EL PAíS › ALFONSO SEVERO HABLO SOBRE SU PADRE ANTES DE QUE APARECIERA

“Nunca tuvo miedo”

Alfonso Severo trabajó 30 años en los ferrocarriles, donde llegó a ser gerente del área de contingencia de Ferrobaires. Lo despidieron en agosto de 2009, según él mismo denunció, “echado a los tiros” por una patota. “Nos pegaron, nos rompieron los autos, fuimos a parar a terapia intensiva yo y mi hijo”, relató a finales del 2010, cuando el asesinato de Mariano Ferreyra puso en primer plano los negocios sucios que se habían instalado en el ferrocarril y la violencia empleada en sostenerlos. Su hijo Gastón fue el que ayer salió a hablar con los medios para denunciar su desaparición.

El hijo habló de las amenazas que Severo venía recibiendo, contó, en los últimos tres días, a medida que se acercaba la fecha de la audiencia. “A la tarde lo habían llamado al celular y al de su mujer y se escuchaba el sonido de la tele y de una radio, según me contó. ‘¿Qué se piensan, que me van a intimidar?’, me preguntó.” Aseguró que, por el contrario, su padre “estaba súper entusiasmado con ir a declarar” y que “en ningún momento se hubiera borrado”.

“El nunca tuvo miedo de nada y estaba súper entusiasmado porque su vida es el ferrocarril hasta que empezó a pasar todo esto.”

Severo, de 50 años, es dueño de una remisería en Avellaneda, un negocio al que se dedicó después del despido. Aún así siguió ligado al submundo de Constitución, sobre todo a través de las denuncias que hizo luego del asesinato de Ferreyra. Como había conocido el funcionamiento de esas oficinas desde adentro, podía contar con detalles quién era quién, aunque vale aclarar que en los días que siguieron a la muerte de Ferreyra, Severo vinculó este hecho con una mafia del duhaldismo manejada por Alberto Trezza, en una hipótesis que la Justicia investigó y descartó, al comprobarse que la patota que mató a Mariano Ferreyra había sido reclutada por la gente de José Pedraza. De todos modos, Severo también declaró que la Unión Ferroviaria guardaba armas en su oficina de Plaza Constitución y que a él lo habían convocado para sumarse a la patota que actuó en el asesinato de Ferreyra, a lo que él se había negado.

Ayer, consultado sobre qué iba a decir su padre en la audiencia, Gastón sostuvo que “él conoce desde el primero al último (de los ferroviarios) que aparecen en los videos en la estación Avellaneda cuando fue el crimen de Mariano Ferreyra. Sabe qué clase de personas son”.

En ese sentido, recordó que “cuando fue el crimen, él salió a hablar, dio notas a los medios, colaboró para hacer un libro y a nosotros nos tirotearon la casa, tuvimos amenazas y durante seis meses un móvil en la puerta de mi casa. Es decir que por ayudar termina siendo dañado uno mismo”.

La citación judicial para declarar en el Tribunal Oral Criminal Nº 21 le había llegado el jueves. A partir de entonces, contó el hijo, comenzaron los llamados. “Veníamos con tres días de llamadas telefónicas con amenazas.”

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Gastón Severo, hijo de Alfonso Severo.
Imagen: Télam
 
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