EL PAíS › CARLOS HELLER, VICEPRESIDENTE DE LA COMISION DE FINANZAS

“Hay que modificar la Carta del Central”

 Por Miguel Jorquera

Carlos Heller hizo su debut como diputado y vicepresidente de la Comisión de Finanzas de la Cámara baja en medio de la disputa por la remoción de Martín Redrado del Banco Central y por el uso de reservas para pagar la deuda. El banquero cooperativista que integra el bloque Nuevo Encuentro Popular y Solidario –que nuclea a un sector de centroizquierda cercano al Gobierno– afirma que “el tema de fondo es modificar la Carta Orgánica del Central” para que acompañe, como en Brasil, las políticas económicas del Gobierno. Coincide en que hay que investigar la legitimidad de la deuda contraída por la dictadura militar y los sucesivos gobiernos democráticos, pero que no se puede dejar de hacer frente a las obligaciones.

–¿Redrado se tiene que ir o no?

–Como cuestión de fondo hay que hacer compatibles las decisiones económicas del Gobierno con el Banco Central. El Central tiene que funcionar en concordancia con las políticas que fija el Gobierno y cuando se produce una aceptación de determinadas directivas, el funcionario de menor jerarquía tiene que dejar su lugar.

–¿Está de acuerdo con la postura de judicializar los temas económicos del Gobierno con los que no coincide?

–No. Si de un lado o del otro, cada vez que se tome una medida fundamental o se sancione una ley, los que no están conformes plantean la judicialización o cuestiones de amparo, podemos llegar a tener una trabazón que impida gobernar. La gobernabilidad tiene que ser desarrollada por los poderes políticos, que son el Ejecutivo y el Legislativo. La judicialización es un recurso totalmente extremo.

–¿Cómo se resuelve entonces esta situación?

–Supongamos que no estamos discutiendo las reservas sino una política de crecimiento económico, que requiere la expansión del crédito y una serie de iniciativas para generar empleo. Y que el Banco Central tiene como prioridad su lucha contra la inflación, así que quiere una política de enfriamiento de la economía, de retracción crediticia, de altas tasas de interés para que no haya crecimiento del consumo. También llegamos al mismo conflicto. Entonces lo importante, más que cuestionar que si el presidente del Banco Central debe continuar o no, es discutir esta autonomía del Central.

–¿Considera que habría que modificar la Carta Orgánica del Central?

–Es el tema de fondo. La Carta Orgánica que rigió desde el ’73 al ’93 decía (alcanza una carpeta y lee): “El objeto es regular el crédito y los medios de pago a fin de crear condiciones que permitan mantener un desarrollo ordenado y creciente con sentido social, un alto grado de ocupación y el poder adquisitivo de la moneda”. Y agregaba: “Las actuaciones del Banco Central se ajustarán a las directivas del gobierno nacional, por intermedio del Ministerio de Economía, que dicte en materia económica, monetaria, cambiaria y financiera”. Con la presidencia de (Carlos) Menem y (Domingo) Cavallo en Economía se sancionó la actual Carta Orgánica que consagró esa autonomía, que era uno de los reclamos del Consenso de Washington. Si queremos dejar atrás la etapa neoliberal, tenemos que desarmar también su arquitectura legal.

–Pero la oposición no parece dispuesta a cambiar esa Carta Orgánica.

–La oposición no puede ser vista como un conjunto. Hay sectores como Proyecto Sur, el Partido Socialista o el GEN de Margarita Stolbizer y tantos otros, no quiero ser limitativo, que tuvieron posturas similares y no creo que sean defensores del Consenso de Washington.

–¿Está de acuerdo en usar reservas para pagar deuda pública?

–Estoy de acuerdo en que en esta situación, Argentina –que ha acumulado reservas en un nivel sin precedentes y que sigue teniendo un horizonte de amplio superávit comercial– puede perfectamente usar parte de esas reservas para darle sustentabilidad al pago de las obligaciones que tenemos por delante. Eso tiene otro resultado beneficioso: libera recursos del Presupuesto que pueden ser utilizados para expandir el gasto social y dar satisfacción a quienes dicen que hay que atender la deuda interna y no la externa.

–¿Eso no modificaría todo el Presupuesto?

–Se trataría de un cambio presupuestario importante y entonces, una vez aprobado el uso de las reservas y liberados esos fondos, el Ejecutivo debería enviar al Parlamento una modificación del Presupuesto.

–¿Coincide con el sector de la oposición que pide que se forme una comisión investigadora para analizar la legitimidad de la deuda?

–Apoyamos la conformación de una comisión bicameral que analice la deuda, sus orígenes y sus responsables. Lo cual no debe impedir que la Argentina siga cumpliendo con sus obligaciones, porque lo que vence este año son los Boden 2012 y 2013, muchos de ellos en poder de ahorristas que los recibieron después de la crisis del sistema financiero o jubilados que los recibieron en compensación por juicios contra el Estado. Entonces, salir a decirles que se les van a suspender esos pagos para revisar la legitimidad y el origen, me parece que no sería un camino adecuado. Ahora, establecer sanciones a quienes tienen responsabilidad histórica y que llevaron al país a ese nivel de endeudamiento tendría el mismo valor que tiene el juicio y castigo a los genocidas, para que esas cosas no vuelvan a pasar.

–¿La investigación debería incluir sólo los años de la dictadura o también debe extenderse a los gobiernos democráticos?

–A todos: cómo se endeudó, cómo se manejó, quiénes se beneficiaron, si se pagaron comisiones excesivas. Hay muchísimas cosas en el camino que deberían ser investigadas, pero que no tendrían que ser un castigo para los tenedores de buena fe de un bono de deuda argentina.

–¿Se podría recuperar parte del dinero?

–No lo sé, en todo caso sería el resultado de la investigación. Esto ha sido un reclamo permanente y una asignatura pendiente. Todo el mundo habla del fallo del juez (Jorge) Ballestero y la denuncia de (Ricardo) Olmos, pero está referido a una porción de la deuda contraída por la dictadura, unos doce mil millones de dólares más otros ocho mil que Cavallo convirtió en deuda pública y que eran deudas de empresas privadas. Sería interesente que se volviera a publicar la lista de empresas beneficiadas.

–¿Recuerda alguna?

–No, pero por ahí tengo la lista. Hay muchas que siguen actuando y con los mismos personajes al frente.

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