EL PAíS › REPORTAJE A LA PROCURADORA GILS CARBO ANTE LAS PRESIONES DEL MACRISMO

“No voy a dar ningún paso al costado”

Insiste en que la votó el 90 por ciento de los senadores y que su remoción sólo puede hacerse con los procedimientos y los números que marca la Constitución. “No renunciar no es sólo mi derecho, sino mi deber”, dice la jefa de los fiscales.

 Por Martín Granovsky

No se mete en pronósticos electorales, pero contesta “no” ante la pregunta de si renunciará por eventuales pedidos de Macri, de Scioli y de la propia Cristina Fernández de Kirchner. En una entrevista con Página/12 la procuradora ante la Corte Suprema reivindicó el desarrollo institucional de la Procuración y su articulación en cuestiones como el combate a las cabezas del narcotráfico y explicó por qué no se irá.

–Dirigentes y candidatos de Cambiemos piden que, si Macri gana las elecciones el 22, usted dé un paso al costado.

–Quieren que renuncie.

–Sí.

–No voy a dar ningún paso al costado.

–¿No correspondería políticamente una renuncia como procuradora?

–No, y por distintos motivos que son institucionales y constitucionales.

–¿Cuáles son los institucionales?

–Hay un proceso en marcha dentro del Ministerio Público Fiscal que sin duda no concierne solo a mí sino a centenares de personas. Todas ellas están comprometidas en la construcción del MPF diferente. Es gente que trabaja mucho y arriesga su vida con temas de criminalidad organizada e incluso pone en riesgo la seguridad de su familia. Yo encabezo el proyecto de transformación y de construcción de una mejor herramienta, pero por supuesto que no es un proyecto personal. Y ahí voy al segundo tema: las funciones del MPF están marcadas por la Constitución.

–Llegamos a las razones constitucionales para no dar un eventual paso al costado.

–Es que si lo hiciera estaría perjudicando a una institución y desandando el camino de la reforma constitucional de 1994. La nueva Constitución estableció que el Ministerio Público Fiscal tendría autonomía. Que sería engranaje del sistema republicano. Es simple: se trata de diseñar y cumplir los frenos y contrapesos entre los poderes. La Constitución es clara al respecto. Por eso no puede provocar mi renuncia.

–¿Por qué no?

–Porque la renuncia de quien encabeza la Procuración no es un acto que figura entre los actos de quienes se ponen a disposición del Poder Ejecutivo.

–Usted no es una ministra a tiro de decreto.

–Según la Constitución el Poder Ejecutivo es unipersonal y quien lo ejerce designa sus colaboradores. No es mi caso porque el Ministerio Público Fiscal no integra el Poder Ejecutivo, y tampoco el Legislativo y el Judicial. La Constitución es fruto de un proceso histórico, de conquistas sociales. ¿Quieren que borremos las conquistas de toda la sociedad con el codo? Sería sorprendente que quienes vienen haciendo una bandera de la institucionalidad y la independencia de la administración de Justicia digan ahora que tengo que entregar el cargo porque cambia el gobierno. Me recuerda a otras épocas, cuando quienes esgrimían el discurso de la protección de la Constitución terminaron arrasando con la Constitución y los derechos humanos. ¿Quiere decir que quienes hablan de institucionalidad no creen en ella? Yo no voy a renunciar porque quiero seguir construyendo un Ministerio Público Fiscal cada vez más sólido. Si hay gente que imagina otra salida puede prestarle atención a la Constitución y verá que el procedimiento de remoción de la procuradora es el mismo que para cualquier ministro de la Corte Suprema. Hacen falta los dos tercios del Senado. Por eso no renunciar es más que mi derecho: es mi deber. De otra manera estaríamos retrocediendo en logros constitucionales alcanzados en beneficio del Estado de derecho.

–¿El criterio de no renunciar se mantiene si el ganador de la primera vuelta, Daniel Scioli, revalida sus títulos en el ballottage?

–Por supuesto que mantengo el criterio. Lo repito: no voy a dar un paso al costado.

–¿Y si el pedido de renuncia llegara de Cristina Fernández de Kirchner? Podría hacerlo como ex presidenta y líder política o de la oposición o como jefa de un sector diferente al que gobierna en la Casa Rosada.

–De nuevo: no voy a dar un paso al costado. Sólo voy a retirarme cuando considere que cumplí un ciclo y que puede haber un recambio beneficioso. Vine a transformar las estructuras del Ministerio Público Fiscal, que trabajaba como un simple espejo del Poder Judicial. No impulsaba investigaciones, no tenía los planes de perfeccionamiento y articulación nacional y provincial como ya logramos... Nada de eso. Tampoco antes existían los Atajo, los programas especiales que permiten el acceso a la Justicia en villas de Buenos Aires, en Mendoza, en Mar del Plata, en Rosario. Todo este esquema de articulación le permitió al MPF trabajar de manera eficaz en grandes causas de narcotráfico, por ejemplo. Obtuvimos condenas en la operación Carbón Blanco. La Procuración sobre Narcocriminalidad pudo realizar la denuncia contra el juez Raúl Reynoso en Orán. Antes no había una estructura diseñada para cruzar información. Y cruzar información es esencial para enfrentar el crimen organizado y para escalar en la cadena de responsabilidades. Lo habitual en Orán es que fueran presos los camioneros o las mal llamadas mulas. Pero nadie investigaba al dueño de los camiones. Eso cambió. Ahora buscamos también a los dueños, y de allí hacia arriba a quien corresponda.

–La cuestión del narcotráfico quedó con un perfil muy alto en la campaña electoral, aunque no necesariamente se discutió el combate a los grandes narcos. Más bien no. ¿Cuál es la evaluación de la Procunar y de la Procuración en general?

–Que sí se está avanzando. Aquí en la Procuración cuando asumió no había ni siquiera una unidad especializada en narcotráfico. La Procunar trabajó con fiscales que apuntaron a las cabezas, en ese caso de las policías. Las provincias articularon. Tenemos unidades de información conjunta en Salta, en Mar del Plata, en Rosario a través de una cuerdo con el gobernador Antonio Bonfatti... Hay cabecillas detenidos. Esta es la manera de trabajar. Con un frente común del Estado nacional, provincial y municipal en el marco de las investigaciones. Por supuesto que nada de esto funciona de manera completa sin políticas públicas y sin acceso a la salud y a la Justicia. Por eso instalamos los Atajo en tantos barrios. Para que sea el Estado el que le da la protección a gente que antes no encontraba un canal denunciar la violencia policial o la violencia de género. Gente que quedaba condenada por su falta de medios, económicos o culturales. Esto es construcción institucional. A veces me parece que no estuviéramos acostumbrados a las instituciones, pero se trata de reivindicar el autocontrol en su sentido republicano. Si cada presidente va a poner a alguien de su confianza con independencia de los tiempos, ¿cuál es el respeto por las instituciones? A mí me votó el 90 por ciento de los legisladores presentes. Supongo que en mí votaron una trayectoria de 20 años en el Ministerio Público Fiscal.

–Una acusación contra usted dice que supuestamente profesa un oficialismo extremo.

–Puedo compartir algunas políticas públicas pero nunca tuve una filiación partidaria.

–Otra acusación es que se trataría de contar en el futuro con una fuerza propia del kirchnerismo para causas que tengan que ver con hechos de corrupción de funcionarios del gobierno actual.

–Los diarios informan sobre la actividad de fiscales requiriendo actuaciones por denuncias de corrupción con plena autonomía y libertad. Antes que presionados se los ve actuando con plena independencia de criterio, como actuó el fiscal Alberto Nisman, lamentablemente fallecido. O como lo muestran el procesamiento de Amado Boudou o las investigaciones sobre el general César Milani. ¿Y las inspecciones a las cárceles? Este es un proyecto institucional serio.

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Imagen: Bernardino Avila
 
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