Mayo a Primera Junta) funciona correctamente, Metrovías requiere entre 45 y 60 días para poner a punto el equipamiento y entrenar al personal para que opere la línea en su totalidad.

Las demoras se originan en que parte de la obra fue encarada por la ciudad y otra parte por la Nación. “La ciudad empezó con las obras en 2004 y ya están terminadas, y Nación, que las comenzó diez años antes, las acaba de finalizar”, dijo a PáginaI12 el titular de Subterráneos, Jorge Irigoin. Es que el Estado nacional licitó las obras cuando la ciudad no era autónoma: se trataba de modernizar la línea más antigua –hoy tiene 95 años– instalando una nueva alimentación eléctrica y actualizando el sistema de señalización. La ciudad inició una década después la prolongación de la línea, por lo que las señales en el nuevo tramo debían ser iguales o compatibles con las del viejo. Ambos trabajos los realizó la empresa francesa Alstom, la misma que donó los tranvías de Puerto Madero y la que se adjudicó el proyecto del denominado “tren bala”.

Para alimentar la ansiedad de los vecinos, potenciales usuarios de la línea, habría que decir que a las estaciones Puán y Carabobo apenas les faltan detalles: los molinetes y el equipamiento de las boleterías debe ser instalado por Metrovías, la operadora del servicio. Lo demás está en pleno funcionamiento: las escaleras mecánicas, que reducen la velocidad al mínimo cuando no hay pasajeros y toman su velocidad habitual apenas sienten el peso de dos usuarios; las bombas de ventilación que extraerán el aire viciado e inyectarán ráfagas filtradas provenientes de la superficie; un ascensor de cada lado y la señalética adaptada para personas no videntes. Falta la ambientación de las estaciones, que en Puán recordarán al poeta Paco Urondo, desaparecido durante la última dictadura, según lo dispuso una ley de la Legislatura.

Las nuevas señales tienen capacidad para que circulen formaciones cada dos minutos, aunque para que esto se cumpla sería necesaria la incorporación de más coches. La vocera de Metrovías, Lucila Maldonado, adelantó que la empresa ya tiene listas dos formaciones de coches Fiat, con cinco vagones cada una: son las unidades amarillas que circulan en la línea D. Irigoin asegura que para que los subterráneos funcionen de manera óptima deberían renovarse 140 coches.

El titular de Sbase dijo a este diario que las primeras pruebas realizadas en la señalización del tramo viejo “no salieron bien”. En la Secretaría de Transporte de la Nación aseguraron que la nueva prueba, que debía realizarse ayer, se postergó “por 15 o 20 días”. A su vez, la vocera de Metrovías informó que “a partir del día en que nos digan que se puede unir la parte nueva con la vieja, necesitamos entre 45 y 60 días para incorporar el personal, poner a punto las boleterías e instalar los molinetes”. Esas instalaciones corren por cuenta de Metrovías.

Subterráneos de Buenos Aires acaba de firmar el contrato para la finalización del tramo de la línea A que va desde Carabobo hasta San Pedrito (Nazca). Allí falta la colocación de las vías, el señalamiento, los cables para alimentación eléctrica, una nueva subestación, una cochera para estacionar formaciones y un taller de mantenimiento. El plazo para finalizar esas obras es de 30 meses, pero las autoridades confían en que en 24 meses la línea estaría en condiciones de operar hasta su nueva terminal.

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A la estación Puán, de la línea A, sólo le faltan los molinetes y los pasajeros.
Imagen: Rafael Yohai
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