DEPORTES › ENZO FRANCESCOLI, íDOLO DEL CLUB, ANALIZA PRESENTE Y FUTURO

“A River le costará levantarse”

A punto de cumplir 48 años, el uruguayo se involucra en el porvenir de la institución en la que cosechó tanto éxito. Hay un cargo de manager en el horizonte y Francescoli desgrana algunas ideas que aplicará si accede a esa posición.

 Por Adrián De Benedictis

–¿Los problemas que viene teniendo River se producen por la falta de jerarquía en el plantel profesional?

–Creo que se ha ido deteriorando todo de a poco. River está caído y le va a costar levantarse, porque tiene un vestuario caído anímicamente. Y lo más importante es eso, que haya un vestuario sólido, una concientización de que hay un fin común, que es ganar. River perdió esa credibilidad del vestuario y lo llevó a donde está ahora.

–¿Qué necesita River para levantarse?

–No sólo ganar campeonatos, sino también un cambio institucionalmente, involucrarse más en lo social, algo más integral. Un cambio como proyecto de club, institucional. La idea es que los chicos que llegan al club se queden un tiempo largo, puedan crecer y utilizar el deporte como una guía de esparcimiento, y por ahí terminar siendo una profesión. El club tiene más de 40 deportes federados y no ha tenido últimamente una inserción social profunda. Además del fútbol, sería bueno que recuperara todo eso. Depende de muchas cosas, que va a llevar tiempo acomodar.

–¿Usted puede aportarle algo?

–Sí, mi experiencia. El manager es un tipo que, por lo general, en todas las instituciones del mundo es un ex jugador de fútbol, tal vez del club, y está ahí por el ida y vuelta que tiene con los hinchas. Esto pasa tanto en los clubes que son asociaciones civiles como en sociedades anónimas. El manager no es alguien que sólo está en los clubes que son sociedades, para facilitar la tarea del presidente y de los dirigentes, sino también está en clubes como Real Madrid o Barcelona que, al igual que River, son asociaciones civiles. El manager hace que exista fluidez entre el vestuario y la política del club. Eso es difícil de llevar porque por lo general el presidente de un club no es conocedor de un vestuario. El manager es el puente entre esas partes, no quita nada y agrega entendimiento. Esto es lo que quisiera hacer yo en River.

–¿River debe ser manejado como una empresa?

–Creo que sí, que hay lugares que sí. El marketing y las finanzas de River tienen que ser manejados con criterio empresarial. Que sean claros y públicos si es posible. El marketing de los grandes clubes lo conduce quien entiende del negocio y es difícil que el marketing de River lo maneje gente que no tenga capacidad para hacerlo. Hay puntos clave del club que necesitan cierto profesionalismo. El mundo de los números, en un presupuesto de casi seis millones de pesos mensuales, requiere de gente profesional. Yo no me haría cargo de eso porque no lo entendería, no estoy capacitado. No creo que las sociedades anónimas empobrezcan el fútbol. Las cosas si están bien hechas valen igual, ya sea sociedad anónima o si es un club sin beneficios.

–¿Su modelo de conducción es el que aplicó Mauricio Macri en Boca?

–No sé, desconozco el modelo que aplicó él en Boca. Obviamente tuvo éxito deportivo después de varios años de fracaso. Creo que hubo coherencia, después de esos años de fracaso donde estuvieron (Carlos) Bilardo y (Héctor) Veira, pero la gente siguió creyendo y apostando al cambio que él implementó. Ese es el tema: la gente de River tiene que pensar que un cambio no será de un día para el otro. Estoy metido en esto, si es que (Rodolfo) D’Onofrio gana las elecciones, porque hablé con él cuando nos presentaron amigos en común y me cayó bien. No tengo nada en el medio. El me ofreció el fútbol porque me dijo que no tenía experiencia de vestuario, y yo acepté después de pensarlo mucho. Ahora tengo una exposición porque tengo que dar explicaciones, pero no hago política, si es que se puede entender esto. Después, River no va a salir campeón del mundo porque esté yo, sino porque se dé una conjunción de cosas.

–Además de D’Onofrio, también acompañará a Hugo Santilli (candidato a vicepresidente), acusado por el destino que le dio al dinero de su famoso pase al Racing de París. ¿Eso también lo pensó mucho?

–Eso es un problema de él, es un problema de D’Onofrio, que lo eligió. Santilli no va a estar en el fútbol conmigo. Yo tuve un problema personal con él y traté de solucionarlo; es más, estuvimos mucho tiempo sin hablarnos. Pero no tuvo que ver con la transferencia, sino con una letra de cambio que yo le había adelantado al club, para que pudiera pagar los premios de ese fin de temporada, y luego el club me lo devolvió. Lo único que no me pagaron fueron los impuestos, y yo tuve que pagar una fortuna por los impuestos. Por eso me enojé con él, fue personal. Lo del pase es un problema de él, y no sé si trató de explicarlo en algún momento.

–¿Han vuelto a charlar?

–Sí, nos vimos un par de veces. Pero yo no soy juez para juzgar a nadie.

–¿Tiene temor por su idolatría? Porque hasta el propio Bianchi en Boca parece estar en la mira en ese cargo...

–El lo sabía. Si mañana vuelve de técnico a Boca y el equipo no gana, lo van a criticar. Si la cosa va bien, estará todo bien, y si no, uno será criticado. Lo saben Bianchi, Maradona, Pelé y Cruyff, la historia fue así. Lo que no me gusta es la mala intención, y que digan que tal futbolista jugó mal porque anoche salió. La vida privada es privada. Para mí hubiera sido más negocio sentarme en una oficina, esperar a que gane el que sea y pedir lo que quiera. Yo también tengo un arma de presión, que es el cariño que tiene la gente por mí, y sin embargo vengo y pongo la cara. Si mañana sale mal, me van a putear a mí.

–Siempre que le ofrecieron dirigir a River, ¿rechazó las ofertas porque no se siente capacitado?

–No sé si soy capaz o no, habría que verlo. Jugar bien al fútbol no te da otro crédito que ése. Uno va quemando etapas, pero no fui técnico porque no tuve ganas. Una de las cosas que más me complican es estar concentrado muchos días, lo sufrí mucho. Quiero volver a dormir a mi casa. Parece una estupidez pero es eso, y no me importa el que dirán.

–¿Se imaginaba algo similar a lo que le está sucediendo a Maradona?

–No, no, creo que él tampoco. Sabía que se hacía cargo de algo muy complicado. Uno se expone siempre, yo volví a River exponiendo los primeros cuatro años donde me llamaron “Príncipe” y fui goleador. Sin embargo, volví y me fue bien. En la vida uno tiene que arriesgar, y no lo hice como técnico porque no lo siento con algunas cosas. Ahora seguiré una línea que comenzaron (Christian) Bassedas (Vélez), (Gustavo) Dezotti (Newell’s) y Bianchi, pero si me va mal daré un paso atrás.

–Una vez consideró a Bielsa como un técnico ideal, ¿sueña con que dirija a River en el futuro?

–No, sólo sueño con un tema más estructural. Quiero que los chicos salgan del club y les cuenten a sus amigos lo bueno que es entrenarse en River. Ese es mi sueño hoy. No lo conozco personalmente a Marcelo, pero sí me gusta. Lo conozco más por (Eduardo) Berizzo y sé que es un hombre con proyectos y que no deja nada librado al azar. Es el técnico que me encantaría tener, pero está muy lejos. Yo creo en el trabajo, en la estructura, y Astrada tampoco es un improvisado. Y ojalá que no tenga que ir a buscar a nadie porque significará que Astrada se quedó diez años en River.

–Con usted de manager, ¿Ramón Díaz nunca será entrenador?

–No, para nada, no es así. Si bien no comparto algunas de sus decisiones, River está por encima de Francescoli y de Ramón Díaz. Nadie está excluido, si River necesita de él vamos a ir a buscarlo.

–¿Los intermediarios tendrán lugar en River?

–Depende. Si las cosas son claras, es como comprar una casa por inmobiliaria. Si todo está en orden, tendrán su lugar.

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Enzo Francescoli, ídolo de River, puede ser el manager del club.
Imagen: Alejandro Leiva
 
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