Desde París

Rafael Nadal, número uno del tenis mundial, confesó que está al borde de sus fuerzas en el final de una temporada en la que aún tiene dos grandes desafíos por delante, la conquista de su primer Masters y la final de la Copa Davis en Argentina. “Estoy un poco al límite, llego un poco justo”, dijo el español. “Llegamos muy mal, muy mal”, corroboró a Toni Nadal, su tío-entrenador. “Es el último esfuerzo, confío en llegar mejor preparado a lo que me queda”, añadió el tenista de 22 años, que no duda en confirmar que se siente peor que hace doce meses en idénticas circunstancias.

Tras 90 partidos con 80 victorias y diez derrotas, Nadal puede estar orgulloso de una temporada en la que conquistó ocho torneos, entre ellos Roland Garros, Wimbledon y el oro olímpico en Beijing, pero al hablar con él en el frío y lluvioso otoño parisino da la impresión de que preferiría estar ya de vacaciones.

Tras su paso por París-Bercy, un torneo imprescindible para acceder al “bonus” de 1,5 millón de dólares que otorga la ATP a fin de temporada, Nadal volará el martes a Shanghai y, una vez que termine de jugar en el crudo otoño chino, se subirá a otro avión, vía Munich, que lo deposite en Mar del Plata, luego, para disputar la final de la Davis.

Dos semanas atrás, Nadal fue eliminado en Madrid por el francés Gilles Simon, en un partido en el que dio síntomas de agotamiento físico y mental. Toni Nadal ve a su sobrino mejor de cara a la Davis que al Masters. “Creo que Shanghai va a ser el desafío más complicado. Porque la Davis sabes que es el último esfuerzo. Yo espero que juegue bien en la Davis. Tú vas con el equipo, si el capitán anima bien será importante tanto para David (Ferrer) como para Rafael.”