El ejército kurdo-iraquí disolvió tres frentes abiertos en la periferia de la segunda ciudad más importante de Irak, donde el Estado Islámico mantenía posiciones a pesar de la reconquista encabezada por la coalición apoyada por Estados Unidos. "Todo avanza según el plan trazado y la agenda, incluso más deprisa", declaró el jefe de operaciones conjuntas, Taleb Shaghati.

Tras el ataque, los jihadistas volvieron a ceder terreno en torno de Mosul. Anoticiado de este hecho, el el ministro de Exteriores iraquí, Ibrahim al Yafari, aseguró en París que la liberación de la ciudad va a ser "más rápido que lo previsto", aunque hasta el momento ningún responsable ha querido poner fecha a su reconquista definitiva.

Shaghati celebró la irrupción de las fuerzas de lucha antiterroristas del ejército iraquí en la población de Bartala, situada a 9 kilómetros al este Mosul y considerada una posición estratégica para la liberación de la urbe, principal plaza fuerte de los jihadistas en Irak.