ECONOMíA › ARGENTINA Y BRASIL NEGOCIAN LA POLíTICA AUTOMOTRIZ COMúN DEL MERCOSUR

La disputa por los autos continúa

Brasil busca que las autopartistas se radiquen en ese país, aunque mantiene los beneficios para las unidades argentinas terminadas. La oferta no conforma al Gobierno porque se busca desarrollar la industria de autopartes.

 Por Javier Lewkowicz

El Gobierno tendrá esta semana una serie de encuentros con las autoridades brasileñas para continuar la negociación sobre la Política Automotriz Común del Mercosur, que debe definirse en 2013. Uno de los temas centrales es la localización de los procesos productivos. Brasil estableció la semana pasada su política de incentivos al sector que, si bien todavía no está reglamentada, impulsa a que las inversiones autopartistas se radiquen en ese país, aunque mantiene los beneficios para las unidades terminadas que se fabrican en Argentina. A mediano plazo, explican analistas, esto podría beneficiar a las terminales pero complicar a autopartistas, sector que el Gobierno quiere proteger y del que quiere potenciar su desarrollo para reducir el déficit comercial.

Las reuniones bilaterales se darán en el marco del encuentro internacional de proveedores de Volkswagen, que en esta oportunidad Argentina y Brasil promocionan. Estarán a cargo de la ministra de Industria, Débora Giorgi, quien encabeza las negociaciones por el lado argentino, y la secretaria de Desarrollo de la Producción de Brasil, Heloisa Gimaraes Menezes. También viajaron hacia Wolfsburgo, donde está la sede central de la automotriz, ocho autopartistas de capital nacional.

Desde un plano general, la intención de ambos gobiernos es aumentar la exigencia a las automotrices para reducir el nivel de déficit comercial que genera el sector. En el caso de Argentina, el rojo se verifica a partir del intercambio de partes con Brasil, mientras que en el país vecino la dificultad proviene de extrazona. La Política Automotriz Común del Mercosur regirá de 2014 a 2018. La normativa actual permite que el intercambio se haga con un arancel del cero por ciento para autos con un 60 por ciento de partes regionales. Ese esquema impulsó desde mediados de los ’90 la radicación de automotrices y la especialización con Brasil.

Según explicaron a este diario desde la cartera industrial, el piso de exigencia de partes y piezas nacionales para acceder al beneficio del arancel cero podría subir en el próximo acuerdo automotriz del Mercosur. Otra posibilidad que se baraja es incorporar de manera explícita el requerimiento de sustituir la importación de conjuntos de alto valor agregado (como el motor o la electrónica) por producción regional.

Sin embargo, la política regional deberá convivir con el plan de estímulo al sector que Brasil concretó la semana pasada. El gobierno de Dilma Rousseff incrementó el IPI, impuesto sobre productos industriales, del 10 al 40 por ciento. Las terminales radicadas en ese país, de atenerse a las exigencias oficiales, pueden volver a tributar el 10 por ciento, mientras que los autos fabricados en Argentina, al igual que en el caso de Uruguay y México, que está limitado por un cupo, mantienen el impuesto del 10 por ciento. De esa forma, el esquema castiga fuertemente a las importaciones de extrazona, que generan problemas en Brasil, e impulsa las ventas de la industria argentina.

“El plan de Brasil ha respetado a la Argentina. De todas formas, van a sacar normas suplementarias sobre cuestiones todavía no clarificadas dentro del decreto. Brasil tiene un déficit autopartista de 15 mil millones con extrazona y mantiene con Argentina un superávit de cinco mil millones. Por eso es importante establecer un esquema de mayor integración productiva”, indicó a Página/12 Luis María Kreckler, embajador en Brasil. En esa misma línea, Giorgi señaló ayer a través de un comunicado que “uno de los objetivos planteados para el sector en el Plan 2020 es alcanzar para ese año exportaciones por más de 25 mil millones de dólares de las terminales, y uno de los caminos es profundizar el desarrollo de plataformas regionales en el país”.

Brasil no definió en el último decreto si considerará a las partes argentinas como brasileñas para otorgar el beneficio impositivo, aunque la secretaria de Comercio Exterior, Tatiana Prazeres, se comunicó la semana pasada con funcionarios nacionales para asegurarles que no habrá problemas. El punto problemático es la inversión en procesos productivos, que Brasil parece querer incentivar a que se radique en su territorio. En ese caso, podría profundizarse el déficit comercial argentino en autopartes, algo que el Gobierno y los proveedores locales quieren evitar.

Además de las reuniones entre funcionarios, en la cumbre de proveedores de Volkswagen, autopartistas argentinos buscarán cerrar negocios. “El objetivo es doble: analizar oportunidades de negocios y trabajar para cerrar acuerdos de transferencia de tecnología con empresas europeas para sustituir partes que VW produce”, explicó a este diario Juan Cantarella, de AFAC, desde Alemania.

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Brasil tiene un superávit autopartista de cinco mil millones de dólares con Argentina.
Imagen: AFP
 
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