SOCIEDAD › LA VIUDA QUE SE QUEDA A DORMIR JUNTO AL CADAVER DE SU MARIDO

Una bóveda cinco estrellas

Tiene Internet, televisor, cocina a gas y una cama. La mujer, que vive en la provincia de Buenos Aires, se queda por las noches junto al marido embalsamado cada vez que lo visita en un cementerio de Misiones. Otros deudos denunciaron ruidos molestos.

Ella llega cada dos meses a visitarlo. Se queda con él por lo menos un día. En ese tiempo no descuida sus quehaceres habituales: tiene computadora con Internet, cocina a gas, televisor y su propio medidor de luz. A la noche se queda a dormir (tiene una cama para estar a su lado). Todas esas comodidades están instaladas en la bóveda donde se encuentra embalsamado Sergio René “Checho” Yede en un cementerio de Misiones. Y ella, Adriana Villarreal, su viuda, que vive en la provincia de Buenos Aires, nunca deja de cumplir con el rito periódico desde que él murió, dos años atrás.

Las visitas tienen epicentro en el cementerio municipal San Lázaro, de la ciudad misionera de Dos de Mayo, una localidad de 19 mil habitantes a 200 kilómetros de Posadas. Y se repitieron sin mayores contratiempos hasta el martes pasado, cuando todo cambió.

Otros deudos que visitaban a otros muertos, pero que nunca se habían quedado a dormir con ellos, empezaron a quejarse porque desde el nicho de Yede se oía una música bailantera que quebraba la paz del cementerio.

Y tanto la quebró que familiares de esos otros difuntos se quejaron en la comisaría local, como si los uniformados tuvieran injerencia en cuestiones del más allá. Los deudos denunciaron que desde el nicho “salía música bailantera a un alto volumen”, aunque no aclararon si les molestaba el tipo de música o el tipo de volumen.

Los policías negaron tener jurisdicción sobre asuntos extraterrenales y trasladaron la inquietud a los inspectores municipales. No obstante, unos y otros decidieron partir juntos rumbo al escenario de los hechos. Llegaron ya entrada la noche. Golpearon la puerta de la bóveda y la abrió Adriana, que para ese momento ya estaba en pijama.

El comisario Gustavo Braganza, jefe de la repartición de Dos de Mayo, explicó el resto. Contó que el nicho “está preparado como una casa” y que la mujer es “muy apuesta y tiene a simple vista operaciones para embellecer su cuerpo”. Además, aclaró que se percibe que tiene un muy buen pasar económico.

Según Braganza, ella va al nicho en Navidad y Año Nuevo para celebrar las fiestas junto al cadáver de su esposo, cuyo cuerpo está embalsamado y se puede ver a través de un vidrio. En esas fechas, incluso lleva pirotecnia. Ella tiene 43, él tenía 28 al morir.

“Todos comentan que el día que falleció el hombre, el 16 de junio de 2010, fue una ceremonia particular, debido a que cuando se puso el féretro en el nicho también hubo música y un lunch para los allegados. Antes hubo una caravana de autos con bocinazos y cohetes”, indicó.

El nicho tiene “computadora, televisor, equipo de audio, silla, cocina a gas y cama”, expresó el comisario y añadió que la viuda dejaba estacionado su vehículo Peugeot 206 al lado de la construcción cuando pasaba la noche.

La policía labró un acta y notificó a la mujer, tras la intervención del municipio, que el horario de visita es de 8 a 19 y no se puede pernoctar en el lugar. El nicho fue cerrado con candado y ayer a la mañana una comisión policial fue al lugar, pero Villarreal ya había regresado a su casa en la provincia de Buenos Aires.

El hombre era oriundo de Dos de Mayo y se mudó a Buenos Aires para poner una pizzería cuando conoció a su pareja. “Algunos dicen que se quitó la vida jugando a la ruleta rusa, pero no se sabe las circunstancias en que murió”, indicó el comisario.

Adriana, por su parte, dio sus explicaciones. “Uno muere, pero a lo mejor lo demás queda. Mi idea es que no puedo pagar tanto dinero para quedarme en un hotel mucho tiempo y aparte cuando vengo lo vengo a ver a él, es el único familiar que tenía, ahora estoy conociendo otro familiar de él”, sostuvo. “Pongo música despacito porque a él le gustaba la música de acá, tengo mi computadora con Internet”, agregó.

“Cuando se ama mucho al hombre uno puede hacer ese tipo de cosas. Mi marido se merece eso y mucho más, era una persona muy buena, todo lo que puedo hacer por él es poco”, argumentó. Y para explicar que no tiene miedo de dormir al lado del cajón, cerró con una frase indudable: “Los muertos no hacen nada, los que hacen son los vivos”.

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El nicho con todas las comodidades, en el cementerio municipal de la localidad de Dos de Mayo.
 
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