DEPORTES › JUAN DE LA CRUZ KAIRUZ QUERELLO A SUS DENUNCIANTES

El entrenador-represor no se quiere dar por descubierto

El actual técnico de Antoniana de Salta, acusado de participar en un grupo de tareas en Ledesma, abrió una causa por daño moral contra un abogado y el hijo de una de sus víctimas.

 Por Gustavo Veiga

Juan de la Cruz Kairuz, el director técnico acusado de integrar un grupo de tareas durante la última dictadura, es un hombre obstinado. Niega una y otra vez aquel pasado, pero no sólo eso; ha decidido querellar a sus denunciantes: Daniel Tort, un abogado de Salta vinculado a organismos de derechos humanos, y a un testigo clave de su historia, Ricardo Arédez, hijo de Olga y Luis Arédez, un matrimonio emblemático de las luchas políticas y sociales en la localidad jujeña de Libertador General San Martín. Ella, una corajuda Madre de Plaza de Mayo, también lo incriminaba, hasta que falleció el 17 de marzo de 2005 producto de una larga enfermedad. Su esposo se encuentra desaparecido desde el 13 de mayo de 1977.

El también ex futbolista de Atlanta, Newell’s y Gimnasia y Esgrima de Jujuy entre los años ’60 y ’70, había sido ayudante de campo primero, y DT después, en Atlético Ledesma, el club del ingenio azucarero que aún pertenece a la familia Blaquier. Entrenador de día y represor de noche, como tituló Página/12 en una extensa nota el 17 de abril de 2005. Kairuz, patrocinado por el letrado Dardo Verchán, presentó en la Justicia una querella contra Tort, quien además de abogado es socio del club Gimnasia y Tiro de Salta que, con una denuncia pública, lo obligó a renunciar en septiembre del año pasado, luego de haber permanecido apenas unas horas en su cargo. Sin embargo, como el técnico es un personaje con contactos políticos y deportivos en las provincias del noroeste, consiguió trabajo con relativa facilidad y hoy conduce al plantel de Juventud Antoniana, que juega en el campeonato Argentino A.

Hasta donde el doctor Tort pudo indagar, sólo un miembro de la comisión directiva del club que lo mantiene contratado se opuso a la llegada de Kairuz por sus antecedentes durante el régimen militar. El entrenador revistó como agente en la policía jujeña durante ocho años, a partir de 1973, según relató en más de un reportaje. En esa condición participó de un operativo represivo en la casa de la familia Arédez el 13 de junio de 1977, cuando se cumplía un mes del secuestro y desaparición de Luis, quien era el único intendente de Libertador San Martín que se había animado a cobrarle los impuestos que correspondían al ingenio de los Blaquier.

Para la conducción de Juventud Antoniana encabezada por el ex senador provincial del PJ, Francisco Cornejo –en rigor, la entidad entró en convocatoria de acreedores el 24 de julio de 2000, quebró y su fútbol está controlado por un órgano fiduciario–, aquella historia de Kairuz no pesó a la hora de emplearlo, como sí había sucedido en Gimnasia y Tiro, un rival tradicional, como lo es también el otro “grande” de la provincia, Central Norte. De Antoniana, como se la conoce popularmente, son hinchas caracterísaticos el vicegobernador de la provincia, Walter Wayar, y el actual intendente de la capital, Miguel Angel Isa, quien también condujo al club en el pasado.

Tort ha sido denunciado en el Juzgado Correccional N 3 de Salta, a cargo del doctor Fernando Marinaro y la causa tiene el número 23.300/06. Kairuz le reclama 24 mil pesos de indemnización por el contrato que no pudo cumplir en Gimnasia y Tiro, más 10.000 por daño moral y la pena de prisión. “Si su moral vale 10.000 pesos, no hay problema, yo se la pago. A mí no me interesa lo que pueda sucederme; sí que se sepa la verdad de lo que hizo Kairuz durante la dictadura.”

Asimismo, Arédez, quien trabaja en la Universidad de Buenos Aires, confirmó que él también fue querellado por el técnico y ex policía represor. “Quisiera saber por qué hizo el operativo en mi casa y qué pasó con las cosas que se llevaron, como documentación de mi papá; sobre todo, la vinculada a su trabajo al frente de la Municipalidad.”

Ricardo sufre una clase de indignación muy diferente a la que se atribuye Kairuz, producto de una presunta afrenta a su honor. Su padre continúa desaparecido, su madre murió por un tumor cancerígeno producto de la bagazosis, enfermedad que causa el bagazo, o residuo de la caña depositada al aire libre por el ingenio que le dio de comer al entrenador, y aún espera por el esclarecimiento total de esas muertes en la Justicia. Tampoco, claro está, sería el único testigo en condiciones de ratificar todo aquello que Kairuz niega hasta hoy.

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Juan Kairuz, el técnico-represor, quiere 10 mil pesos por daño moral.
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