EL PAíS › ACTOS DEL COMITE NO A LA GUERRA, POR LA PAZ, EN LA CIUDAD

Un ruidazo en vez de un bombazo

En varias esquinas de Buenos Aires se efectuaron actos contra la guerra en Irak, al son de redoblantes, cacerolas, silbatos, gritos y aplausos. Al mismo tiempo, Adolfo Pérez Esquivel advirtió sobre la proliferación de bases norteamericanas en América latina.

 Por Victoria Ginzberg

Las diez personas acostadas en la intersección de Santa Fe y Pueyrredón simulaban ser víctimas de las bombas que todos los días caen sobre Irak. A su alrededor se escuchaban redoblantes, cacerolas, silbatos, llaves y aplausos. Eran los manifestantes del “ruidazo” que organizó el Comité No a la Guerra, por la Paz. La protesta se repetirá todos los viernes a las siete de la tarde hasta que se termine la guerra.
“Queremos mostrar los efectos catastróficos, de muerte, de la guerra. Queremos dejar testimonio claro en las calles de los efectos de la guerra y sumar vecinos. El 90 por ciento de la gente repudia la guerra pero muchas personas no van a las manifestaciones, por eso buscamos descentralizar las protestas”, explicó a Página/12 Jorge Makarz, de la Democracia Avanzada en el ARI y coordinador del comité.
Mientras Makarz informaba a los medios sobre la propuesta del ruidazo, uno de sus compañeros dibujaba con pintura amarilla la silueta de quienes estaban acostados sobre la calle. Por los parlantes ubicados en una de las esquinas se escuchaba: “No más matanzas de civiles. No más muertes en mercados. No a la política estadounidense de George W. Bush de sojuzgar a los pueblos a sangre y fuego”.
El ruidazo se repitió en varios puntos de la ciudad. Rivadavia y Castro Barros, el hotel Bauen –ocupado por los trabajadores–, Cabildo y Federico Lacroze y Marcelo T. de Alvear y Uriburu –frente a la Facultad de Ciencias Sociales– fueron algunos de los sitios donde al habitual sonido de los autos y colectivos se agregó, durante quince minutos, un “ruidazo” contra la invasión a Irak. En la puerta de la sede de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) se escucharon los bombos y se cortó la avenida Belgrano; en la calle Ramos Mejía, los estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales salieron de sus cursos e hicieron sonar redoblantes y cornetas. Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora e integrante del Comité No a la Guerra, por la Paz, propuso que las iglesias se sumen a la protesta haciendo sonar las campanas en toda la ciudad. “A ver si le damos una idea a los curas”, afirmó.
En Santa Fe y Pueyrredón, estuvieron presentes la Juventud Argentina Arabe, la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), el ARI y la Asamblea de Córdoba y Anchorena. También había representantes de Mujeres de Negro, una agrupación que nació en Oriente Medio y milita por la paz en todo el mundo. “Haga sonar la bocina, haga sonar la cacerola”, se invitaba desde los parlantes.
Algunos fueron preparados. Un morocho alto de barba se sumó a la manifestación con un silbato, una mujer de negro llevó una campana y algunas asambleístas revivieron cercanos viejos tiempos con dos tapas de cacerolas. Otras personas se incorporaron espontáneamente; para hacer su aporte se sacaron las llaves del bolsillo o simplemente aplaudieron al ritmo de “Bush fascista, vos sos el terrorista”. Los organizadores anunciaron que el ruidazo se repetirá el próximo viernes a las 19, cuando además de bochinche habrá otras performances y distintos oradores que se pronunciarán contra el ataque a Irak.

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Los manifestantes tirados en la calle simularon ser víctimas de los bombardeos.
“El 90 por ciento de la gente repudia la guerra, pero muchas personas no van a las manifestaciones.”
 
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