EL MUNDO › EL DIALOGO EN GINEBRA

Siria no tiene paz

El inicio de las negociaciones de paz para Siria quedó en duda luego de que la única delegación de la oposición invitada anunciara que hoy no estará en la mesa de negociación en Ginebra. Pese al pedido expreso por parte del mediador de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, de que la oposición se acerque a la ciudad Suiza para formar parte de las conversaciones, la disidencia se negó argumentando que no recibió las suficientes garantías para sentarse a dialogar, pese a que este organismo multinacional se había comprometido a cumplir con todos los requerimientos para que fuera posible el comienzo de las conversaciones.

El presidente del Consejo Nacional Sirio, George Sabra, adelantó que seguirán reunidos en la capital de Arabia Saudita para decidir su postura final. “No puede haber ninguna ‘delegaciones pequeñas’ en las negociaciones: o llega una delegación íntegra o no participaremos nosotros.” Además, Sabra volvió a apelar al Consejo de Seguridad de la ONU para exigir el cese inmediato de los bombardeos sobre las ciudades sirias.

Sin embargo, se supone que las negociaciones contarán con delegaciones extranjeras de las potencias mundiales y regionales directamente involucradas en el conflicto sirio –Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea (UE), Turquía, Arabia Saudita e Irán– y por representantes del gobierno del Damasco del presidente Bashar al Assad.

Damasco apenas reconoce a un puñado de grupos políticos como oposición legítima, y al resto los tacha de “terroristas”, lo que dificulta la tarea de poner punto final a un conflicto que ya se cobró la vida de más de 250.000 personas y obligó a la mitad de la población del país a abandonar sus hogares. El único grupo opositor invitado por la ONU a las negociaciones de paz es la de la Comisión Suprema para las Negociaciones, la delegación anunciada en Arabia Saudita el jueves pasado, presidida por el general desertor y líder del Ejército Libre Sirio, Asad al Zubi, y por el negociador Mohamed Alush, un dirigente del Ejército del Islam.

La milicia islamista que lidera Alush es considerada por el gobierno de al Assad y sus aliados –Rusia e Irán– como una organización “terrorista”, mientras que algunos grupos opositores también la rechazan. Además de las diferencias internas que aún subsisten dentro de ese frente opositor sirio, las distintas facciones no se ponen de acuerdo si deben sentarse en la mesa de negociación en Suiza cuando en su país el ejército y sus aliados extranjeros continúan bombardeando y atacando las zonas controladas por milicias insurgentes.

En un intento desesperado por que los opositores asistan a la reunión, de Mistura, grabó un video dirigido al pueblo sirio en el que les pide que presionen a los delegados para que el diálogo no fracase de nuevo, como ocurrió en las dos anteriores rondas celebradas en la ciudad suiza. “Cinco años de guerra ya es demasiado. Los sirios ya han visto demasiadas conferencias, por eso esta nueva reunión no debe fracasar. ¡Jalás! (¡basta ya!, en árabe)”, proclamó. “Basta ya de asesinatos, de torturas, de cárceles, de bombardeos, de refugiados. Ahora necesitamos que las delegaciones de la conferencia que no pueden dejar pasar esta oportunidad”. Sin embargo, el emotivo mensaje no terminó de convencer a la oposición.

Poco antes de conocerse el anuncio de la delegación en Riad, de Mistura aseguró que las negociaciones comenzarán hoy, tal como estaba previsto.

La antesala a esta nueva ronda de diálogos de paz para Siria estuvo saturada de tensiones y enemistades en apariencia irresolubles. Una de ellas se cristalizó el miércoles cuando el principal partido político kurdo sirio anunció que no fue invitado a la mesa de negociaciones en Ginebra, luego de que Turquía amenazara con boicotear las conversaciones si este grupo participaba. El Partido de la Unión Democrática (PYD) es la fuerza kurda cuyo brazo armado –la milicia YPG– se convirtió el año pasado en la primera línea de resistencia contra el avance de los terroristas del Estado Islámico (EI) en el norte de Siria con la ayuda de Estados Unidos y su coalición internacional.

Turquía considera que el PYD y el YPG son organizaciones terroristas porque son aliadas de la principal milicia kurda del otro lado de la frontera, en Turquía, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Uno de los principales líderes del PYD, Abd Salam Ali, repudió la decisión de dejarlos fuera de las negociaciones de paz. “Claro, los terroristas sí fueron invitados”, dijo en referencia a las milicias islamistas que integran la delegación que aún discute los términos de su participación en Riad.

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