SOCIEDAD

La matemática de las encuestas

 Por Adrián Paenza

Creo que es obvio que no iba a poder aportar toda la matemática necesaria para este artículo, no sólo por el lugar sino también por la cantidad de pre-requisitos necesarios. Sin embargo (y esto me parece que es muy importante) no hace falta una matemática profunda, sólo reservada para un grupo muy reducido de personas que están a punto o bien de licenciarse o de obtener un doctorado en matemática. Es algo que se estudia –por ahora– en los primeros años de las carreras de matemática, física, computación... por poner algunos ejemplos. Digo por ahora, porque creo que se deberían enseñar en los últimos años de los colegios secundarios, de todos los colegios secundarios.

La transformación que se ha producido en las sociedades en la última parte del siglo XX y en lo que va del siglo XXI, hace imprescindible que un alumno que egresa con su educación media completa, sepa programar –como mínimo– y tenga a su alcance herramientas de combinatoria, probabilidades y estadística. Por lo tanto, si bien en el artículo no aparece toda la matemática que es imprescindible para llegar a las conclusiones que figuran más arriba, mi objetivo fue el siguiente: cuando usted terminó de leer esta nota (si es que llegó hasta el final) debería estar preparado para contestar algunas preguntas básicas respecto de las encuestas y también estar advertido de algunos cuidados que hay que tener cuando lea los resultados impresos de encuestas con las que uno se tropieza en la vida cotidiana.

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