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Cataluña se movilizó por la consulta simbólica

Alrededor de dos millones de catalanes se acercaron a las urnas para participar de la consulta independentista impulsada por el presidente regional Artur Mas, y desconocida por el Tribunal Constitucional español, sobre un total de 5,4 millones que estaban habilitados para participar. La jornada transcurrió con normalidad a pesar de las presentaciones judiciales para evitar la votación.

Dos horas antes del cierre de la consulta, la vicepresidenta del Ejecutivo, Joana Ortega, informó que fueron 1.977.531 las personas que habían acudido a las urnas para responder: "¿Quiere que Cataluña sea un Estado? En caso afirmativo, ¿quiere que este Estado sea independiente?".

Las largas colas de los colegios electorales y la informalidad de un ambiente reivindicativo más propio de una manifestación que de elecciones dentro de colegios electorales, marcaron la multitudinaria jornada de la consulta simbólica.

"Votamos sí/sí, por el futuro, el pasado y por el presente. Espero que esto sirva para ejercer presión al gobierno español para que consigamos un referéndum oficial", señaló a Télam Laura Salvadó, una catalana que votó junto a su hijo y su marido, estadounidense, en el colegio Felip Neri, en el casco antiguo de Barcelona.

La Fiscalía del Tribunal Superior de Cataluña, a solicitud del Fiscal General del Estado, había abierto ayer una investigación para determinar si la cesión de locales públicos para la votación constituía un delito, debido a la suspensión judicial dictada por el Constitucional. Sin embargo, el juez de turno descartó retirar las urnas de las escuelas porque consideró "desproporcionada" la medida.

"Las intimidaciones son del pasado, que dejen al pueblo de Cataluña tranquilo", sentenció Mas, el presidente catalán, quien aseguró que él y su gobierno se hacen responsables de la consulta.

Los 1.317 colegios electorales habilitados abrieron a las 9 de la mañana con total normalidad, pero en medio de un clima de incertidumbre y tensión por el temor a la llegada de una decisión judicial que ordenara a la policía el precintado de los miles de establecimientos públicos donde se lleva a cabo la votación.

Muchas personas como Laura acudieron en familia a los colegios electorales, en donde a diferencia de las tradicionales jornadas electorales, se vivió un clima muy distendido, lleno de abrazos, saludos y "selfies" (auto fotos) con las que la mayoría de los participantes de la votación retrataron ese momento histórico.

"Esto es simbólico, pero es lo único que tenemos ahora", remarcó Laura, ilusionada por tener la oportunidad de votar sobre la independencia de Cataluña. Desde primera hora de la mañana, los colegios electorales estuvieron abarrotados en el barrio conocido como "La República Independiente de Gracia", un reducto de los soberanistas.

"Alguien nos tendrá escuchar, si no es España, debería ser la Unión Europea", destacó Montse Peñuelos, catalana de 37 años, que también acudió a votar junto con su marido e hijos.

Desde hacía casi un año, la fecha estaba marcada en rojo en el calendario de los catalanes, aunque la consulta oficial fue suspendida de forma cautelar por el Tribunal Constitucional (TC) español, y, pese a su carácter simbólico, supone todo un desafío de cara al Ejecutivo central del conservador Mariano Rajoy.

"Por poco sentido común que tengan, cualquier actuación fuera de lugar sería un ataque directo a la democracia. Estamos utilizando nuestro derecho a la expresión, aunque con un simbolismo político importante”, subrayó Mas.

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