Alemania, Japón y Gran Bretaña presentaron ayer nuevos planes multimillonarios para incentivar el consumo y reactivar sus economías, dejando en evidencia que cuando la situación es crítica la intervención del Estado termina siendo la mejor alternativa, aun para los defensores del libre mercado. Francia, por su parte, adelantó que seguirá el mismo camino y en la primera quincena de febrero dará detalles de un paquete de ayuda para mantener su industria automotriz a flote. El flamante presidente de Estados Unidos, Barack Obama, también quiere impulsar su propio plan de reactivación y ayer visitó el Congreso para tratar que los legisladores republicanos aprueben el desembolso de 825.000 millones de dólares en inversiones y exenciones fiscales. Lo que sigue es un detalle de lo que tienen previsto hacer las potencias europeas y Japón para salir adelante:

- Alemania: El gobierno aprobó ayer el desembolso de 50.000 millones de euros (66.000 millones de dólares) para apuntalar su economía, que entró en recesión el trimestre pasado. Es el plan más importante de la posguerra y se suma a un primer aporte de 31.000 millones de dólares aprobado el año pasado, que rápidamente fue considerado insuficiente debido a la magnitud de la crisis.

El nuevo paquete, que deberá ser sometido al Parlamento antes del 1º de febrero, incluye fuertes inversiones estatales, pagos asistenciales, una reducción de la carga impositiva, rebajas de costos laborales y el pago de subsidios para la compra de automóviles, entre otros. También se dispuso que las compañías alemanas que sufran una grave falta de liquidez podrán recurrir a créditos y avales estatales, provenientes de un fondo de gobierno de hasta 100.000 millones de euros (133.000 millones de dólares). El plan contempla un bono único de 100 euros (133 dólares) por cada hijo, así como un aumento de 60 a 70 por ciento de las prestaciones sociales mensuales a los niños de familias desempleadas. Por otra parte y para ayudar al sector automotor, uno de los pilares de la economía alemana, se fomentará la compra de vehículos nuevos y ecológicos mediante un bono único de 2500 euros (casi 3330 dólares).

El ministro de Finanzas, Peer Steinbrück, reconoció que Alemania aumentará su déficit por encima del 3 por ciento del PIB autorizado por la Unión Europea. Pero, según la primera ministra Angela Merkel, “no hacer nada en estos momentos nos sumergiría todavía más en la crisis y empeoraría nuestra situación presupuestaria”. Berlín espera una contracción del 2,25 por ciento del crecimiento para 2009.

- Japón: El Parlamento aprobó ayer una revisión del presupuesto que aumenta por segunda vez las cuentas del año fiscal 2008, que finaliza en marzo. En octubre se había inyectado en la economía nipona el equivalente a 20.300 millones de dólares adicionales y ahora se sumaran otros 54.000 millones de dólares. La iniciativa incluye ayudas financieras directas a los hogares y la compra de acciones preferenciales en algunas compañías.

En el primer caso, está previsto que el gobierno reparta cheques por valor de 22.500 millones de dólares entre los contribuyentes, unos 132 dólares por persona. El objetivo es reactivar el consumo privado, principal componente del Producto Interior Bruto junto con el comercio exterior, en un momento en que las exportaciones cayeron a causa de la fortaleza del yen y la retracción de la demanda mundial.

La inyección de fondos públicos en las empresas busca, en cambio, evitar que las firmas afectadas por la crisis cierren sus puertas generando más desempleo. Para poner en marcha esta iniciativa, el Banco de Desarrollo de Japón comprará acciones preferenciales de algunas compañías y la entidad financiera apoyada por el Gobierno, Japan Finance, se encargará de cubrir las pérdidas de las firmas que reciban fondos públicos del Banco de Desarrollo, en caso de que su situación empeore y las lleve a la bancarrota. Las empresas elegidas serán aquellas que tengan un mayor peso en las economías regionales y cuyo fracaso podría afectar en mayor medida a los niveles de empleo locales.

- Gran Bretaña: El gobierno anunció ayer que desbloqueará 2300 millones de libras (3200 millones de dólares) en forma de préstamos a la industria automotriz. “Ofreceremos garantías para desbloquear préstamos de hasta 1300 millones de libras procedentes del Banco Europeo de Inversiones”, declaró el ministro de Comercio, Peter Mandelson. En segundo lugar, “ofreceremos garantías para obtener otros mil millones de libras en préstamos o créditos de donde sea apropiado”, explicó. Como en otros países, el sector automotor se ha visto golpeado por la crisis económica mundial. La producción cayó hasta casi la mitad en diciembre, con el fin de adaptarse a la drástica reducción de la demanda. Mandelson aseguró empero que “los pasos que tomamos hoy (por ayer) ayudarán a las empresas a acelerar su proceso para ser más ecológicas, innovadoras y productivas”.

- Francia: El gobierno francés presentará “en la primera quincena de febrero” su plan de apoyo a la industria automotriz, anunció ayer el presidente Nicolas Sarkozy, en momentos que el sector, que representa 10 por ciento de los empleos en Francia, enfrenta una grave crisis. El mandatario insistió en el hecho que el gobierno pediría a los industriales, como contrapartida a la ayuda estatal, el compromiso de no cerrar instalaciones en Francia ni delocalizar su producción. “Queremos mantener nuestras industrias en Francia, queremos que cese la deslocalización”, dijo. “No habrá ni un centavo del dinero público si no tengo en contrapartida los compromisos de nuestros dos constructores, Renault y PSA Peugeot Citroën”, destacó.

La semana pasada, el primer ministro François Fillon anunció que el gobierno entregaría entre 5000 y 6000 millones de euros para ayudar a los constructores franceses de automóviles. Una de las medidas podría ser, para facilitar el “acceso a la liquidez”, acordar directamente a los constructores préstamos según el modelo empleado para el sector bancario.

Por otra parte, el gobierno exigirá a los ejecutivos de los constructores franceses que renuncien a sus bonificaciones anuales de cientos de miles de euros, tal como les había exigido anteriormente a los banqueros.