EL MUNDO › IMPULSO LA CAMPAÑA PARA ECHAR A MARIN DE LA CBF

El olfato de Romario sigue intacto

Goleador implacable, figura del tetracampeonato brasileño en Estados Unidos 1994, las cualidades de ataque de Romario no se atenuaron tras su despedida del fútbol, sino por el contrario: como diputado federal ha hecho de su campaña contra el presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), José Maria Marin, una bandera de lucha contra el continuismo de la corrupción en el fútbol. A tal punto, que Marin presentó una demanda por injuria y difamación contra Romario por la divulgación pública de la responsabilidad del dirigente deportivo en el caso de Vladimir Herzog.

La demanda fue presentada ante el máximo tribunal de Justicia de Brasil a raíz de una entrevista de Romario con varios medios de prensa en la que afirmó que Marin posee un pasado ligado a la dictadura militar. “Este presidente tiene el pasado ligado a la dictadura, no tiene moral para criticar. Da pena ver a la CBF pasando sus direcciones de un ladrón para otro”, declaró Romario en esa entrevista, muy difundida por la prensa brasileña. Esas acusaciones fueron replicadas por Marin en su presentación ante la Justicia.

El pasado 1º de abril, Romario se presentó en la sede de la CBF para entregar una petición con 55.000 firmas reclamando la salida del dirigente, a causa de su responsabilidad en el caso Herzog. Otros dos ídolos del fútbol brasileño como Ronaldo y Bebeto respaldan a Romario. “¿Merecemos tener en el comando de nuestro deporte más querido, a una persona sospechosa de involucramiento –aunque indirecto– con tortura, asesinato y la supresión de la democracia?”, dijo Romario en un discurso reciente.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, evita cualquier contacto con el octogenario dirigente, que reemplazó al cuestionado Ricardo Teixeira, exiliado en Miami, pero que representa su continuidad. Una versión asegura que Rousseff pretende desplazar a Marin de la titularidad del Comité Organizador del Mundial 2014 y reemplazarlo por Ronaldo.

El portavoz de la FIFA, Walter Di Gregorio, señaló que las denuncias de colaboración con la dictadura lanzadas contra Marin generaron malestar. “No es agradable. Es malo para las relaciones públicas y para la imagen del Mundial”, admitió. La FIFA ya no quiere mostrarse públicamente junto a dictadores, una postura que no le molestaba adoptar treinta y cinco años atrás, en ocasión del Mundial 1978.

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