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Domingo, 15 de enero de 2012

PINK FLOYD

See Emily Play

Pink Floyd estaba tratando de hacerse conocer en la escena del Swinging London de 1966 cuando un encuentro entre una ingenua colegiala y Syd Barrett devino en la inspiración para su hit más importante. Cuando aún no habían firmado para ningún sello discográfico, The Pink Floyd Sound –tal como eran conocidos entonces– tocaban regularmente en All Saints Hall, justo afuera de Lasbroke Grove, en el oeste de Londres.

Emily Young, hija del político laborista Wayland Hilton Young, era alumna del cercano colegio Holland Park, y la mejor amiga de Anjelica Houston. Con quince años por entonces, Emily cargaba con sobrenombres como Far Out Em (traducible como La colgada Em) o La colegiala psicodélica. Después de un show en All Saints, fueron todos juntos a la casa de uno de los managers del grupo, que quedaba cerca, y compartieron un porro con Barrett y la banda.

Cuando el grupo firmó con EMI, necesitaron un sucesor para su primer single, y Barrett cambió la letra para una canción que tenían compuesta, titulándola “See Emily Play”. Aunque sus amigos y compañeros de banda comenzaron a ver entonces un deterioro en su salud mental, aún conservaba su lado juguetón. En una de sus características declaraciones, le contó a un periodista que había visto a Emily bailar desnuda en un bosque, mientras dormía bajo las estrellas después de una gira en el norte.

“En una biografía de Barrett escribieron que yo era fan del grupo, y por eso estaba ahí esa noche, pero nunca lo fui –confesó Emily en el 2001–. Apenas si les presté atención, porque estaba interesada en los poetas que solían aparecer en Notting Hill por aquella época. Por eso estaba en All Saints.” Convertida en una de las escultoras británicas más importantes desde fines de los ’90, su estudio está ubicado en el oeste de Londres, no muy lejos de donde escuchó a Pink Floyd por primera vez. Asegura que ella no es “la chica que intenta pero no entiende”, como dice la letra. “No me conocía lo suficiente como para tener ninguna opinión sobre mi carácter. Más bien es una conversación entre el Syd original y la persona dañada por las drogas en la que se estaba convirtiendo. Es un halago haber sido elegida como la encarnación de su mágico talento, pero esa canción no es de ninguna manera sobre mí.”

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