EL PAíS › EL KIRCHNERISMO NO LOGRó LOS DOS TERCIOS EN EL SENADO Y DEBIó POSTERGAR EL TRATAMIENTO DEL PROYECTO SOBRE JUBILACIONES

La movilidad se queda quieta una semana más

Pese a que había un acuerdo del oficialismo con la UCR, la oposición exigió la votación reglamentaria para tratar sobre tablas la movilidad jubilatoria. Pichetto los acusó de intentar “lesionar al Gobierno”. El tratamiento pasó para el miércoles próximo.

 Por Miguel Jorquera

El kirchnerismo volvió a sufrir un traspié en el Senado. Esta vez no alcanzó a reunir los dos tercios de los senadores presentes para tratar la movilidad jubilatoria y debió postergar la votación del proyecto hasta la semana próxima. La oposición se abroqueló detrás de esa exigencia reglamentaria para habilitar el debate –pese a que había acordado su tratamiento en la sesión de ayer– y vivió la postergación como “una victoria que evitó que se aprobara una fórmula de ajuste confiscatoria” para los jubilados. En tanto, el jefe de la bancada K, Miguel Pichetto, cargó contra los opositores por “no cumplir la palabra empeñada” y por intentar “horadar y lesionar al Gobierno”. Dentro del recinto, Pichetto arriesgó los números que ningún funcionario quiso detallar en el transcurso del debate por la movilidad y dijo que el aumento en las jubilaciones sería del “18 por ciento” para 2009 y que la Presidenta analizaba un ajuste previo en los haberes, antes de fin de año.

“Tenemos unos 42 votos para aprobar la ley. Sólo han ganado una semana”, dijo un ofuscado Pichetto antes de retirarse del recinto. “¿Desde cuándo las minorías conducen? Para eso tienen que ganar las elecciones”, se preguntó y respondió solo. Después, soltó de corrido: “Tuvieron una actitud desleal, no cumplieron su palabra (...) Para ellos todo está mal. Es un oposición destructiva”.

Minutos antes, el oficialismo había cosechado 43 votos sobre los 68 senadores que estaban en sus bancas. Le faltaron 3 más para alcanzar los dos tercios que habilitaran el debate sobre tablas de la movilidad.

Toda la oposición había exigido que cumpliera con el artículo 58 del reglamento interno de la Cámara, según el cual el dictamen del proyecto debe estar en manos de los senadores, “en lo posible” siete días antes de su tratamiento en el recinto. El oficialismo contaba con el compromiso asumido por el jefe de los senadores radicales, Ernesto Sanz, quien había asegurado que su bloque respetaría el cronograma trazado por el plenario de comisiones, incluida la sesión de ayer. Un acuerdo que se había sellado tras aceptar el pedido opositor de sentar nuevamente al titular de la Anses, Amado Boudou, frente a los senadores.

El presidente de la UCR, Gerardo Morales, fue el encargado de enarbolar ayer la bandera reglamentaria para trabar el tratamiento. Detrás se encolumnaron la Coalición Cívica, el ARI fueguino, los radicales K, el PJ disidente de Chiche Duhalde y Adolfo Rodríguez Saá, el socialismo y partidos provinciales como los bussistas de Fuerza Republicana y los renovadores salteños. La oposición dejó en manos del oficialismo la obligación de reunir quórum para sesionar y los dos tercios para tratar el proyecto de movilidad. La sesión se postergó hasta las 14.

Entonces, la oposición empezó a paladear un nuevo revés del kirchnerismo. Unos 25 senadores se reunieron en el bloque radical para analizar la situación. La primera conclusión llegó con el repaso de la lista de senadores presentes en la Cámara y la certeza de que el oficialismo no lograría los dos tercios. La segunda fue la de empezar a trabajar, tal como habían hecho durante el debate por las retenciones móviles, sobre las dudas que habían expresado varios senadores K.

“¡Todas verdes, todas verdes, ninguna madura!” En el bloque K, Pichetto recurría a un dicho de los fruticultores rionegrinos para expresar su suerte en los últimos debates del Senado. Las cuentas del kirchnerismo eran ajustadas. Además, no sabían si contarían con los votos de varios senadores de su bancada a la hora de tratar en particular la cuestionada fórmula de ajuste.

La lista de los disidentes difería según qué senador oficialista la realizara. Aunque en casi todos los conteos se repetían –igual que ante la Resolución 125– los nombres de los santafesinos Carlos Reutemann y Roxana Latorre, la salteña Sonia Escudero, la chaqueña Elena Corregido y la riojana Teresita Quintela. Incluso, contabilizaban con un dato a favor la ausencia del ex gobernador de Salta Juan Carlos Romero. “No es por diferencias con el proyecto, sino por sus posicionamientos políticos”, repetía una senadora kirchnerista a PáginaI12 para explicar la postura de los díscolos.

El oficialismo reunió el quórum y, con José Pampuro en la presidencia de la cámara, Pichetto se jugó la última carta: un cuarto intermedio de diez minutos en las bancas y una reunión de presidentes de bloques en un salón contiguo para intentar buscar otro acuerdo. El encuentro volvió a fracasar y el malhumor del oficialismo se reflejó en un áspero debate sobre la cuestión reglamentaria.

“Estamos viviendo en la Argentina un tiempo de fragilidades, donde la palabra o la lealtad, o la coalición política a la que se pertenece o que lo llevó al poder, se pueden no cumplir”, arrancó Pichetto repartiendo reproches. Luego arremetió contra las “actitudes inmorales” de la oposición. Morales, la lilita María Eugenia Estenssoro y Rodríguez Saá hicieron cola para pedir una cuestión de privilegio y rebatir esa calificación de “inmorales”.

Pichetto aceptó las interrupciones, escuchó las quejas y respondió que “no se trató de una calificación personal”. Pero volvió a la carga. Responsabilizó a la oposición de “trabar” el proyecto con “argumentos falaces” y hasta calificó como “turbamulta” al “sector gremial que primero dijo una cosa y ahora parece que ésta es la peor ley del mundo”. Sobre la Avenida Callao, un grupo de la CTA hacía tronar sus bombos y cánticos contra el proyecto de movilidad. Después, Pichetto volvió sobre la “ruptura” del compromiso radical y aseguró no tenerle “miedo a la sesión del miércoles que viene”. También afirmó que no forzaría el tratamiento para no exponer la ley a “la industria del juicio” previsional contra el Estado. En vano, el radical K Pablo Verani intentó bajar los decibeles convocando a un nuevo cuarto intermedio. Pero la suerte estaba echada. Pichetto prefirió la votación y perdió. Los 43 votos que consiguió le alcanzarán para lograr quórum y convertir en ley la movilidad jubilatoria dentro de una semana, si en el bloque oficialista no vuelven a aparecer los fantasmas de las disidencias.

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“Tenemos unos 42 votos para aprobar la ley. Sólo han ganado una semana”, dijo Pichetto, ofuscado.
Imagen: DYN
 
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