Viernes, 25 de abril de 2008 | Hoy
Por Liliana Hendel*
Los viernes son días especiales: juego al tenis (que es como empezar el fin de semana por adelantado) y recibo Las12.
A lo largo de estos diez años tuve una lealtad absoluta, jamás dejé de comprarla. Es una información imprescindible, una confirmación de lo que estoy trabajando o una discusión acerca de algún tema en el que no coincido.
Tuve mis columnas favoritas: Luciana Peker siempre me resultó irresistible con La Venta en los Ojos, y temiblemente cercana la serie de Inutilísimos. Esas con el primer mate, las centrales las guardo para el regreso, para saborearlas con tiempo.
Muchas veces charlamos en privado y también en público acerca del placer que les significa saber, a quienes hacen el suple, que tienen, como periodistas, ese paraguas, ese espacio en el que no hay que pelear para publicar “esas” notas: violencia, abuso, aborto, violencias otra vez.
¿Cómo se mide el impacto de Las12 en la calle? No lo sé, no sé cuánta gente lee el suplemento pero sí sé que lxs periodistas sí leemos todos los diarios y entonces desde allí esa información tiene muchas posibilidades de salir del gueto y amplificarse.
Las guardo casi todas, desde el principio. Un poco por amor, por esa entrañable sensación de que quienes escriben son pares, amigas a las que jamás vi pero que la pelean desde el mismo, árido lugar. Reconocer un lenguaje propio en algo que otra escribió.
Es también la necesidad de información, ese archivo lleno de datos confiables que se convierten en fuentes a la hora de armar una nota, buscar un nombre, disponer de cifras que muchas veces definen una entrevista o una salida al aire.
Guardarlas es también motivo de disputa matrimonial: “En la era de la virtualidad seguís juntando papeles”, dice Carlos, que también junta los suyos. Pero vamos ganando y siguen en mi territorio y alguna vez les mostraré a mis nietxs cómo era hacer periodismo de género en un diario de difusión masiva. Ya los temas que antes solo se leían en Las12 llegaron, chuecos pero llegaron, a otros diarios. Espero poder mostrarlo como una reliquia de lo que nos pasaba.
Romina Tejerina sigue presa y el padre de Valentina –una niña abusada– nos manda cartas documento para que nos callemos, y se cierran los talleres de Educación Sexual y el aborto sigue siendo un crimen para los bienpensantes cuidadores de la moral ajena... Aunque parezca que ya no hace falta porque ya llegamos incluso a la presidencia de la Nación, Las12, abracadabra, se convierte en el rincón imprescindible del desagravio. El lugar para decir, pensar, enojarse, el lugar para saber, para enterarse, pero sobre todo para no estar solas.
A las que lo hicieron y a las que lo siguen haciendo, ¡gracias y feliz cumpleaños!
* psicologa, periodista, conductora de La noticia en casa, TN
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