EL PAíS › NO LOGRABAN CONSENSUAR LOS NOMBRES DE LA NUEVA CONDUCCIóN PARTIDARIA

Una Desunión Cívica Radical

Al cierre de esta edición, una reunión que incluía a Julio Cobos, Ricardo Alfonsín y Gerardo Morales buscaba destrabar la situación. Sólo consensuaron el nombre de Sanz como nuevo jefe partidario; de ahí para abajo, nada.

 Por Sebastian Abrevaya

Al cierre de esta edición, el vicepresidente Julio Cobos, Raúl Baglini y Coti Nosiglia negociaban junto a Gerardo Morales, Ricardo Alfonsín y Angel Rozas la composición del próximo Comité Nacional, que hasta ahora sólo tenía a Ernesto Sanz al tope como figura de consenso. A horas de haber festejado el primer traspié del kirchnerismo en el Congreso Nacional, los radicales se internaron ayer en una durísima pelea por los cargos en la mesa de conducción partidaria. Como ya habían llegado a un acuerdo sobre el nuevo presidente, decidieron trasladar a la vicepresidencia primera la pelea simbólica entre “los que se fueron” y “los que se quedaron” en el partido durante el kirchnerismo. Cobos apoyaba al senador rionegrino Pablo Verani, mientras que el grupo de Morales proponía en ese lugar al chaqueño Rozas. Aunque ése no era el único conflicto, quizá sí era el más importante. Además, había problemas en torno del ascenso del cordobés Mario Negri, resistido por los cobistas, que lo consideran cercano a Elisa Carrió. Y también generaba algunos roces la postulación del porteño Jesús Rodríguez como secretario general.

La tan aclamada unidad partidaria quedó hecha trizas después de más de doce horas de negociaciones en las que los dos sectores no alcanzaron un acuerdo. Hacía dos meses largos que ambos sectores venían manteniendo conversaciones para lograr una lista de unidad respecto de los lugares por debajo de Sanz, quien fue elegido por todos, ya que siempre se mantuvo dentro de la UCR, pero al mismo tiempo, en su condición de mendocino, es un hombre de confianza para Cobos. Las disputas empezaron semanas atrás con las peleas por la conducción del bloque de diputados, que finalmente quedó en manos del cobista Oscar Aguad.

A las 22, después de varios intentos, el sector “orgánico” alcanzó el quórum y dio inicio a la sesión con 46 delegados, en ausencia de los cobistas. Casi un espejo de lo sucedido el jueves en Diputados con la oposición y los kirchneristas. Una vez iniciada la sesión, inmediatamente se llamó a un cuarto intermedio y se envió a una comisión integrada por Morales, Alfonsín y Rozas para negociar con el vicepresidente, Nosiglia, Aguad y Baglini.

“Vamos a llamar a un cuarto intermedio y vamos a ir con Rozas y Alfonsín al despacho de Cobos para pedirles que se integren”, adelantó Morales. En paralelo, el cobismo presentó una carta al presidente del partido –con la firma de 41 delegados, según los cobistas–, alertando sobre ciertas irregularidades en la realización del plenario de delegados. “Pretender habilitar una elección de las autoridades sin la debida participación de todos los delegados constituye no sólo un desatino político, sino que, además, resultaría violatorio de las expresas instrucciones que emanan de nuestra Carta Orgánica partidaria y de recientes pronunciamientos judiciales”, dice la carta.

Eran las 23 y las negociaciones volvían a fojas cero. Con el respaldo de haber alcanzado el quórum, los orgánicos fueron a ver a Cobos para insistir en la vicepresidencia primera para Rozas y que cada uno proponga sus integrantes “sin vetos”. Eso quiere decir que no iban a rechazar que Negri sea parte del Comité. Los quince lugares debían quedar conformados por ocho del sector orgánico y siete del cobismo.

En realidad, el plenario de delegados que iba a elegir la conducción estaba convocado para las 15. Desde el Senado, Cobos siguió todo el día las conversaciones. Recibió a varios de sus dirigentes durante la tarde y con otros habló telefónicamente. En un primer momento, el cobismo realizó una propuesta que parecía servir de solución: la creación de tres vicepresidencias de un mismo nivel, integradas por Rozas, Verani y la delegada por Córdoba, Carla Abugauch. “Eso es un invento, nosotros tenemos el número de delegados”, respondía el orgánico Mario Negri. “Acá pierde el primero al que le revienta la yugular”, graficaba el cobista Horacio “Pechi” Quiroga para dar cuenta de la intransigencia de un lado y otro.

A las 20, el sector orgánico había intentado sin éxito alcanzar el quórum. Necesitaban 43 delegados, la mitad de los 86 habilitados para votar. Los restantes 16 que completan los 102 del plenario pertenecen a provincias intervenidas: Salta, Santiago del Estero y Corrientes.

Las horas dilapidadas de un lado y el otro ya se tornaban incomprensibles aún para aquellos que forman parte de la lógica internista radical. La agrupación de la juventud “La Cantera” ya se había cansado de tocar el bombo y cantar un renovado repertorio para la ocasión: “Escuchenló, escuchenló, escuchenló, la verdadera renovación es La Cantera la puta que lo parió”. Por la tarde, los delegados pasaban de un piso al otro del edificio del Comité Nacional en la calle Alsina. El sector orgánico se reunía en el primer piso, mientras que dos pisos más arriba los cobistas hacían números una y otra vez.

“No pensábamos que esto iba a terminar así”, se sinceraba un cobista, que lamentó que los bloques de diputados y senadores ya hubieran definido sus autoridades. En el Senado, los cobistas aseguran que contaban con la mayoría como para evitar que Morales asumiera en la conducción del bloque. “Teníamos 11 y ellos 6”, repetían. Ya era demasiado tarde para volver todo atrás.

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Gerardo Morales y Ernesto Sanz, ayer, en el Comité Nacional de la UCR.
Imagen: DyN
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