DEPORTES › LA VICTORIA SOBRE BRASIL

Se cortó la sequía

Argentina pudo cortar la racha con Brasil y finalmente le ganó luego de cinco años. Con el gol de Messi en tiempo de descuento, el equipo sumó una victoria en el estadio Khalifa Internacional de Doha, Qatar, ante la presencia de 50 mil personas. Una corrida de la estrella del Barcelona, que finalizó con un zurdazo bajo y esquinado al palo izquierdo del arquero Víctor, sacudió la parsimonia de un partido demasiado amistoso, que perfilaba para un empate sin emociones. El gol de Messi sirvió para que el conjunto de Sergio Batista, ahora confirmado hasta 2014, se reencontrara con la victoria luego de la derrota ante Japón el mes pasado.

Brasil, que tuvo el regreso de Ronaldinho después de un año y nueve meses, perdió el invicto de la era de Mano Menezes y sufrió el primer tanto en cuatro partidos.

Más allá de la satisfacción por el resultado ante los pentacampeones del mundo, el clásico dejó para el equipo argentino algunos interrogantes en el funcionamiento. El plantel transmitió sensación de inestabilidad defensiva en el comienzo, a partir de un mejor dominio de la pelota por parte de Brasil, que se tradujo en mayor facilidad para visitar las cercanías del arco de Sergio Romero.

El equipo de Batista mostró dos caras: una poco atractiva, en cada retroceso para recuperar la pelota; y otra, en ataque, más alentadora, cuando sus cuatro atacantes combinaron en el campo rival.

En un juego de mediana intensidad, Brasil prevaleció por los costados con frecuencia, y provocó una superioridad numérica imposible de resolver para Javier Zanetti y Gabriel Heinze, los laterales argentinos. Por ese motivo los brasileños tuvieron las ocasiones para convertir más claras de la primera parte. Una de ellas terminó con un remate al travesaño de Dani Alves, a los 18 minutos, y otra con un taco de Ronaldinho que atrapó Romero debajo del arco.

La intención de Batista de colocar a Di María como tercer delantero para bloquear las subidas de Dani Alves no funcionó, y el hombre del Barcelona fue un arma peligrosa junto a André Santos por el lado opuesto.

Brasil pudo adelantarse en el resultado si hubiera tenido mayor justeza en las acciones de Ronaldinho, Robinho o el veloz y atrevido Neymar (19 años), que encaró siempre con mucha soltura.

Para Argentina fue más difícil construir en ataque. Messi, vitoreado en cada intervención, participó en las tres ocasiones más peligrosas del equipo: dos mal resueltas en el área por Zanetti e Higuaín, y la restante frustrada por la imprecisión del rosarino cuando su zurdazo salió rozando el ángulo derecho.

La entrada de Lavezzi (foto) –de buen rendimiento, participó en la jugada del gol con Messi– por Higuaín implicó un reordenamiento táctico en el segundo tiempo. Di María se ubicó en el carril izquierdo, Pastore quedó definitivamente en posición de enlace y Messi rotó en ataque con el jugador de Napoli. Sin embargo, esto no alcanzó para cambiar el desarrollo de un partido jugado a revoluciones más bajas. El público qatarí buscó la motivación con aplausos, pero los intérpretes respondieron a cuentagotas. Apenas algunas pelotas paradas por cada lado fueron los intentos ofensivos de un clásico demasiado amistoso, hasta que Messi, destinado al protagonismo, inventó una gran jugada para que llegara la demorada victoria. “Ya es hora de ganarle a Brasil”, había anunciado.

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