EL PAíS › TRAS 12 AÑOS DE GOBIERNO KIRCHNERISTA, MAURICIO MACRI ASUMIO COMO PRESIDENTE ANTE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA

Una jura con melodía de campaña electoral

El líder del PRO juró en el Congreso. Dio un discurso corto y sin definiciones concretas. Hizo un llamado a la unidad y envió guiños a la Justicia. La mayoría del FpV estuvo ausente, en solidaridad con Cristina Fernández.

 Por Sebastian Abrevaya

El presidente Mauricio Macri junto a la vicepresidenta Gabriela Michetti y el nuevo presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó.
Imagen: Joaquín Salguero.

“¡Sí, se puede! ¡Sí, se puede!”, gritaron en una suerte de rezo laico los diputados, senadores y algunos de los invitados macristas. Fue el cierre que encontraron para la asunción del flamante presidente de la Nación, Mauricio Macri, quien brindó un discurso mucho más protocolar que emotivo. En una línea de continuidad con su campaña electoral, el jefe de la alianza Cambiemos juró finalmente ayer ante la Asamblea Legislativa, donde buscó diferenciarse, tanto en las formas como en el contenido, de su antecesora Cristina Fernández de Kirchner. Durante menos de 30 minutos, Macri repitió los puntos centrales del relato del nuevo oficialismo: “Pobreza cero”, lucha contra el narcotráfico, “revolución educativa”, justicia independiente y combate a la corrupción. No hubo alusiones a la situación económica, el dolar o la inflación. Tampoco menciones dirigidas a los trabajadores o los sectores productivos. El líder del PRO ratificó, en cambio, que sostendrá la ayuda social “especialmente para los que menos tienen”. Sin definiciones concretas ni anuncios parlamentarios, Macri leyó partes de su discurso, agradeció la presencia de sus adversarios en las presidenciales –estaban allí Daniel Scioli, Sergio Massa, Margarita Stolbizer y Adolfo Rodríguez Saá– y evitó cualquier referencia directa a la ex mandataria, quien no estuvo en la ceremonia y con quien mantuvo un fuerte conflicto por el traspaso del mando. “Veo al país como un gran equipo conformado por millones de seres esperanzados”, afirmó el Presidente, que ensayó un llamado a la “unidad” y a “superar el tiempo de la confrontación”.

A las 11.15 en punto, el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, ingresó al hemiciclo de la Cámara de Diputados, dio por inaugurada la Asamblea Legislativa. Ya había sonado el himno nacional cuando un grupo de tres diputados y tres senadores conformaron las comisiones de interior y exterior, como ocurre en cada visita de un Presidente al plenario de las cámaras legislativas. Macri, acompañado por su mujer, Juliana Awada, su hija Antonia y por la vicepresidenta, Gabriela Michetti, saludó a los legisladores de las comisiones, se tomó un segundo para observar la réplica de la Constitución Nacional, firmó el libro de honor y esperó que llegara el turno de su ingreso.

Por el fallo de la jueza María Romilda Servini de Cubría, Pinedo había quedado a cargo de la Presidencia de la Nación desde las 0 horas de ayer hasta el momento de la jura. Servini resolvió a favor del planteo de Macri, que tras diferencias con Cristina Fernández sobre el lugar de la entrega de la banda y el bastón presidencial, pidió que el mandato de su antecesora concluyera a la medianoche del miércoles. Así, fue Pinedo quien condujo la ceremonia en el Congreso y tomó juramento a Michetti. La senadora, pese a que no había podido renunciar formalmente a su banca en la Cámara alta, juró ayer “por dios y la Patria” y “sobre los santos evangelios” ejercer la vicepresidencia de la Nación. Una vez en el cargo, Michetti le tomó juramento a Macri: “Yo, Mauricio Macri, juro por dios nuestro señor y estos santos evangelios, desempeñar con lealtad y honestidad el cargo de Presidente de la Nación argentina y observar y hacer observar con fidelidad la Constitución de la Nación argentina. Si yo no lo hiciere, que Dios y la Patria me lo demanden”, formuló. Tras los aplausos de rigor, acomodó delante suyo unos pocos papeles y comenzó un discurso llano, sencillo y sin grandes consignas: “La política no es tampoco el escenario en que algunos líderes mienten para engañar a la gente y al mundo con datos falsos”, dijo y despertó uno de los primeros aplausos. El líder del PRO machacó con la idea del trabajo en equipo, el diálogo y el consenso. Con el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, sentado a unos pocos metros, Macri envió un claro guiño a “la justicia independiente”. “En estos años fue un baluarte de la democracia e impidió que el país cayera en un autoritarismo irreversible”, dijo y agregó: “En nuestro gobierno no habrá jueces macristas. No existe justicia ni democracia sin justicia independiente, pero hay que acompañar a la justicia en un proceso en el que se limpie de vicios políticos. No puede haber jueces militantes de ningún partido”. Por último, consideró que “no serán bienvenidos” aquellos jueces o fiscales que pretendan “pasar a ser instrumentos” del nuevo gobierno.

En línea con lo dicho en campaña, prometió ser “implacable” con la corrupción y generar “políticas de gobierno abierto”. “Esconder y mentir sobre nuestra realidad es una práctica que nos ha hecho mucho, mucho daño”, reforzó en alusión tácita al Indec. Además, adelantó que planean “urbanizar las villas”, “universalizar la protección social” y “trabajar para que todos puedan tener un techo con agua corriente y cloacas”. “Quiero darles una vez más la confirmación de que vamos a cuidar a todos. El Estado va a estar donde sea necesario para cada argentino, en especial para los que menos tienen”, sostuvo, tratando de despejar temores en los sectores más vulnerables.

El Presidente sobrevoló rápidamente la política internacional. Lo escuchaban Michelle Bachelet de Chile, Tabaré Vázquez de Uruguay, Evo Morales de Bolivia, Rafael Correa de Ecuador y Juan Manuel Santos de Colombia, entre otros. “Tenemos una visión nueva de la política. Somos hijos de este tiempo y tratamos de comprenderlo sin prejuicios ni rencores. Creemos en la unidad y la cooperación de América Latina y el mundo”, dijo sin dejar de aclarar que argentina sostendrá de todas maneras sus reclamos soberanos.

Consciente de que para sostener la gobernabilidad necesitará el aporte, especialmente en el Congreso, de otras fuerzas políticas, Macri buscó un puente con sus competidores del 25 de octubre: “Estamos unidos por la vocación democrática y por el sueño de ver una Argentina desarrollada. Sé que estamos más juntos que distantes”, dijo. También saludó “a cada gobernador e intendente electos”. “Cuentan conmigo y sé que cuento con ustedes”, completó.

Buena parte de las bancas ayer estaban vacías por la ausencia anunciada del bloque de diputados del FpV y la libertad de acción con que contaban los senadores. Hubo, de todas maneras, algunas presencias importantes, que significaron un mensaje político hacia el interior del peronismo. Fue el caso de algunos senadores como Omar Perotti, de Santa Fe; Dalmacio Mera, de Catamarca; Carlos “Camau” Espínola, de Corrientes; María Laura Leguizamón, de Buenos Aires; José Alperovich, de Tucumán y Rodolfo Urtubey, primo del gobernador y representante de Salta. Lo más llamativo fue la presencia de algunos diputados, dado que en conferencia de prensa habían anunciado la decisión de todo el bloque que conduce Héctor Recalde. También hubo una importante concurrencia de dirigentes peronistas, empezando por Scioli y los gobernadores Juan Manzur, Lucía Corpacci, Sergio Casas, Roxana Bertone, Carlos Verna, Gildo Insfrán, entre otros. Dieron el presente otros mandatarios como el radical Gerardo Morales y el socialista Miguel Lifschitz. En parte como reacción al fallo de Servini de Cubría, más de 100 legisladores del FpV se ausentaron ayer y algo más de 15 asistieron a la jura.

Del lado de Cambiemos estaba toda la bancada radical, incluido Ernesto Sanz, Mario Negri, Julio Cobos, Ricardo Alfonsín, Angel Rozas, entre otros. También asistió Elisa Carrió y sus tres compañeros de bloque. El PRO, con su nuevo jefe de bancada, Nicolás Massot, fue el primero en asomarse por las bancas, aún cuando faltaba casi una hora para el inicio de la jura. El nuevo presidente de la cámara, Emilio Monzó, estaba desde temprano con los detalles de la organización.

La composición de los invitados fue también un elemento diferenciador de asambleas anteriores. No pudo verse en los palcos ni a las Madres ni a las Abuelas de Plaza de Mayo, ni a ningún otro organismo de derechos humanos. Tampoco había agrupaciones de militantes o movimiento sociales, con sus respectivas banderas y cantitos. Los artistas, habituales hasta ahora en las visitas de CFK al Congreso, tampoco estuvieron. Hubo una reducida representación sindical, fundamentalmente de la CGT que comanda Hugo Moyano. Además del camionero, se vio al judicial Julio Piumato, al de los peones rurales, Gerónimo “Momo” Venegas y al de dragado y balizamiento, Juan Carlos Schmidt. El titular de la Comisión Episcopal, José María Arancedo, ocupó la segunda fila del palco donde se sentó el presidente de la UCR, José Corral. Maximiliano Ferraro y Marina Zuvic, de la Coalición Cívica, también tuvieron su lugar entre los invitados.

Al terminar la ceremonia, los invitados recorrían las escaleras rumbo a la salida. No se escuchaban cantitos como el ya clásico “vengo bancando este proyecto...”, de La Cámpora. Tampoco los invitados de Cambiemos ensayaron canciones o consignas propias. Mauricio Macri ya era Presidente.

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