Será su segunda experiencia como entrenador, pero la primera que comenzará desde cero. Apenas con 33 años, Sebastián Méndez es el director técnico más joven de la Primera División. Y al frente del plantel de Banfield intentará inculcar esa fortaleza que supo mostrar como defensor y que le permitió conseguir ocho títulos a lo largo de su carrera.

El desafío no será sencillo, pues recaló en el equipo donde se retiró en 2009 siendo campeón, pero ya sin Julio César Falcioni. Ahora, con su mentor en Boca, otra es la historia, y Méndez buscará marcar su propio sello. “Hay que imponer una identidad para que el tiempo de gloria en este club continúe y se mantenga entre los más sólidos y competitivos de Argentina”, aseguró el nuevo DT en diálogo con Página/12.

En plena pretemporada en Mar del Plata, el conjunto de la zona sur se prepara para afrontar el Torneo Clausura y así dar vuelta la página de un segundo semestre de 2010 que lo vio envuelto en conflictos que están más allá del campo de juego. La novela de Falcioni y su paso a la institución de la Ribera hicieron que todas las miradas se posaran sobre Méndez para reemplazarlo. El tramo final del Apertura, cuando ya se sobreentendía el traspaso y los resultados no acompañaban, ya que Banfield perdió cuatro de los últimos cinco encuentros del certamen pasado, volcaron la balanza para que los dirigentes se decidieran por un viejo conocido. “Es una situación difícil que hay que sacar adelante. Siempre el cambio de entrenador es un trauma, pero es necesario entender sus beneficios. Será cuestión de sacarle el mejor rédito posible”, señaló el flamante DT.

Pilar del equipo que dio la vuelta olímpica en la Bombonera tras el título conseguido en el Torneo Apertura en 2009, Méndez recalca la importancia que tuvo Falcioni para que él decidiera volver al fútbol para cerrar su carrera en Banfield. “Le debo mucho porque me fue a buscar cuando no pasaba un buen momento y por problemas de lesiones pretendía abandonar la profesión. El buen ambiente que se consiguió nos posibilitó ganar el campeonato. Ese contexto es el que pretendo para este momento del club”, enfatizó.

Pero desde que tomó las riendas del plantel, los problemas no dejaron de sucederse. Las idas y venidas en torno de la posible trasferencia de Walter Erviti –también a Boca– pusieron bajo el tapete a las cuestiones estrictamente futbolísticas. Así, sumado al tire y afloje que parece aflorar a cada momento entre el mediocampista y los dirigentes, hacen mella en la tranquilidad del elenco que conduce Méndez. “Es complicado sobrellevar una pretemporada con calma si de lo único que se habla es de los problemas por un pase. Es necesario que se clarifique el asunto así todo el plantel despeja la cabeza y piensa sólo en fútbol. Es evidente que las presiones golpean fuerte al grupo. Si el deseo de un jugador es irse, no queda otra que aceptar esa realidad porque después puede ser peor para todos”, analizó.

Deslizando indirectas, Méndez busca reestructurar su idea de cara al Clausura, ya que Erviti es pieza fundamental en el andamiaje de Banfield. “En mi equipo están los que demuestran interés por vestir la camiseta y tiran para delante con la intención de dar lo mejor”, remarcó. Y agregó: “Soy consciente de que la juventud me juega en contra, pero tampoco hay que suponer que me tiembla el pulso para manejar un plantel”.

Esa sentencia ya la aplicó en su primera incursión como entrenador, cuando arribó al banco de San Lorenzo para reemplazar a Diego Simeone, apenas cuatro meses después de retirarse. Debutó justamente ante Banfield. Perdió 2-0 y su equipo se mostró deslucido. Luego, con más tiempo para trabajar, ganó su segundo encuentro, frente a Independiente, que en ese momento marchaba puntero. También logró vencer 3-0 a Huracán. Pero más allá de escasos buenos resultados, el paso por el club de Boedo no fue lo esperado. Ahora busca revancha, pero desde cero. El comienzo del camino será en la primera fecha frente a Olimpo en Bahía Blanca.

Entrevista: Matías Quercia.