“El cadáver tenía una curita sobre la ceja izquierda: Mariana dijo que el perro se había subido a la cama y lo había lastimado. No parecía triste, sino más bien preocupada.” De estos detalles dio testimonio un amigo de la infancia de Julio César Caprarulo, el hombre por cuyo asesinato, en Avellaneda, está detenida su mujer, que estuvo a punto de cremar el cadáver.

Juan Carlos, el testigo, contó que el sábado a las 13.30 recibió un llamado de Mariana Alexopoulos, de 57 años, esposa de Caprarulo, quien le dijo que el marido había muerto de un infarto. “Le pregunté: ‘¿Llamaste al 911? A lo mejor pueden reanimarlo’. Ella dijo que había llamado al médico de la obra social, que estaba en camino.”

“Hubo un momento extraño –continuó el testigo–, cuando Mariana le pidió a una amiga que la acompañara a la pieza donde estaba el cuerpo porque quería ‘cambiarle la ropa’. Cuando salieron, comentó que el perro se había subido a la cama y lo había lastimado en la ceja izquierda y en la oreja derecha. Ahí volvimos a entrar a la habitación y vimos que al cadáver le habían puesto una cinta adhesiva sobre la ceja izquierda.”

La mañana siguiente, en el cementerio de Berazategui, “mientras esperábamos, salen unos empleados y dicen que el cuerpo no se puede cremar porque hay una denuncia. Cuando llegó la policía, comentaron que el cuerpo tenía golpes”. En la comisaría de Hudson, tras la autopsia, “nos dijeron que la muerte había sido violenta, que el cuerpo había sido preparado y maquillado. Nos tomaron declaración y ella, Mariana, quedó detenida”.