SOCIEDAD › SEGUN LOS PERITOS, CONZI COMPRENDIO LO QUE HIZO

Es capaz de dirigir sus actos

Coinciden en que el acusado comprendía la criminalidad de su acción, pero sugieren que es proclive a “desbordes emocionales”.

Enfrascado como se lo vio en las manifestaciones místicas que supo protagonizar, Horacio Conzi pareció caer muchas veces en escenas de locura explícita. Dos meses después del asesinato de Marcos Schenone, cuando el empresario estaba prófugo de la Justicia y su rostro era aún novedoso en la vidriera pública, concedió una entrevista temprana en la que arrancó con sus inefables citas bíblicas. A partir de allí, el argumento de la locura fue casi una estrategia anunciada de su defensa. Ayer declararon ante el tribunal algunos de los especialistas médicos que estuvieron a cargo de evaluar el estado mental del empresario. De acuerdo con sus dichos, Conzi muestra “capacidad para comprender y dirigir sus acciones”. Pero al mismo tiempo –según se afirmó durante la audiencia– “tiene inhibidos los frenos de su conducta y hace lo que le da la gana”.
Según el planteo de sus abogados, Conzi no estaría en condiciones mentales de comprender lo que hizo. Si este argumento se sostiene, el dueño de Dallas podrá ser absuelto por la Justicia y cruzar las puertas de un instituto psiquiátrico. Allí pasaría sus días hasta que los especialistas determinen que dejó de ser peligroso para sí mismo y para los demás. En cambio, si se sostiene la postura que adoptaron las querellas y la fiscal del juicio, Gabriela Baigún, Conzi fue y es totalmente consciente de lo que hizo y está en condiciones de ser condenado. La fiscal y la defensa estuvieron de acuerdo en algo: si una cuestión de peso restaba definir, era la de inimputabilidad. Esa fue la razón por la cual decidieron prescindir de 22 testigos, dado que durante el debate quedó casi acreditado que fue el dueño del restaurante Dallas quien baleó de 14 disparos el remís donde murió Schenone el 16 de enero de 2003.
De acuerdo con los estudios clínicos que se le realizaron a Conzi, el empresario no tiene “delirios ni alucinaciones”. Además, los médicos dejaron claro que durante los interrogatorios estaba “lúcido” y “colaboraba en los cuestionarios”, recordó la médica legista Alba Pagano, la primera en declarar ante el Tribunal Oral Criminal Nº 4 de San Isidro. La experta contó que solía sentirse atemorizada por actitudes del empresario. Y recordó una ocasión en la que llevaron a su presencia a Conzi esposado, lo que produjo un estado de alteración en el empresario que la impresionó por los gritos y los ojos inyectados que exhibió.
Además de referirse a la capacidad de Conzi de comprender sus acciones y a la ausencia de “frenos” en su conducta, la especialista contó que un día, mientras se hacían las pericias, el empresario anunció que “tenía una flatulencia”. Se paró, fue derecho a un rincón de la sala y la expulsó delante de los médicos. “A mí me dio vergüenza”, llegó a decir la médica. Después, fue el turno de la neuróloga Sonia del Valle Siever. Ella explicó que “el estudio hecho a Conzi fue globalmente normal”. El tercero fue el psiquiatra Rubén Frontini. El también recordó a Conzi dando alaridos amenazantes frente a los peritos: “Si sale un informe desfavorable, aunque tenga que gastar dos millones de dólares van a conocer un verdadero asesino y no van a comer nunca más un asado con sus hijos”, contó que dijo el empresario. Por lo demás, el psiquiatra se acordó de cómo el dueño de Dallas “aburría con su tesis sobre Cristo. A veces teníamos que pararlo y preguntarle de otros temas”, refirió.
El dictamen de los peritos no fue considerado contundente para los allegados a la causa. Si bien permite seguir con la acusación, no le asestó el golpe de gracia a la teoría de la locura y –con ella– a la posible inimputabilidad, la única carta fuerte que podría favorecer la estrategia de la defensa. De este modo, reinó la misma indefinición que en el peritaje oficial, concluido en junio de 2004. Ocurre que allí se señaló que al momento del hecho, Conzi “comprendía la criminalidad del acto” y no habría elementos “que permitan estimar lo contrario”. Pero en otro punto de la evaluación, los peritos afirmaron que Conzi “posee una personalidad que lo predispone a desbordes emocionales”. De este modo, no descartaron que “bajo ciertas circunstancias de abuso de alcohol u otras sustancias psicoactivas, se podría haber alterado la capacidad de control sobre sus actos”. Esta posibilidad es la que ayer refrescó Frontini.

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Los peritos no fueron categóricos en cuanto a la imputabilidad.
 
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