EL MUNDO

Día de todos los muertos en Irak

Ochenta y siete cadáveres de sunnitas fueron encontrados en Bagdad con signos de haber sido torturados y asesinados recientemente.

 Por Patrick Cockburn *

Irak se acercaba ayer cada vez más a una guerra civil al tiempo que la policía encontraba los cuerpos de 87 hombres ejecutados en Bagdad, muchos de ellos con señales de haber sido torturados. Los muertos parecían ser musulmanes sunnitas ejecutados en represalia por las bombas que masacraron a 58 personas e hirieron a 200 cuando explotaron en los atestados mercados en la Ciudad Sadr, fuertemente chiíta.

Unos 29 hombres muertos fueron encontrados enterrados en un pozo en un campo de juego. “Algunos chicos estaban jugando al fútbol y olieron algo fuerte y le avisaron a la policía”, dijo un funcionario policial. Los miembros de la milicia chiíta cavaron un pozo de 6 por 8 metros retirando las cuerpos. Encontraron que los hombres habían sido amordazados y atados y estaban en paños menores. Muchos habían sido torturados antes de que les dispararan. El teniente coronel Falah al Mohammedawi, vocero del Ministerio del Interior, dijo que parecía que los hombres habían sido muertos en Kamaliyah, un distrito chiíta en el Este de Bagdad, hace unos tres días. Los residentes locales ofrecieron sábanas para cubrir los cuerpos mientras eran sacados de la tierra. A un fotógrafo de AP que tomó fotos de la tumba le advirtieron que no las publicara. El lugar de la tumba sugiere que los hombres muertos eran sunnitas.

Ahora el temor en Bagdad es que las bombas detonadas por los insurgentes sunnitas en los barrios chiítas conduzcan a inmediatas represalias contra los sunnitas. Hasta que un ataque con bomba destruyó el santuario sagrado chiíta en Samarra el 22 de febrero, los chiítas habían estado contenidos en su reacción a los repetidos ataques que sufrieron desde 2003. También fueron advertidos para que no los provocaran buscando venganza por los clérigos chiítas como el Gran Ayatolá Ali al Sistani. Desde las bombas en Samarra, la voluntad de los chiítas para atender sus pedidos de paciencia se ha visto muy reducida.

En otra escena atroz, 15 cuerpos más de hombres que habían sido estrangulados fueron encontrados en un miniómnibus abandonado y estacionado entre dos distritos sunnitas, en el Oeste de Bagdad. En Ciudad Sadr otros cuatro hombres recibieron disparos en la cabeza y sus cuerpos fueron colgados de los cables de electricidad. En otros lugares de Bagdad otros 48 cuerpos, sunnitas y chiítas, fueron encontrados, dijo el teniente coronel Mohammedawi.

Para tratar de reducir los asesinatos sectarios, el Ministerio del Interior va a decretar un toque de queda desde las 8 de la noche del miércoles hasta las 4 de la tarde del jueves para coincidir con la reunión del Parlamento. Aunque ya pasaron tres meses desde las elecciones parlamentarias el 15 de diciembre, todavía debe formarse un gobierno. Estados Unidos, apoyado por los kurdos, está tratando de lograr que se instale un gobierno de unidad nacional, pero, aun si eventualmente es electo, es muy probable que esté fragmentado.

Los chiítas, 15-16 millones sobre una población iraquí de 26 millones, acusan a Estados Unidos, a los partidos sunnitas y kurdos de tratar de robarles los frutos de su victoria electoral en dos elecciones el año pasado. Los kurdos quieren desplazar a Ibrahim al Jaafari como primer ministro, diciendo que ignoró los acuerdos con ellos, particularmente sobre el destino de Kirkuk. Estados Unidos quiere que el Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Irak –cuya organización de milicia Badr, camuflados como comandos policiales, está acusada de asesinar a sunnitas– termine con el control del Ministerio del Interior, que tiene a 110.000 hombres bajo bandera.

A Estados Unidos también le gustaría encontrar un lugar en el gobierno para Iyad Allawi, su nacionalista secular favorito, a quien no le fue muy bien en las elecciones de diciembre. Esto probablemente sea resistido por Muqtada al Sadr, el clérigo nacionalista que fue blanco del ejército estadounidense en Najaf en agosto de 2004, cuando Allawi era primer ministro. Después de los asesinatos ojo por ojo de los últimos días, había poco tráfico en muchas calles de Bagdad ayer. En los distritos sunnitas hay terror de los comandos policiales, que son vistos como escuadrones de la muerte capaces de arrestar, torturar y matar a sunnitas simplemente por su identidad sectaria. Al Sadr puede ser la clave para crear un nuevo gobierno, ya que fue su apoyo lo que determinó que al Jaafari fuera el candidato de la coalición chiíta, la Alianza Unida Iraquí.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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Trabajadores iraquíes retiran los restos de dos iraquíes muertos en un tiroteo en Bagdad.
 
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